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Esther López murió por el pinchazo, pero no se quiere ni puede reconocer

Redacción




Luis Bru

El titular es significativo del clima kafkiano y esperpéntico en que se ha sumido al pueblo de Traspinedo con tantas ideas y venidas y tanta explicación fallida que no va a ninguna parte. «Traspinedo clama por una explicación sobre la muerte de Esther López». El alcalde reconoce el «sentimiento de impotencia» de los vecinos y su «incredulidad» ante la tesis del atropello que baraja la Guardia Civil.

Esther López, según la autopsia, murió por un shock hipovolémico, es decir, una hemorragia interna, sobre todo en la zona del tórax y del abdomen. Cuadra con muerte por el pinchazo. La única explicación lógica es la que ha dado a Rambla Libre la Catedrática María José Martínez Albarracín:

«Si no hay signos de violencia en el cadáver de la infortunada joven, pudo ser perfectamente una consecuencia adversa de la vacunación covid. ¿esta chica estaba vacunada? Es algo que no ha trascendido pero que, de ahora en adelante y debido a las “repentinitis” y otras complicaciones previsibles, es necesario saber. Ya es bien conocido el hecho de que las vacunas covid y especialmente las génicas vectorizadas como la de AstraZeneca  y Janssen, producen trombosis con trombocitopenia, lo que ocasiona, especialmente en grandes troncos venosos coágulos de tamaño impresionante. Dichos coágulos consumen gran cantidad de plaquetas y factores de la coagulación y, como consecuencia, se pueden provocar hemorragias masivas. Estas hemorragias se han visto principalmente en dos zonas anatómicas:

«El seno cavernoso cerebral, que es una dilatación venosa que se encuentra situada lateralmente con respecto a la silla turca y el hueso temporal del cráneo, que contiene en su interior a la arteria carótida interna y al sexto par motor ocular, estando situados por fuera del mismo, el tercero y cuarto pares craneales (también nervios motores oculares, lo que explica algunos de los frecuentes trastornos de los ojos que producen estas inoculaciones) y la primera rama del quinto par o rama oftálmica del nervio trigémino.

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«El territorio de la vena esplénica, procedente del bazo y que drena sangre en la vena porta: un gran tronco venoso que se dirige hacia el hígado y que está formado por la confluencia de la vena esplénica y las venas mesentéricas que recogen la sangre del intestino. El término “hemorragia interna” suele referirse a una hemorragia visceral, frecuentemente de estos territorios vasculares y, sabemos que las inoculaciones covid, activan el sistema linfático y las células linfoides activadas se concentran precisamente en el bazo. La hemorragia digestiva o “hemorragia interna” es pues una complicación relativamente frecuente de estas mal llamadas vacunas».

Claro, que después de todo lo declarado y las soberanas meteduras de pata, parece lógico que se maree la perdiz y se digan frases hechas, como la delegada del Gobierno en Castilla y León que no tiene ni idea pero ha mostrado su «absoluta confianza» en las actuaciones que lleva a cabo la Guardia Civil y su «certeza absoluta» de la buena labor de los investigadores y de que «pronto estos hechos van a ser esclarecidos». Ha reconocido que, aunque la Guardia Civil trabaja en el caso «con la máxima celeridad y la máxima prioridad», se trata de un «proceso complejo».

Bueno, la Guardia Civil ni tan siquiera encontró el cadáver, tirado, boca abajo, en una cuneta, tan es así que hubo que inventarse la especulación de que alguien, el presunto no se sabe el qué, fue y dejó allí el cadáver, para que por fin lo encontrará un senderista, cuando estuvo allí todo el tiempo, y murió hacia el mismo día tras poner un wahsapp a su madre. Luego la Guardia Civil se inventó la especulación del accidente de tráfico, todo con tal de no ver lo que hay delante de sus narices: murió por efecto del pinchazo. Porque eso no está el protocolo, y no es posible, y no te ascienden por ello.

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Pero el mayor ridículo hasta ahora lo tiene La Sexta con sus hipótesis: «La primera hipótesis es que fue atropellada. El lugar donde apareció su cuerpo se encuentra en el camino de vuelta a su casa y en una zona peligrosa. Quizá regresaba andando y sufrió un atropello fortuito. El cadáver llevaba el abrigo y contaba con todas sus pertenencias, algo que reforzaría esta tesis. La Guardia Civil valora esta posibilidad, de hecho, un equipo experto en reconstruir accidentes de tráfico analizó la zona». Pero, querido Watson, en ese supuesto tendría magulladuras por todo el cuerpo, y sobre todo, en las piernas. Y un frenazo del coche. Y no hay nada. Así que descartada de una vez por todas.

«La segunda hipótesis es la de muerte natural. Se contempla que Esther pudiera haber sufrido algún problema de salud mientras regresaba a su casa. Cabe destacar que su cuerpo no presenta traumatismos externos y que, por ahora, no hay detenidos al no existir pruebas contra nadie». Bingo, pero qué «problema de salud» a no ser la maldita timo vacuna.

«El tercer planteamiento es el de una muerte violenta. Esta posibilidad podría contemplar un traslado del cadáver, ya que el cuerpo no estaba en el arcén, sino en la cuneta». Delirante. Ni hay signos de violencia, ni el cadáver se movió de donde estaba.

El caso Esther López interpela a todo el sistema. Los vecinos de Traspinedo se volverán locos, al «Manitas» nadie le pedirá perdón por tenerlo detenido 72 horas, el máximo, por registrar su casa, todo antes que reconocer que el pinchazo mata: mató a Esther López. Un cadáver que merece Justicia y hace muchas preguntas.

El caso Esther López: Murió por “hemorragia interna” a causa de un trombo, por el pinchazo

El caso de Esther López: La hipótesis de la repentinitis