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La conjura de los necios en Es.Radio contra César Vidal

Redacción




Reproducimos a continuación un capítulo del exitoso libro «La gran traición», del que es autor Enrique de Diego, a la venta en Amazon, en el que se describen las mezquindades de Losantos contra César Vidal, que motivaron la salida de éste de Es Radio y Libertad Digital:

Vamos a entrar en honduras. Asistiremos a la degeneración de una redacción en la mediocridad y la adulación. Es preciso desentrañar el episodio más oscuro y menos explicado de la historia de Es.Radio: la salida de César Vidal que pone fin de manera esencial al proyecto mediático y empresarial. ¿Cuáles fueron los auténticos motivos que llevaron a César Vidal a abandonar Es.Radio? ¿Fue una mera confrontación con Javier Somalo, director general de Libertad Digital SA, y Dieter Brandau o el jefe de la conjura fue Losantos, sumando una traición más a su historial? ¿Pretendía Dieter Brandau, un don nadie, hacer la vida imposible a César Vidal para hacerse con su programa, con su banda horaria? Son interrogantes que vamos a despejar.

Federico Jiménez Losantos con César Vidal.

César Vidal rechazó la oferta de renovar por 2 años en la COPE, al tiempo que los obispos señalaban a Federico Jiménez Losantos la puerta de salida. El pasado no se cambia, pero es sencillo responder a la pregunta de qué hubiera hecho Losantos si le hubieran ofrecido renovar 2 años –a un millón de euros por año, que es lo que cobraba- mientras despedían a César Vidal. ¡Hubiera firmado con los ojos cerrados, dando saltos de alegría y descorchando botellas de champán! ¡Su pequeño cuerpo agitado por las sacudidas del complejo jupiterino de omnipotencia 2 años más! No hubiera dudado un segundo en dejar a César Vidal en la estacada. Y esa certeza implica el corolario de que Losantos nunca fue amigo de César Vidal, porque nunca ha sido amigo de nadie, nunca ha sido leal a nadie salvo que mediara su propio interés en términos crematísticos y mucho más siendo fondos públicos.

Porque a medida que abandonamos la solana para entrar en el crepúsculo de Losantos resulta tremenda la cantidad de personas de enormes virtudes e intelectos cultivados que se han autoengañado creyéndose amigos de Losantos para darse de bruces ante la realidad de que nunca lo fueron, que sólo fue apariencia y utilización.

Bertolt Brecht dejó establecido en su testamento que, una vez muerto, para mayor seguridad, se le traspasara el corazón con un estilete. Para muchos fue la primera evidencia de que Brecht tenía corazón. Losantos tampoco lo tiene. Las personas así suelen terminar atrapadas en la soledad estéril de su propio personaje.

Javier Somalo. /Foto: gorkazlimela.com.

César Vidal salvó a Libertad Digital SA, la de los tejemanejes contables y las ampliaciones de capital para conseguir liquidez, del cierre negociando la venta de las 5 licencias de TDT graciosamente dadas por Esperanza Aguirre Gil de Biedma y de las Mercedes. Lo hizo de manera altruista, sin cobrar comisión alguna, como hubiera sido lógico y justo. Sin embargo, a pesar de esos méritos, más allá del deber, de su evidente prestigio, de sus Doctorados en Derecho e Historia, de sus estudios de filosofía y teología, en la Logos University de Jackonsville, de ser el historiador de referencia en España, de sus novelas y ensayos, de hablar ocho idiomas y traducir del latín, el ruso y el hebrero, dos nulidades de redacción, Javier Somalo, técnico de sonido, y Dieter Brandau, un don nadie ambicioso, le hicieron la vida imposible desde el primer momento. Al tiempo, adulaban de manera lacaya y rastrera, hasta la hilaridad, a Federico Jiménez Losantos. Todos los santos días están como un clavo a la puerta del estudio, a las 12 en punto, para alabar sin medida al turolense, hasta tal punto que por las redacciones de Es.Diario y Libertad Digital se les conoce como “el duo de la pelota de las 12”.

Dieter Brandau. /Foto: youtube.com.

¿Y Federico no se da cuenta? Losantos se complace en la adulación, la necesita. De manera patente, es un maricomplejines. Lo es mucho más puesto que ha sido despedido del paraíso, al que desea volver con todas sus fuerzas. ¡Demencial y artera actitud en un “empresario” que pide a sus seguidores que inviertan su dinero en una empresa en la que él no cree! Losantos se siente vejado, linchado, no es capaz de percibir la oportunidad que le ofrece el destino de ganar su independencia. En esa confusión de espíritu en el que está sumido precisa más a Ayanta, que la acompaña en todas sus salidas fuera de Madrid, y se alimenta de la adulación, y el “duo de la pelota de las 12” se la ofrece, sin rubor, en sobredosis.

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En las redacciones hace tiempo que se dejó de buscar noticias, de realizar entrevistas o hacer reportajes. Todo esto cuenta en contra. Hubo un tiempo en que se hacía una distinción sencilla entre periodistas de calle y de mesa. Desde hace tiempo, desde que el periodismo murió, empachado de licencias administrativas, publicidad institucional y sumisión al poder político, en ese ambiente enrarecido de militancia al partido de referencia, ha surgido un nuevo biotipo de periodista, el de despacho, que no hace lo que se conoce como trabajar sino que consume sus horas febrilmente en conspirar, en adular al jefe y en usar por la espalda la navaja cabritera de la insidia y la calumnia.

No es el caso, pero entre ellas, escalan más rápido, las de virtud más frágil, las que se abren de piernas y las que andan arrodilladas por debajo de las mesas. No he conocido ningún caso de acoso, pero sí muchos de promiscuidad en el ascensor –alguno literalmente: hubo una tertuliana abogada que le hizo una felación a un periodista bizarro en la trastienda de la católica Intereconomía- provocando desastres inenarrables. En suma, que en las redacciones no se trabaja y los que tienen la osadía de hacer tal cosa no medran.

Dieter Brandau, apodado Madelman, y Javier Somalo, Papichulo, son dos periodistas modernos, de despacho, donde se reúnen para conspirar en medio de la nube espesa de su compulsivo tabaquismo, saltándose a la torera, porque ellos lo valen, las normas legales. Su objetivo es monopolizar a Federico. Saben que de ahí devendrán sus ascensos y su bonanza. Y César Vidal les sobra. Está demasiado cerca del jefe, es demasiado influyente. Dieter Brandau quiere tener programa propio, sustituir a César.

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Las estrategias de acoso son las propias de dos mediocres. Brandau, puntualidad germánica a las 12 para adular al necesitado Losantos, se ha convertido en la mano derecha de éste. Ha ejercido de killer. Cuando hubo que despedir personal, Federico encargó a Dieter, como señor de la vida y de la muerte, decidir quién se quedaba sin trabajo y quién se salvaba. Eso no da la autorictas ni el prestigio de la profesionalidad, pero sí el poder del terror y eso genera síndromes de Estocolmo. Libertad Digital SA ha devenido en un lugar sórdido. Así, quien hace el resumen diario de prensa es una chica de Brandau y jamás cita los artículos de César Vidal. ¡Es silenciado en su propia casa y contra los intereses objetivos de la empresa! Alguna cita que se produjo fue aprovechando que la chica estaba de baja.

También hay que mendigar las referencias a los libros que publicaba César Vidal, siempre en los primeros puestos de las listas de más vendidos. Y eso a pesar que su programa era el segundo más importante –en algunos aspectos, el primero, como veremos- y de que formaba parte del Consejo de Administración.

Pero César Vidal, que sí cree en el proyecto, que está implicado en la empresa, está cada vez más preocupado por la mala gestión que percibe y de la que es responsable Javier Somalo, del que sospecha incluso que perpetra prácticas oscuras de lo que el común de los mortales conoce como presunta corrupción. El conflicto no hará más que crecer desde 2009 en que se pone en marcha Es.Radio a julio de 2013, cuando César Vidal abandona. ¿Qué papel tiene Losantos en esta conjura de los necios? ¿Quién, al fin y al cabo, lo es más, el que adula o el que se deja adular?