Enrique de Diego.
El ataque bioterrorista ha venido de USA. Mi primer y peor enemigo es USA. En los conflictos bélicos, y este lo es de una manera despiadada y cruel, no hay nada peor que confundirse de enemigos, ni tan mortífero como el fuego amigo, porque te coge desprevenido, a traición, por la espalda. Eso que llaman el Deep State, el Estado Profundo, con entonación conspiranoica, no es otra cosa que los Estados Unidos, con su estructura estatal, desde los CDC y la FDA y Anthony Fauci, pasando por el Pentágono, la CIA y el FBI, y una serie de multimillonarios bien conocidos, con nombres y apellidos, que constituyen la base de la sociedad civil norteamericana, y su entramado capitalista con las farmacéuticas, los fondos de inversión, Black Rock y Vanguard, el complejo industrial-militar, la gran banca con los Rockefeller, los Rothschild, Bill Clinton y Hillary Clinton, los Bush, George Soros, los Bush, Henri Kissinger, las big tech, Bill Gates y Melinda, el Partido Demócrata en su conjunto, con Joe Biden y Kamala Harris, dos peleles.
Los autores intelectuales del salvaje ataque, los beneficiarios y los principales ejecutores son norteamericanos. El deep state es un cuento para incautos porque es el Estado real, el consenso social y político de los Estados Unidos. Da la impresión de que la legislatura de Donald Trump no sirvió para nada, no se enteró de la Misa la mitad el tío Donald, se las dieron con queso. Esos errores se pagan, luego uno termina libando sacrificios estúpidos al globalismo y pinchándose tres veces y haciendo el canelo.
Ya que ésta es una guerra moral, entre el Bien y el mal (ausencia de todo bien, sin entidad propia), hay que decir que el sistema norteamericano no funciona, ha practicado el genocidio y va a seguir practicándolo. Los Estados Unidos de Norteamérica no es ya la Patria de la libertad sino de la esclavitud. Es una nación diabólica, satánica. Cierto que se han mostrado refractarios a la infección los Estados del Círculo de la Biblia, Florida y Texas, pero no ejercen ningún poder frente al Estado, donde campan por sus respetos los globalistas.
Rusia ha encontrado en el lodazal globalista en que degeneró Ucrania una treintena de laboratorios biológicos donde se experimenta con el coronavirus igual que en Wuhan y con gran cantidad de patógenos, y que están bajo el mando y la coordinación de la CIA y que responden a esa vil amenaza de Bill Gates de que habrá otra epidemia global y «la próxima vez lo haremos mejor». Que no esté detenido Bill Gates muestra la putrefacción del sistema norteamericano y de la farsa en que ha devenido el gobierno para el pueblo, de Thomas Jefferson. La desfachatez y la osadía con que manifiestan los norteamericanos globalistas es una ofensa a la inteligencia, añadida al genocidio. Rusia ha presentado las pruebas concluyentes de los laboratorios ante la ONU.
China es el mal, el futuro hacia el que nos quieren llevar, una tiranía atroz donde la religión es perseguida, donde tienen mesa y mantel los criminales del Estado profundo, ya a la claras, y en comandita han montado el ataque con el coronavirus, inventado y patentado por Moderna.
Luego está la Unión Europea, que supura corrupción, empezando por la Comisión Europea de Ursula von der Leyen, la que borra los correos comprometedores de sus coimas, la comisaría de Salud, Stella Kyriakides, a la que le aparecen los millones de euros en su cuenta corriente por ensalmo. y siguiendo por la directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke. Y la OTAN…menuda farsa. Con todos sus soldados, como el Ejército de los Estados Unidos, timo vacunados y con las enfermedades disparadas. La UE es genocida y la OTAN, el aparato militar con el que se oprime a las poblaciones europeas. Y Biden, y a su ejemplo todas las naciones europeas, enviando solo armas a Ucrania que hay que alimentar al complejo militar industrial y hacer negocio, eso que no falte.
Esos son los enemigos más perniciosos, con su coro de lacayos y títeres en los gobiernos europeos e hispanoamericanos. Es, pues, una guerra civil. En Ucrania, su cloaca están recibiendo un soberano varapalo los globalistas, preanuncio de un año de otra serie de desastres y derrotas.