Enrique de Diego.
He tardado tiempo en escribirte y te pido disculpas. Eres, Juan Jara, un gran profesional y un hombre honrado. Uno de esos hombres que tiene trienios en sacar adelante esta entrañable nación llamada España currándotelo. Eres un buen médico, en el que no dudaría en poner sus manos cuestión tan importante como mi salud.
Y tienes, por patriota, una vocación de servicio público que se acompaña y compadece de una honradez acrisolada y de un sentido moral de la existencia instalado en tu conciencia insobornable. Me consta que en la Comunidad de Madrid estuviste varias veces a punto de escalar los más altos puestos políticos, pero se cruzaron por medio otros de Gürtel o de Púnica. El efecto colateral letal, el drama añadido de la corrupción es condenar a los honrados al ostracismo, convertir la honradez en artículo de lujo.
Guiado por tus ideales recalaste en Vox cuando nada había que repartir y estuviste dando lustre al partido como vicepresidente primero, el número dos de la formación, puesto que ahora ocupa un impresentable condenado en firme por el Tribunal Supremo por administración desleal, por haber dejado en la calle con malas artes a sesenta familias. Hemos de suponer, porque ya está bien, que los patriotas han de ser exquisitos en tratar a los españoles y los que se ofrecen como guías morales han de ser ejemplares. Lo que viste no te gustó. Preguntaste e inquiriste por el origen y el destino de cuantiosas donaciones por 740.640,36 euros, y en vez de transparencia se te abrió una expulsión tongo sin el más mínimo respeto a las garantías procesales estatutarias.
Ahora que Vox está de moda, que arrasa, quiero transmitirte, Juan Jara, mi respeto y mi admiración: hiciste bien y te salvaste. El tiempo te dará la razón más pronto que tarde. Te salvaste porque te negaste a poner precio a tu conciencia. Me consta que siempre defendiste a los afiliados y los trataste con el máximo respeto. A todos y cada uno. Así que, por de pronto, te has evitado el mal trago, el estomagante trago de ver, como en la última Asamblea General, se quitaba la voz y el voto a los militantes y se les reducía a la condición de súbditos o esclavos.
Ceder en la conciencia conlleva la corrupción del alma y tú no cediste. Así que avizoro para ti un mañana político esplendoroso, porque eres necesario. Esta división de la derecha precisa gente con buen talante e ideas claras, como tú. Hay en Ciudadanos gente de primera como Juan Carlos Bermejo, laminado por el aparato, con el que bien te puedes entender. El PP de Madrid está teniendo una renovación que va en la línea que tú has abierto, con Isabel Pérez Ayuso y ese gran alcalde de Alcorcón, David Pérez, al que conozco y valoro desde muy joven, desde su primer trabajo, y que han sabido resistir y vencer a la corrupción ideológica del sorayismo. Se van a necesitar –estoy seguro- puentes entre las facciones enconadas, personas de experiencia y de valía. El futuro será de los juan jara o no será. Y será. Porque la honradez ha de ser un valor respetado y en alza y eso tú lo tienes bien demostrado.
Como te lo reconocerán, y mucho, tus nietos, he querido adelantarme a ellos.