Enrique de Diego.
Como ya informamos hace semanas, la Guardia Civil ocultó a los agentes de Galapagar el riesgo que corrían por las humedades que sufrieron durante meses y la orden de cese de actividad emitida por la Dirección General en diciembre, dónde se alertaba del riesgo para la salud que existía en el edificio principal, el cual estaba lleno de moho.
No solo se ocultó a los agentes, sino también a los vecinos de Galapagar. El edificio principal albergaba la oficina de denuncias y la sala de espera y ambos estaban repletos de moho, poniendo en riesgo, aún teniendo conocimiento de ello, a los vecinos.
El Ayuntamiento de Galapagar, esta vez vamos a romper una lanza por ellos, hizo su trabajo y veló por la salud de los vecinos tras publicarse el estado que presentaban esas instalaciones públicas.
Ese mismo diciembre, la que fuese concejala de Sanidad, Raquel Lafuente, se personó en el Puesto de Galapagar para interesarse por la situación junto con una técnico del Ayuntamiento y el Comandante de Puesto ni siquiera les dejó tomar fotografías para poder evaluar si era apto para seguir abierto al público o nocivo para la salud y tampoco les trasladó lo que el informe decía sobre el peligro para la salud que representaba ni la orden de cese de actividad por ese motivo, tan solo les dijo que ya estaba todo en manos del Ministerio del Interior.
Recordamos que el edificio principal, aún con la orden de cese de actividad, siguió atendiendo a los vecinos hasta mediados de febrero y con ello poniendo en riesgo la salud de todos los que acudieron, razón por la que el Ayuntamiento debería de pedir explicaciones a la Delegación del Gobierno en Madrid y exigir que se depuren responsabilidades.