Enrique de Diego.
Nunca te he hecho mucho caso para sentirme en la necesidad de escribirte, María Jesús Montero, Eras una inútil más del socialismo woke, que te da lo mismo mil millones más o menos, porque un error en las cuentas así no tiene importancia, con tanto como robáis al contribuyente. Ya era un desastre en Andalucía y por eso te premiaban por tu fidelidad perruna al partido y a tu líder, Perico Sánchez. Y así has ido ascendiendo a la vicepresidencia del Gobierno. Nada nuevo bajo el sol, que dice el Eclesiastés.
Más hete aquí que el sábado en la bufonada ante Ferraz, ante unos escuálidos dos mil militantes, autobús, bocadillo y 600 euros de bellón, te destacaste como maestra de ceremonias histérica, como la animadora fervorosa, como la más hooligan. Espectáculo patético. Pero hete aquí que por las redes me empezaron a llegar fotos tuyas con una cruz invertida al cuello. Siendo autor del best seller «Letizia, satánica y adúltera», dudé en dar las imágenes por no parecer obsesionado. Me parecía ridículo, el colofón del patetismo, tan exhibición de militancia satánica. Di la información poniéndola entre paréntesis.
He dejado que la noche se ponga sobre mi ira y mi incredulidad. Una foto vale más que mil palabras y la acumulación de imágenes no dejan lugar a la duda. Eres una maldita satánica que has vendido tu alma al diablo por un plato de lentejas; o sea, que lo hacéis mal a propósito, no por ignorancia o por error intelectual, sino por cumplir el designio de tu amo, de vuestros amos, que no es otro que la desaparición de la especie, y especialmente de los españoles que han dado tantas batallas por la Cruz salvadora de Jesús. No se puede hacer tan mal en economía, en energía, en inmigración, en género líquido, en patrañas mil wokes, sin ese propósito de hacer daño, de hacer el mal a toda la sociedad a las órdenes de satán.
Ese gran influencer que es Michael Boor opina que has hecho un bien, maldita satanista, mostrando tal cual eres, saliendo de la oscuridad y de la hipocresía. Ahora ya sabemos a que nos enfrentamos. Cuando al enemigo se le conoce, pierde su fuerza y se debilita. Ahora, tiene razón Boor, has prestado un gran servicio con tu desfachatez aberrante, tenemos que echaros cuanto antes y lo vamos a hacer, bufona de Perico y de satán. Tú no necesitas hacer sacrificios de niños, como suelen los satanistas, pues ya le haces el homenaje con tus abortos.
Dice mi amigo Mike Sala, que es un senequista de Twitter, que «el satanismo está mucho más extendido de lo que la gente supone. Tu libro («Letizia, satánica y adúltera») ayudará a muchos a abrir los ojos». San Miguel, ora pro nobis, la victoria siempre es tuya, porque ¿quién como Dios?
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