Enrique de Diego.
La victoria es nuestra. En estos tiempos apocalípticos, está escrito. La victoria es de la Luz que disipará las tinieblas. La derrota del enemigo se selló cuando no nos doblegó con el pasaporte covid y no aceptamos la timo vacunación obligatoria, cuando los camioneros canadienses nos dieron a todos ejemplo de hombría, cuando Novak Djokovic no se doblegó en Australia y plantó cara al nazismo pseudo sanitario, cuando nuestros hermanos austriacos doblaron la cerviz de la bestia y arrumbaron la ley genocida, cuando nuestros hermanos italianos cantaron con toda la fuerza de sus pulmones «somos de esa gente que no se rinde nunca», cuando salimos a la calle en lucha heroica por nuestras vidas y nuestra Libertad y la de todos. En esta lucha que se debe calificar de épica tendemos la mano a todos, a nuestros hermanos timo vacunados.
La victoria es segura. Hay que contemplar los signos de los tiempos y los jirones, cada vez más grandes, que se abre en el cielo mientras el enemigo vive su farsa patética, mientras nuestros hermanos holandeses resisten a la estupidez de un timo climático, de una calentología que se trata de imponer, a pesar de su inconsistencia, con estupideces y mediante estelas químicas. En Estados Unidos, a pesar del fraude electoral que se produce en Maricopa, Arizona, y en Nevada, los republicanos ganan con claridad, con cinco millones de votos más, la Cámara de Representantes y la satánica, que come su condenación al tomar frívola y sacrilegamente el Cuerpo de Cristo, Nancy Peloci desaparece por el desaguadero de la historia, o en el desván de los trastos viejos. Y ganan unos republicanos que no son Liz Cheney sino hombres y mujeres corajudos que no ceden ante el nuevo orden mundial, que van al ataque. En Brasil, Jair Bolsonaro resiste al fraude electoral y su formación, el Partido Liberal pide la anulación de las elecciones.
Tienen todo el poder, los dirigentes del G20 son sus títeres; en la última reunión asisten impúdicamente os tarados y degenerados Klaus Schwab y Bill Gates, sin título democrático que les sostenga, como una obscenidad porque ya no se ocultan. Mientras Alberto Bourla sueña en el Foro Económico Mundial con la reducción de la población en un 50% para el año 2023. Están nerviosos porque ven abrirse el abismo bajo sus pies.
Así hay que funcionar con moral de victoria, al ataque, en todo momento, aprovechando cualquier circunstancia. El espíritu alto siempre, el optimismo elevado, aunque por dentro corran las lágrimas por tantos muertos en la masacre, aunque el corazón este helado por tanto maldad diabólica y tanta estupidez y tanta ambición corrupta. No ha lugar al derrotismo, ni al pesimismo. En España, la única postura digna, la sola humana es acabar con la farsa de la casta parasitaria, pues todos se han conjurado contra nosotros, todos han votado a favor del pasaporte covid, todos han pugnado por timo vacunarnos a todos y han apoyado y callado cuando nos confinaban en una tremenda arbitrariedad del poder tiránico, y la oposición ha pedido dureza y radicalidad mostrenca, multas a los no timo vacunados o se han desgañitado desde su chiringuito de podredumbre culpando a Pedro Sánchez de ineptitud por no conseguir timo vacunas para todos.
Abstención activa como voto de castigo a todo el hedor criminal de toda la casta parasitaria, sin excepciones. La abstención activa es un medio y no un fin; es el medio que provocará la insurrección; será la piedra que impactará en los pies de barro del gigante bíblico. De seguro que tomarán posesión, pero durarán poco, sin legitimidad de origen. Haremos un Bilbao nacional, donde ganó la abstención. Miles de Bilbaos. Todo el engaño está a punto de caer con una abstención activa abrumadora. No tenemos nuestros. Son todos enemigos, charlatanes genocidas. Con moral de victoria porque vamos a ganar. Está escrito.