Miguel Rodríguez. Marketing y crecimiento digital.
Es alarmante ver que figuras públicas adoptan símbolos que pueden ser inquietantes para una gran mayoría de no pasotas, como el uso de una cruz invertida por parte de la descerebrada ministra Montero. Esto genera debates sobre la verdadera naturaleza de la élite y sus creencias, que a menudo están ocultas al público. Durante mucho tiempo, se ha promovido la idea de un Estado aconfesional y se ha minimizado la importancia de la religión en la esfera pública. Sin embargo, cada vez es más evidente que hay facciones dentro de la élite que practican rituales y creencias que podrían considerarse fuera de lo convencional, incluso relacionadas con el satanismo.
Es fundamental recordar que el satanismo no es una creencia uniforme y tiene diversas interpretaciones y prácticas. Algunos líderes políticos y religiosos nos quieren decir que mantienen conexiones no secretas con estos movimientos, que practican de manera encubierta, mientras que otros pueden ser todavía más abiertos al respecto. En todo caso, es esencial que la ciudadanía esté informada y vigilante sobre las acciones de aquellos que ocupan posiciones de poder, y que se cuestione la verdadera naturaleza de sus creencias y motivaciones. La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales para mantener la integridad en la esfera pública y no hay mucho más que se pueda decir si resulta que los que gobiernan adoran a Satanás.
Podría interpretarse como la cruz de San Pedro, pero es una cruz invertida satanista
María Jesús Montero, vicepresidenta primera del PSOE, ha respaldado públicamente a Pedro Sánchez durante la apertura del Comité Federal del partido. Su mensaje de apoyo incluyó palabras de solidaridad hacia el presidente y su esposo, en medio de lo que esta lacaya describe como una campaña de acoso. Sin embargo, algunos cuestionan el respaldo público de Montero, especialmente considerando su rol en el Ministerio de Hacienda y la Seguridad Social y su escasa audiencia de charos y hombre beta. Durante el evento, se observó que muchas compañeres de Sánchez vistieron de rojo, pero el detalle más llamativo fue el accesorio elegido por Montero. Lució una cadena de oro con un colgante que podría interpretarse como la cruz de San Pedro, una cruz invertida que simboliza la humildad en la tradición cristiana. Este gesto podría entenderse como un mensaje de apoyo y sometimiento hacia el presi, especialmente considerando que el día de la decisión de su circense mamonada de este fin de semana es el día de San Pedro Mártir. Es importante recordar que San Pedro es una figura central en la tradición cristiana, siendo considerado el primer Jefe de la Iglesia y dando su vida por Cristo. Sin embargo, muchos vemos poco en común entre este amado de Dios y el accionar del Papa Francisco, a quien vemos tan alejado de los principios cristianos al asociarse con figuras controversiales en el ámbito internacional.
El crucifijo de Bergoglio presenta símbolos aberrantes
El crucifijo que el hereje satanista Jorge Mario Bergoglio, erróneamente conocido como el papa Francisco, elige usar en sus aquelarres, ha generado controversia a nivel mundial debido a sus extraños símbolos y su inusual apariencia. Durante su investidura como papa, este crucifijo plateado llamó la atención y suscitó críticas entre los fieles, quienes interpretaron su cambio del tradicional crucifijo de oro como un posible símbolo de ocultamiento de secretos por parte del líder de la Iglesia Católica. Bergoglio explicó que este crucifijo lo acompaña desde hace décadas y lo considera un amuleto para combatir los malos pensamientos. Según relató, fue un regalo de un cura iraquí que lo recibió de otro sacerdote iraquí, quien fue decapitado por negarse a renunciar al cristianismo.
El crucifijo en cuestión presenta símbolos aberrantes, como la representación de Jesús como el Buen Pastor, pero con una expresión triste y cansada, lo cual contrasta con la idea tradicional de alegría por encontrar a la oveja perdida que representa al pecador. Además, este falso profeta del crucifijo muestra brazos cruzados sobre el pecho y un cordero en su cuello, junto con figuras animales abstractas, entre las cuales se distingue un cerdo y una vaca calavérica. Y luego está el ave que debería representar al Espíritu Santo descendiendo sobre un Jesús que tampoco es tal, pero que más parece una paloma abatida en el aire que se desploma. Un detalle particularmente inquietante es la representación de unos pies, en el crucifijo de Bergoglio, que parecen estar caminando hacia adelante o hacia atrás, lo cual puede interpretarse como un símbolo de confusión y engaño. Todo esto según quienes vemos con cierta sospecha sus habituales cabronadas anticristianas.
Cinco años después, Nicolás Maduro, presidente por accidente de Venezuela, utilizó este crucifijo para realizar juramentos y referirse a la palabra del Señor, a pesar de no pertenecer al catolicismo y de ser un cabrón con pintas. Se ha especulado mucho con que Maduro practica la Santería y realiza rituales de protección, incluyendo sacrificios de animales, lo que ha añadido más controversia a la historia del crucifijo de Bergoglio.