Josep Sansano.
Ninguna renovación, ni la más mínima, ni por casualidad, ni por decencia. Las mismas caras gastadas y las mismas famiglias premafiosas ocupando los que consideran puestos de salida.
Estos son los diez primeros de la lista: 1. Luis Barcala, 2. César Sánchez, 3. Toño Peral, 4. Carlos Castillo, 5. Mari Carmen de España, 6. José Ramón González, 7. Israel Cortes, 8. Cristina Cutanda, 9. Marisa Gallo, 10. Lola Peña.
El Partido Popular obtuvo en Alicante capital 8 concejales en las elecciones de 2015. Con ese dato han hecho las cuentas para Ayuntamiento y Diputación. La lista representa a la burocracia interna. Son los supervivientes de las diferentes tormentas perfectas que han asolado al PP, con numerosos casos de corrupción, tanto de la era Eduardo Zaplana como de la etapa de Francisco Camps, y con hechos tan desastrosos como la desaparición de la Caja de Ahorros del Mediterráneo, comprada por un euro por el Banco de Sabadell. Una vergüenza histórica para Alicante.
La lista es de una mediocridad insultante. Lo que han hecho las decadentes famiglias del Partido Popular alicantino es meterse en el bote salvavidas para intentar seguir viviendo de la política y pueden terminar practicando el canibalismo político. El número 1 de la lista es el actual alcalde, Luis Barcala, quien debe el puesto a un pacto oscuro con una tránsfuga podemita, Nerea Belmonte, dirigida por la muy amiga de Toño Peral, perejil de todas las salsas, Elsa Martínez, nefasta directora general de la extinta Ciudad de la Luz. De número 2 se ha situado el ultragris César Sánchez, el único alicantino en el Comité Electoral nacional y que es presidente de la Diputación. Debería ir por Calpe, pero se trata de un Ayuntamiento ‘caliente’, en el que le pueden salpicar sumarios de los tribunales. Necesita garantizarse el acta para ir a Diputación.
El número 3 es Toño Peral, el burócrata por excelencia, anodino, que ha conseguido fugas masivas de militantes. El 4 Carlos Castillo opta también a Diputación. Mari Carmen de España, la hijísima del expresidente provincial Julio de España, aparece algo relegada en el número 5. El clan de los boxeadores pierde fuelle y la nepota no anda muy fuerte.
Luis Barcala consigue colocar en el número 8 a Cristina Cutanda, asesora en el Ayuntamiento, e hija del presunto experiodista Vicente Cutanda, al que se considera ideólogo -por llamarle algo- de Barcala, con lazos estrechados en la barraca de los Chuanos. Patético. Su hermana, Carolina Cutanda tendrá que sudar la camiseta, en el Comité Electoral provincial y pegar muchos carteles, para que Cristina, bellea del foc sin tráfico de influencias, saque algo sin despeinarse el moño.
La guinda, Lola Peña, en el puesto número 10, una vieja burócrata con espolones, esposa del extesorero Pedro Romero, quien prácticamente presumió de ser un presunto corrupto, y que han conseguido entrambos hacerse con un millonario patrimonio inmobiliario, sin ninguna explicación, con tres áticos en el Cabo de las Huertas, lo que no le impide –completo sarcasmo- encargarse de asuntos sociales en el PP alicantino. Como poner a la zorra a cuidar de las gallinas. O como si fuera Evita Perón.
Hay que tener ganas y ser indigno para votar a esta escombrera de lista. Si esto es la renovación del PP de Pablo Casado que venga Dios y lo diga. No hay discurso, no hay ideas, no hay energía vital, no hay proyecto político ni de ciudad, sólo hay ganas de sobrevivir. Y no lo tienen tan fácil como se piensan. Según la última encuesta publicada por Alicante Plaza de celebrarse ahora las elecciones el PP obtendría 6 concejales. Empata con Vox, que no tiene estructura y que si se arma con buenos mimbres y gente de peso en la ciudad se puede comer a este PP añejo, romo y acabado con patatas fritas.
Vamos, que las famiglias del PP alicantino se han repartido el pescado y está podrido y a lo mejor ni se lo comen. Es una lista que combina la conjura de los necios con la corte de los milagros. Aunque da más para la Rue del Percebe, pasando por General Marvá, de Mortadelo y Filemón.