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Carta a Jordi Évole: Eres un petimetre que se cree sus propias mentiras

Redacción




Enrique de Diego.

Nunca había visto tu programa, Jordi Évole, aunque me llegaban ecos de que no haces ascos sino que eres proclive a entrevistar y dar cancha a terroristas y tiranos, adicto a la banalización del mal, como dijo Hannah Arendt. El domingo me picó la curiosidad por ver tu capacidad de análisis como representante del buenismo gauchiste y separatista y el estado de ánimo de esa secta decadente y degrada de la progresía. Quizás el verbo defraudar no sea el apropiado porque no esperaba mucho, pero la decepción fue completa: no pisas la calle, petimetre, no tienes ni puta idea, no sabes por donde viene el aire, tu pérdida del sentido de la realidad es absoluta. El programa fue un fiasco y una inmensa pesadez.

Eres escoria del sistema, lacayo de la casta. Eres ultraconformista dentro de los círculos progresistas cuya aprobación buscas y valorar, Estás a lo que estás: a los garbanzos y te has puesto fondón. Te mueves en círculos cerrados desde los que pretendéis crear climas de opinión y ortodoxias preponderantes, en los que establecéis, como una nueva pseudoreligión, lo que es pecado y lo que no, lo que debe pensar la gente y como debe decirlo. El voto a Vox, para que lo entiendas, petimetre, es un gran corte de mangas a tu secta y a pigmeos morales como tú. Dictar el pensamiento se ha acabado; hay liberadores vientos de fronda, porque el peor despotismo es la cruel tiranía de las ideas y en tu caso las ideas han sido sustituidas por los tópicos y estos, con fatua prepotencia, son presentados como dogmas.

En el programa sobre Vox no había dialéctica, ni hipótesis, ni tesis, ni antítesis, un simple caleidoscopio con dos triperos insustanciales en una taberna vacía, que desde posiciones aparentemente distantes –La Sexta y la Cope– coincidían en todo lo fundamental, como si fueran miembros de pandillas de una misma mafia que tiene repartidos los territorios pero que comparten las claves del negocio y exhibían una cínica hermandad, presumiendo de una extraña superioridad moral autoconcedida e impostada. Un fraude vomitivo.

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No eres, Jordi Évole, periodista porque no tienes ningún interés por la verdad. Tu especialidad es la mentira. Y lo llamativo es que te has creído a pies juntillas todas las mentiras de moda y las expendes en prime time de baratillo. Hubo dos estúpidos dogmas, dos groseras mentiras que defendiste con esa voz de mindundi y poquita cosa: una que no hay relación entre inmigración y delincuencia, lo cual es una estulticia y una mentira insostenible, y que las mujeres no matan, lo cual es otra estupidez como un castillo. La gente se ha hartado de los anatemas y empieza a coger tirria a los mentirosos destructivos como tú. Incluso sacaste a un negro africano  como ejemplo, ¿de qué? Porque en cuanto se fue calentando un poco empezó a despotricar contra el concepto de integración y empezó a mostrar su resentimiento contra los que le acogen de manera tan generosa.

El incremento de la inseguridad a causa de la inmigración es una terrible y ya insoportable realidad europea. Es de completos gilipollas el negarlo. Y tú lo haces. Apúntate el cuento. Hay una estadística concluyente: el número de reclusos extranjeros. En octubre de 2016, el total de reclusos en las cárceles era de 60.175, de los que 55.636 son hombres y 4.539, mujeres, según datos oficiales de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. De esos 60.175, el total de extranjeros que el contribuyente español ha de mantener en las prisiones es de 17.147, de los que 15.861 son hombres y 1.281 mujeres. 1 de cada 3,2 reclusos en nuestras cárceles es extranjero. Una relación, ciertamente, alarmante, que implica un fuerte incremento de la delincuencia y la criminalidad derivado de la inmigración. Según datos del Ministerio del Interior, el 25% de la población reclusa extranjera es de nacionalidad marroquí; de los algo más de 300 asesinatos que se cometen al año en España, el 18% son cometidos por marroquíes. El contribuyente español paga, muy cara, la estancia de las cárceles de personas que han venido a delinquir. En concreto, esos 17.147 presos cuestan más de 406 millones de euros anuales, pues el coste anual por preso está estimado en 23.725 euros.

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Son los extranjeros los que de manera abrumadora inflan las terribles estadísticas del asesinato de mujeres. Esto es periodismo, lo tuyo es basura, detritus de corrección política:

Nadie ha dicho que las mujeres maten tantos hombres como hombres matan a mujeres, pero es totalmente cierto que, en una inmensa hipocresía, no se ofrecen datos oficiales desde 2005 sobre hombres asesinados por mujeres, para mantener la mentira feminista de que todos los varones son presuntos asesinos en potencia, una delirante postura que está en la base de la Ley Integral contra la Violencia de Género, totalitaria y genocida. Atrévete a hacer un programa sobre las denuncias falsas, pero buscando la verdad, algo que tú no has hecho en la vida.

Eres un petimetre, Jordi Évole, y un fiasco, verdura de las eras. Eres, notoriamente, un pequeño señor, un señoritos, aunque eso le va más a ese engendro engolado de Carlos Herrera, al que tengo que escribir en estos días. Eres un petimetre en el pleno sentido del término, como persona que se preocupa mucho de su compostura y de seguir las modas». Dado tu desaliño, en tu caso son las modas intelectuales. Esas modas han cambiado en Andalucía y tú, rancio, has sido incapaz de enterarte.

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