Enrique de Diego.
El sistema está tan putrefacto que da vómitos. Ha llegado a sus últimas contradicciones. ¡Votar es un acto de indignidad! Votar no sirve para cambiar nada de nada. Las encuestas dan como ganador a Alberto Núñez Feijoó,con el apoyo de un Vox en caída libre. ¿A quién le puede entusiasmar tal cosa? Lo de Pedro Sánchez ha sido ceder y ceder en todo para conseguir una coalición inmunda de podemitas y separatistas de toda laña. Los globalistas han decidido ya que Pedro Sánchez está amortizado y han elegido a Alberto Núñez Feijoó, todo aborto y sodomía. Que algo cambie para que todo siga igual. Las encuestas no reflejan la marea abstencionista que se ha ido generando y ha ido creciendo. En las autonómicas el hastío ante la casta parasitaria ha ido aumentando.
Se trata de que esa marea sea un tsunami. A mí no se me olvida que esta crisis económica galopante ha sido inducida y programada y que han participado todos, como todos aplaudieron al descerebrado de Volodímir Zelenski en sesión parlamentaria bochornosa, en los confinamientos como todos han estado a favor de las timo vacunas, que no sirven para nada salvo para matar y ahí está la sobremortalidad rampante, también de los niños. No votar era hasta ahora una postura racional movida por un imperativo ético, que implicaba una protesta por la ausencia de división de poderes -ahí está el Consejo General del Poder Judicial mangoneado por los partidos- y la nula representación, de forma que los diputados caen bajo el mandato imperativo y son simples lameculos de la cúpulocracia. Pero ahora, cuando somos asaltados por nuestros enemigos globalistas, votar debe dar a cualquier persona decente y con dos dedos de frente asco, puro asco, porque son esos mismos políticos quienes quisieron imponer la timo vacunación obligatoria, quienes cometieron un abuso de autoridad imponiendo el pasaporte covid para poder viajar y sentarse en una terraza de bar. Alberto Núñez Feijoó fue el máximo exponente del vacunazismo proponiendo que Pedro Sánchez se desbocara por la timo vacunación obligatoria. Y Vox templo gaitas mientras permitía a su diputado Juan Luis Steegmann promover la timo vacunación irrestricta con petulancia garrula. Se puede decir que la sede de Vox y la amsnión de los Sres Abascal expanden un tufo a botica.
Votar es hacerse cómplice del genocidio
Votar en esta ocasión es hacerse cómplice del genocidio, reírse del sufrimiento de todos los que pasan por el suplicio de lo que eufemísticamente se denominan efectos adversos, que son un auténtico calvario. Es negarse a exigir responsabilidades, es que todo quede impune. Ayer publicamos los diarios de tres afectados por la timo vacuna: Abraán Carjaville, Muhammad Mohamed Hamed y Joanna Fernández Martínez. Iremos publicando semanalmente sus vivencias, ese calvario en el que viven. ¿No se le cae la cara de vergüenza a César Carballo, que le gusta más una cámara que a un tonto un lápiz, y que se llenó la boca repitiendo como un loro desquiciado que los brebajes de muerte eran «seguras y eficaces»? Pues bien a la vista de lo que cuentan, de Muhammad Mohamed Hamed diciendo la verdad descarnada, que se quiere ocultar, porque es demasiado terrible, que «este es el más grande de los crímenes cometidos en la humanidad»; Abraán Carjaville definiendo su suplicio como que es «un tormento sádico, físico y psicológico» y Johana Fernández Martínez viviendo con coraje sus dolencias pero añadiendo que «nadie se acostumbra a vivir pendiendo de un hilo«, VOTAR ES UNA INDIGNIDAD, hacer como si no pasara nada, a fuer de silenciarlos, como si fuera un error, porque deberían haber muerto, por la decisión de los globalistas y sus delegados, ES UNA INDIGNIDAD. Luego viene la inflación rampante, la crisis energética sobrevenida y programada (se hablaba ya del apagón, como el Ministerio de Defensa austriaco, antes de que Rusia decidiera defender a los suyos de los nazis de Zelenski), motivos más que suficientes para no votar a este sistema putrefacto y corrupto, pero antes que nada, que cualquier otra cosa hay que exigir responsabilidad por este genocidio y no legitimarlo con un voto lleno de inmundicia.
Nos marcamos como objetivo que vote el 20%
Por todo ello, Rambla Libre se dispone a dar esta batalla con todas sus fuerzas y llama a sus lectores a darla con valentía y arrojo, hasta las últimas consecuencias, hasta el último aliento, hablando con familiares y amigos, con compañeros de trabajo, extendiendo el ambiente de rechazo a la casta parasitaria a todos los rincones de España. Nos marcamos el objetivo de que en las próximas generales vote el 20% de los españoles, los lacayos incorregibles. Queremos formar un tsunami de hombres dignos que arrastren en la tempestad toda la ponzoña acumulada, toda la corrupción irrestricta, todo la negra punción genocida. Hay que blindarse: las encuestas no destacar este mar de fondo irresistible. Se llevaran la sorpresa monumental cuando queden definitivamente deslegitimados.