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Carta abierta a Federico Jiménez Losantos: Enano saltarín, estás acabado

Redacción




Enrique de Diego.

Federico, te has convertido en un personaje patético, en una parodia de ti mismo. Contigo un buen psiquiatra haría maravillas: siendo en ti los dones de la naturaleza tan escasos y las deformidades tan patentes te pasas el día denigrando el físico de los demás y poniéndoles motes como si al niño frustrado de la clase le dieran un micrófono durante el recreo, a lo que hay que añadir tus intensos problemas psicoconyugales.

Ya sólo te hacen caso cuatro viejas abducidas por tu torrente de insultos y apodos, que andan las pobres de sobresalto en sobresalto, ora teniendo que apoyar a Albert Rivera, ora a Pablo Casado, ese al que le dieron el título de Derecho en una tómbola, trucada por la sita Esperanza Aguirre: ‘¡qué ese chico vale mucho, que hay que aprobarle, y con nota, aunque no haya pisado la clase ni haya abierto un libro!’ 

Federico, pero sí de puro incompetente y banal eres gafe, si todo lo que tocas lo conviertes en mierda, si al que apoyas, enano saltarín, lo hundes, si no has sido capaz de ir a visitar a Eduardo Zaplana a Picassent después de todo el dinero que te ha hecho ganar dándote licencias, pero si eres un vulgar chorizo, enano saltarín, que te has arrastrado pidiéndole dinero a Luis Bárcenas en un tráfico de influencias como un castillo, que en cualquier Estado de Derecho estabas tú también en Picassent haciendo ganchillo.

Hombre, Federico, no lleves a las cuatro viejas que te siguen al infarto, que un día pones de candidata de Ciudadanos en Galicia a la pobriña Cristina Losada, que se pegó un batacazo de los que hacen época. Si, Federico, mientes más que hablas. Si ya no sabes distinguir la verdad de la mentira. Si toda la vida has sido un lacayo que tienes la lengua llena de mierda de tanto lamer culos, a tu edad deberías empezar a mostrar algo de dignidad, pero no haces más que empeorar y ponerte más en evidencia. Si sólo te mueves por la pasta, patriota de faltriquera. Si no tienes una sola idea propia, si eres un plagiador compulsivo. Si has cambiado tantas veces de principios que ya no tienes ninguno. Si ya no sirves ni como bufón, enano saltarín.

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Pablo Casado. /Foto: eljueves.com.

¡Vaya paquete que te has buscado ahora con ese viejo prematuro de Pablo Casado! Venga ya, rollero. Vamos que ahora va a venir el que va a enfrentarse y poner patas arriba el aparato, cuando es el vicesecretario y lleva toda la vida de chico de los recados, primero de Aznar, el alucinado, y luego de Rajoy, repitiendo como un papagayo lo que le decían que dijera. ¿Quién es el aparato? Pablo Casado es el aparato.

Hombre, Federico, el problema no es que Pablo Casado tendría, por decencia, que volver a matricularse y hacer de verdad la carrera; eso, si quieres, enano saltarín, es lo de menos, porque sería caer en la titulitis, el problema es que es un mentiroso y un trapacero, que ha coleccionado títulos y másters de baratillo y por mucho menos en otras democracias se dimite, e incluso aquí por mucho menos se puso en tal tesitura a Cristina Cifuentes, que tenía mucha más hechura que el muchacho.

La hemeroteca está llena de declaraciones de Pablo Casado diciendo que debe gobernar la lista más votada y ahora este perdedor quiere enredar para ver si consigue en los despachos, en las trastiendas y en las cloacas lo que no ha conseguido en las urnas. Vaya ahijado más endeble que te has buscado, enano saltarín.

Pablo Casado, con su mentora Esperanza Aguirre. /Foto: losgenoveses.

Menudo espectáculo más ridículo. Ha sido llegar Pablo Casado -más falso que un Judas de plástico- con la lección de la renovación aprendida y salir del sarcófago Esperanza Aguirre, con lo bien que estábamos todos creyendo que descansaba políticamente en paz, y resulta que viene en el pack con el mañaco a dar la matraca y a chupar cámara. ¡Menuda pesadilla! Y Aznar, el hombre de la triste figura, el que ya repartía sobres en Valladolid, se agita como si alguien en España quisiera que volviera. ¡Pues vaya renovación más añeja y putrefacta! Esto parece la vuelta de Fantomas. El esperancismo y el aznarismo, con algunas dosis de George Soros en el brebaje, enano saltarín, liberal egipcio, como la oferta de futuro. Una pandilla de zombies resentidos apestando a corrupción y fondos buitre.

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Deja de marear a las cuatro viejas abducidas que te siguen y aclárate si Albert Rivera o el mañaco sin estudios y pon orden en las cuentas de tus empresas ficticias en las que todas se prestan y se deben que un día te va a petar el chiringuito.

Decía la canción infantil: Federico, el borrico orejón, ya nos trae otra canción...Ahora la canción es Pablo Casado. ¿Por qué no te callas, borrico orejón, enano saltarín? Continuará.