AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


La importancia de llamarse Óscar Wilde

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

Hice mío tu dolor para ayudarte a sobrellevarlo. Nunca, ni aun con una sola palabra, hice alusión a tu conducta para conmigo, a aquellos indignantes escándalos ni a aquella repugnante carta. Tu pena, muy sincera, parecía acercarte a mí más que nunca lo habías estado. Las flores que llevaste de mi parte a la sepultura de tu hermano habían de ser un símbolo, no sólo de la belleza de su vida, sino de la belleza que dormita en el fondo de cada existencia y puede ser sacada a luz.

Los dioses son caprichosos. No sólo nos imponen el castigo de nuestros vicios sino que nos pierden, utilizando lo que en nosotros hay de bueno, noble, tierno y humano. Sin la compasión que me hizo inclinarme hacia ti y los tuyos, no fluirían ahora tantas lágrimas mías en este terrible lugar.

OSCAR WILDE  ( 1854- 1900 ) (De profundis ).

https://www.cmgww.com/historic/wilde/

Oscar Wilde, escritor y poeta , dramaturgo de éxito, brillante y carismático, autor de El abanico de Lady Windermere o El retrato de Dorian Drey es uno de los más grandes artistas del siglo XIX.  Desde la cárcel de Reading donde estuvo encerrado tras sus condenas por escándalo, Wilde escribió De profundis como un larga carta para Lord Alfred Douglas, el amante que provocó su caída y destrucción. A pesar de censurar a lo largo de sus ciento veintiocho páginas las actitudes y el egoísmo del joven, a pesar de lamentar su silencio, sin embargo, no es el odio lo que preside estas letras escritas con el corazón. En lugar de odio hay reflexión, análisis, comprensión. Dolor.

La película  La importancia de llamarse Wilde, 2018,  vuelve a llevar a la pantalla a un personaje que ya protagonizara otros títulos como Los juicios de Oscar Wilde 1960, de Ken Hughes, o Wilde  1997 de Brian Gilbert. En esta ocasión el escenario son los últimos y tristes días de la vida del escritor.

NO TE LO PIERDAS:   Chuck Norris aprueba a Viktor Orban

Oscar Wilde está a punto de morir. El autor se encuentra en su lecho de muerte en un hotel barato de París y el único sitio en el que tiene depositado su memoria es en los recuerdos. Recuerdos de antaño, desde el intento de reconciliación con Constance, su sufridora mujer, hasta la devoción que le mostró Robbie Ross, una mujer empeñada en salvar a Wilde de sí mismo, pasando por el tórrido romance que mantuvo con Lord Alfred Douglas. Unos recuerdos en los que el autor vivió y murió por una sola cosa: el amor.

El argumento recoge de forma idónea el tono de la película . El amor desencantado, la belleza corroída por la mediocridad de muchos, por el desengaño de los más queridos. Wilde lo describió en unos versos impresionantes de la Balada de la cárcel de Reading.

Todos los hombres matan lo que aman:
unos con una mirada de odio,
otros con una palabra acariciadora;
el cobarde con un beso,
el valiente con la espada.
Unos matan su amor cuando son jóvenes,
o cuando ya son viejos,
Unos lo ahogan con las manos de la lujuria,
Otros con las manos del oro;
los más compasivos se sirven de un cuchillo,
del cuchillo que mata sin agonía.
El amor de unos es demasiado corto,
demasiado largo el de otros;
Unos venden y otros compran;
Unos hacen lo que deben hacer con lágrimas,
Otros sin un sólo suspiro;
pues todos los hombres matan lo que aman,
aunque no todos tengan que morir por ello.

Rupert Everett (La boda de mi mejor amigo, Shakespeare enamorado, Inspector Gadget, Un marido ideal) dirige esta película en la que también encarna a Oscar Wilde con singular fortuna  y talento. Colin Firth, Colin Morgan, Emily Watson, Edwin Thomas y Tom Wilkinson completan el extraordinario reparto de la película.

NO TE LO PIERDAS:   Antonio Resines no tiene síntomas leves

El hilo central de la narración es uno de los cuentos del autor: ‘El príncipe feliz’. Historia que representa el título original de la película y que se emplea para que el propio Wilde sea metáfora de ese tesoro desaprovechado por la humanidad del que habla el relato. La joya perdida, el talento obligado a convivir con la miseria  y la injusticia.

Es el escenario de la vida ultima de Wilde, acusado de homosexualidad y libertinaje, de corrupción y escándalo y obligado a vivir arruinado, desterrado con la amargura de la soledad.

La pintura de la película es excelente: del  lúgubre Londres a los diferentes y sombríos bares ingleses y franceses que frecuentaba, la cárcel solitaria, y frente a ellos el recuerdo de la esposa y la familia perdida, o el lujo decadente de su aventura con Lord Alfred Douglas. Dolor y gloria, tormento y éxtasis tejido de versos y recuerdos. Arte y vida.

Merece la pena este trabajo de Rupert Everett aunque en determinados momentos la frialdad británica hubiere necesitado mayor emoción. En cualquier caso una buena oportunidad para recordar a un escritor imprescindible.