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Baviera: Daesh hace público un vídeo del tarado mientras la estúpida policía investiga si hay motivación islámica

Redacción




Fuerzas policiales abatieron al atacante. /Foto: lasexta.com.
Fuerzas policiales abatieron al atacante. /Foto: lasexta.com.

Virginia Montes

Tres heridos en estado crítico, uno leve y más de una docena de personas en estado de shock, por el ataque con un hacha por un joven musulmán, que fue abatido por la Policía. “Allahu Akbar (Alá es grande)”, Son las palabras que, según un portavoz oficial del Gobierno bávaro, pronunció el joven antes de iniciar su ataque sobre las 21.00. Varios testigos del ataque pudieron avisar a la policía y al maquinista, que detuvo el tren, que circulaban entre las poblaciones bávaras de Treuchlingen y Wurzburgo, en uno de los barrios de esta última localidad. Un comando especial de la policía que estaba en la zona por casualidad abatió al afgano cuando los agentes le vieron huir del convoy fuertemente armado.

Un portavoz del gobierno regional de Baviera ha confirmado que el atacante es un joven afgano de 17 años. El ministro del Interior de Baviera, Joachim Herrmann ha confirmado a la televisión pública ARD que el atacante es un joven refugiado afgano de 17 años que había llegado hace poco a Alemania, donde entró sin familia como solicitante de asilo. Hasta ahora vivía con una familia de acogida en Ochsenfurt, pequeña localidad situada a unos 20 kilómetros de Wurzburgo

La agencia de noticias Amaq, afín al grupo terrorista Estado Islámico, ha publicado un vídeo del presunto autor de un ataque con hacha en un tren del sur de Alemania este lunes, al que identifica como Muhamad Riyad.

En la grabación, Riyad se identifica como «soldado del califato» y amenaza con más ataques de Estado Islámico «en cada localidad, ciudad y aeropuerto». «Estado Islámico os atacará en todas partes», asegura.

Resulta delirante que una persona viaje desde Afganistán para pedir asilo en Alemania, se le conceda y atente de manera salvaje contra las personas que lo han acogido. La oleada de refugiados fue provocada por el efecto llamada de la Oficina del Refugiado de Alemania y se convirtió en un empeño personal de Ángela Merkel, quien acuñó la expresión «¡vamos a lograrlo!», al tiempo que propugnaba un proceso de ingeniería social al afirmar que lo que estaba sucediendo «nos va cambiar». El cambio ha sido una ristra de conflictos en dimensiones desconocidas en Alemania.

Alemania: Prohibición de bañarse en piscinas

Las piscinas públicas han pasado a ser lugares de alto riesgo. La ciudad alemana de Bornheim, 23 kilómetros al sur de Colonia, ha tenido que prohibir la entrada a los refugiados ante las agresiones y acosos sexuales de los residentes en un centro de refugiados.

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La Oficina Federal de Empleo y la Radiotelevisión bávara hicieron una campaña de “mentalización” con mensajes como: “minifaldas, tacones o maquillaje no deben entenderse como una invitación a los hombres”.

Stadtwerke, empresa municipal de aguas de Munich, elaboró unas viñetas. En una de ellas, se ve a una mujer en bikini y una mano que va tocarle las nalgas, con una señal de prohibido.

Es un clima, como se ve, bastante delirante. El responsable de los servicios sociales de Bornheim declaró que “tan pronto como nuestros trabajadores nos confirmen que el mensaje ha llegado, pondremos fin a esta medida” (la prohibición de entrar en la piscina pública).

No es un caso aislado. Según Fox News, los problemas en las piscinas municipales están generalizados por toda Alemania, e incluyen refugiados que se cuelan en vestuarios femeninos, los que se tiran a la piscina con ropa o en calzoncillos o bañistas que aprovechan para realizar tocamientos a nadadoras.

Dortmund: Intento de lapidación de dos transexuales en plena calle

En enero, dos transexuales estuvieron a punto de ser lapidadas en plena calle por tres jóvenes musulmanes magrebíes por el hecho de ir vestidas de mujer. El incidente tuvo lugar el pasado domingo en los aledaños de la principal estación de tren de la ciudad, aunque no ha sido hasta este viernes cuando Elisa y Yasmin se atrevieron a dar el paso y denunciar la agresión. «En cuestión de segundos nos estaban zarandeando y empezaron a lanzarnos piedras de una pila de grava», ha relatado Elisa en declaraciones a una cadena de televisión regional.

Los tres jóvenes norteafricanos, cuyos nombres no fueron divulgados por las autoridades, fueron detenidos por los agentes de una patrulla de la policía que estaba cerca de la estación. Los detenidos tienen entre 16 y 18 años y cuentan con antecedentes penales por robos y agresiones. «Este tipo de personas tienen que ser lapidadas», alegaron los agresores a los agentes de policía. Diversos medios alemanes revelaron que los jóvenes atacantes les gritaron «¡Putas, tenéis que ser lapidadas!».

Tras la agresión, Yasmine ha explicado que ha instalado una cámara de seguridad en su casa por miedo a nuevos ataques y asegura que es la primera vez en 30 años que se siente insegura por ser transexual. «Lo que han hecho es una barbaridad. Lapidaciones… ¡en Alemania, en 2016!», ha señalado con estupor y miedo.

Al parecer, en un primer momento, los jóvenes se les insinuaron, pero cuando se percataron de que eran transexuales, las agredieron con la intención de lapidarlas. La lapidación es utilizada en las sociedades musulmanas como método de ejecución, tal y como establece la sharia para la homosexualidad.

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La Nochevieja negra de Colonia y el resto de Alemania

La celebración de la Nochevieja en Colonia se convirtió en un auténtico aquelarre musulmán de agresiones sexuales y robos a mujeres. Hechos similares se produjeron por toda Alemania: Hamburgo, Stuttgart, Dusseldorf… pero donde adquirieron mayores dimensiones fue en Colonia. “Un millar de hombres”, organizados en grupos y en estado de embriaguez, según la crónica de Carmen Valero, para el elmundo.es (12-1-2016) “rodeaban a las víctimas, bailaban a su alrededor, las aturdían con tocamientos obscenos y les robaban todo lo que llevaban encima, fundamentalmente dinero y móviles”.

Según una de las víctimas, “fue horrible. Me tocaron todo el cuerpo, me metieron las manos por debajo de las faldas y hasta me besaron, sin que pudiera hacer nada”.

Se envió a 200 agentes, que fueron incapaces de poner fin a lo que estaba sucediendo. Los agresores arremetieron contra los agentes lanzándoles objetos y cohetes. La Policía de Colonia ocultó los hechos. Llegó a emitir una nota de que la Nochevieja había transcurrido sin incidentes. Los medios ocultaron los hechos, siendo conocedores de ellos. La televisión pública tuvo que pedir perdón. Fueron las víctimas las que rompieron la conjura de silencio haciendo declaraciones a algunas televisiones locales. Describieron a los agresores como “árabes o del norte de África”, de 18 a 35 años, que no hablaban alemán.

El ministro del Interior, Thomas de Maiziére, lejos de salir en defensa de las víctimas, lo hizo a favor de los agresores, pidiendo “no caer en elucubraciones peligrosas”, relacionándolos con refugiados. Sólo se identificó a 58 de los posibles agresores, 3 eran refugiados, pero todos eran argelinos y marroquíes, dependientes de ayudas sociales varias. Se presentaron 1054 denuncias, 600 de ellas por robos, el resto por agresiones sexuales y de ellas 2 por violación.

En Hamburgo fueron 400 las denuncias presentadas por mujeres alemanas; en Düsseldorf, 113, de las cuales 57 por ataque sexual.

Como sucede habitualmente, no se ha dado continuidad a la noticia. No hay el más mínimo rastro de que ha sucedido con los identificados, si se ha tomado alguna medida, si han sido expulsados o no, si ha habido juicio. Ningún reportaje sobre la materia. Tampoco ningún seguimiento respecto al estado de ánimo de las víctimas. Algunas ciudades alemanas suspendieron el carnaval, pues las concentraciones masivas se han convertido en un escenario de alto riesgo para las mujeres.