Enrique de Diego.
Jaime del Burgo tiene motivos y justificaciones más que suficientes para sentirse un amante despechado y arremeter contra Letizia, puesto que cuando va con un anillo de pedida en el bolsillo, en los jardines del Hotel Ritz, le salta con la noticia de que ha conocido al príncipe Felipe ha visto la luz…del oropel de la riquza y el poder. Después, dos días antes de la boda, la calienta poyas de Letizia le confiesa que está enamorada de él, después en la escena de la hamaca, en la piscina de Zarzuela, en 2010 le confiesa de nuevo su amor y esa misma noche yacen juntos en Zarzuela, donde durante años y medio, entre follada y follada, hacen planes para escapar a Nueva York, tener un tercer hijo por maternidad subrogada, hablan seriamente de divorcio, buscan casa en La Florida, para ver a las niñas, y un día en una fría conversación telefónica Letizia le manda a freír espárragos.
Sin embargo esa no es la motivación fundamental de ese ataque en tromba y sin retaguardia sino la deriva de la España borbónica que va a entrar en colapso, dinámica puesta en marcha con la transición, y en la que la triada, por este orden, de Letizia, Pedro Sánchez, y Felipe de Borbón, el tercero en discordia, auténtico florero, se encaminan a destruir España, su integridad territorial y a entregar Navarra, pérdida especialmente dolorosa para un Del Burgo, hijo de Jaime Ignacio del Burgo, el fuerista por excelencia.
Por eso, Jaime del Burgo va a por todas, a acabar con una dinastía que ha sido nefasta para España. «Locos, incapaces, endogámicos, ladrones, déspotas, inventores de la «solución final» (contra los gitanos, de la que el nazismo se apropiaría más tarde para extinguir al pueblo judío), puteros. ninfómanas, cobardes, sanguijuelas, golfos, egoístas, indignos».
Una pesada herencia francesa que empezó con Felipe V: «Hoy (escribía hace 5 días, 14 de enero) hace 300 años que el rey Sol de Francia le dio la puntilla a España entronizando por la fuerza de las armas a su nieto Felipe V. Desde que los Borbones se hicieron con la monarquía pasamos de ser el mayor imperio jamás conocido a luchar por mantener los jirones peninsulares que nos quedan».
Jaime del Burgo, a saco contra los Borbones: «El problema no es la monarquía, que le pertenece al pueblo, sino esta familia que fue expulsada de todas las plazas donde reinaron, menos de España. Ellos son la causa de nuestra pobreza».
Jaime del Burgo, a la desesperada, con un profundo lamento por España, que sale de las entrañas dignas de un español desgarrado en su interior: «Si España quiere prosperar, prosperar de verdad, volver a tener su lugar en el mundo, lo primero que debe hacer es desfajarse de esta familia y de sus hábitos corruptos hereditarios, ser libres al fin».
Felipe VI, tú eres el último de la pesadilla borbónica, recuerda a tu antepasado Luis XVI.