Enrique de Diego.
Algunos dudan entre votar Vox y abstenerse. La situación es ciertamente penosa. La legislatura de Pedro Sánchez ha sido terrible, horrenda, mantenerse por mantenerse, con leyes aberrantes, dictados por esa escombrera de Podemos y respaldadas por una delirante coalición de separatistas y filoterroristas. Es, en principio, lo que ha sucedido elección tras elección. Bajo la premisa del mal menor se hace necesario taparse las narices. Ya va siendo hora de que despertemos y comprendamos el funcionamiento de un sistema donde no hay representación, todos se deben al partido, a su jefe, ni división de poderes.
PSOE y PP se han posicionado a favor de la agenda 2030, Todos ellos lucen el horrendo y satánico pin de la agenda 2030. En la medida en que Vox se ha posicionado en contra, bastante retóricamente, y en la medida de que ha adoptado una serie de medidas contra el aborto, especialmente en Castilla y León, viene recibiendo golpes sañudos de los lacayos del sistema como Federico Jiménez Losantos, el bufón del PP. Digo bastante retóricamente porque en el genocidio de la timo vacunación y el asesinato en masa de nuestros ancianos, Vox se ha puesto de perfil, defendiendo la postura de la libertad, cuando se dio cuenta de que su base electoral estaba por no timo vacunarse. Antes su posición era pedir timo vacunas para todos y criticar a Pedro Sánchez por inútil e incapaz de no suministrarlas a tiempo. Desgraciadamente, hay cuestiones chocantes como la manipulación del clima con el bombardeo de los chemtrails o estelas químicas por los que Vox ni tan siquiera pregunta, parece que ellos no miran al cielo.
Siendo la timo vacunación el ariete para la eliminación de población es una posición harto curiosa la de Vox, cuando se ha matado a nuestros niños y se puede haber esterilizado a un porcentaje muy elevado de nuestras mujeres su posición ha sido de complicidad.
Pero el sistema no admite ya ni la más mínima disidencia. El PP de Feijoó ha sido el más totalitario planteando en Galicia la timo vacunación obligatoria bajo penas de onerosas multas y en el aborto se ha puesto en la posición más radical, mimético a la del PSOE y la de Podemos.
En el fondo, las elecciones son una farsa. Feijoó ha hecho méritos ante los globalistas para ser el sucesor amoral y degenerado, igual que Isabel Díaz Ayuso con su ley trans. El sistema tiene sus fórmulas de patada hacia arriba, de puesto de relumbrón, bien pagados, para los personajes gastados como Pedro Sánchez, quien se está buscando su salida hacia la política exterior. Está meridianamente claro que con las dimensiones de la deuda pública la soberanía ha sido vendida y ya no está en España. Quienes mandan imponen su pútrido criterio y ahora toca no la falaz división entre izquierda y derecha, que es en la que juega Vox, sino que la pugna es entre globalismo y patriotismo, en la que Vox queda fuera.
Lo siento, pero ya hay importantes dirigentes del PP que están preparando el terreno. José Manuel García Margallo, un hombre tan del sistema que está casado con una directiva de las farmacéuticas, y persona corrompida moralmente, muy próxima a Feijoó, ha apostado por la gran coalición. Cuca Gamarra, una nulidad del núcleo duro, ha afirmado que se siente más cercana al PSOE que a Vox. Toca reforzar la mentira del bipartidismo y soltar el lastre de Podemos y de Vox.
Ante esta situación, se refuerza la posición de la abstención activa. Un rechazo completo al sistema, una postura por la rebelión cívica, la negación a que aquí no ha pasado nada, cuando ha tenido lugar a un genocidio y apostar por echar abajo el sistema podrido.