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La desgracia del Estado de las autonomías

Redacción




Borja Arias Montero.

El asunto de las autonomías sigue siendo un capítulo sin cerrar en el desarrollo constitucional. Ante todo es necesario establecer unas  consideraciones previas acerca del significado que tiene el Estado de las autonomías, a partir del cual intentaré hacer un análisis filosófico-político de los problemas que tiene. Ante  todo, podemos entender una autonomía según lo definido en las constitución por el primer punto del artículo 153: “En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas […]. 

El supuesto correcto funcionamiento de las C.A. ya era criticado en los años ochenta por catedráticos importantes de derecho que ya veían difícil edificar este sistema descentralizado. Desde una fecha temprana se  estaban creando problemas sociales e históricos, e incluso se puede afirmar que  los cimientos históricos e ideologías del nuevo modelo autonómico fueron conflictivos por el anterior centralismo franquista, que según los políticos  regionalistas y secesionistas se encargó de vilipendiar la conciencia nacional o regional. El estado actual no ha podido resolver la problemática y si no existía seguridad antes, ahora los problemas se acumulan y agravan con los nacionalismos surgidos con el permiso de la constitución del 78 

Esos problemas del pasado han aumentado el grado de polarización hacia el nacionalismo victimista, que amenaza con destruir las propias autonomías y el centralismo, desde una perspectiva antiespañola que más tarde abordaremos.Actualmente las concepciones nacionalistas engendran un círculo problemático : si catalanes y vascos ,por ejemplo, rechazan la constitución y aspiran a crear un estado independiente pueden llegar a producir reacciones políticas y militares peligrosas que se verían como reaccionarias, esto cuando los propios movimientos secesionistas con los reaccionarios a la idea objetiva de unidad nacional. Si  mantienen conflicto con el poder central, además, será aún más difícil; más si el estado rechaza las convicciones nacionalistas y lo hace por una falta de comprensión o por interés partidistas antes que por otras razones. Crean el problema, lo justifican, y encima culpan a enemigos que ellos han creado. 

En este sentido aplicaré la teoría filosófica del pensador y filósofo Gustavo Bueno sobre los problemas que puede generar la división.. Bueno habla sobre  sobre la ideologización de las autonomías en el 95 con objeto de predecir el “comienzo del próximo milenio”, cuando todo apunta a una posible subordinación política, económica y militar de España a Europa(España frente a Europa). Por si no bastaba, a esta deriva hacia un Estado Federal europeo en el que España es un Estado más previa pérdida de su soberanía,  se unía al vigente “Estado de las autonomías” interno, que para algunos políticos es una “Federación de Estados Ibéricos”. Término que se está extendiendo por el supuesto  irreal de los secesionistas de que existen naciones y nacionalidad en regiones, justificadas por un supuesto pasado histórico, lengua, identidad, raza o cultura. 

Contra estas justificaciones dadas por los partidos nacionalistas, únicamente podemos responder con objetividad. España es un hecho objetivo forjado por la historia, donde existe desde hace cientos de años una configuración identificable con la unidad de España. Para fortalecer este argumento hace falta, como hace Bueno, hacer una lectura histórica que nos lleva primero hacia la consideración de la estructura de la nación española, que se ha constituido con largos procesos que la hacen una “naciones de naciones”(según Bueno)  Argumento que fundamenta Bueno por la vinculación histórica de lazos sanguíneos o culturales que del pasado se han transferido al presente en forma de países que actualmente se identifican con otras naciones pero que antaños fueron otras Españas, como dijo la catedrática de historia Carmen Mena García, y que pasan por la formación de una lengua común.

Eso no aplica al caso Catalán, que quiere ser una nación negando a España porque unos oligarcas catalanes quieren hacer un nuevo feudo con unos argumentos muy pobres, pero que han sido la punta de lanza para quedarse en el poder catalán. Independencia que por otro lado se realizaría con criterios feudales,  incrementando el caciquismo  que los presidentes de estas hacen como presidentes dentro de partidos independentistas.

Por otro lado, la lengua española-en palabras del riojano- es una de las bases para evitar una pluralismo y la balcanización de España. Lo mismo sucede con la cultura católica, pues no podemos ignorar la inherente cultura cristiana que se ha forjado con el cristianismo. En este sentido, para los que piensan que su autonomía debería ser un Estado. ya sea por razones históricas o por otras, omiten la identificación milenaria,  y para ellos el  español solo sería una lengua de comunicación para con otros ciudadanos.  De hecho en Cataluña y en otras regiones-gracias a la inmovilidad de los políticos- se exige que la lengua regional sea considerada como lengua obligatoria, aun cuando haya quienes no la practiquen. Y el hecho se traslada a las aulas, de donde suponen que saldrá toda una troupe que tendrá como primer idioma el de el hipotético estado, es una auténtica arma ideológica.  

Sin embargo seguimos cometiendo errores: como recoge el artículo 155 (“Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones […] podrá adoptar las medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas obligaciones.”) , el poder central debería de haber sancionado a quienes han optado por imponer una lengua; pese a ello los políticos del congreso ni se han planteado esto, como tampoco se han planteado prohibir los partidos separatistas. Hay que decir que, siguiendo la Teoría de Antonio García Trevijano, no habría por qué optar por esta última opción, puesto que los partidos nacionalistas se consumirían solos con una República Constitucional.  

Bueno en cambio afirma que no tiene sentido defender la permanencia en España de estas potencias sediciosas porque considera que , si llegan a constituirse, no tendría cabida el defender a “naciones futuribles”. De este modo asegura que llegado el caso  de autodeterminarse, lo mejor sería permitir ese abandono porque no considera aceptable esa idea ”metafísica” de una España que  “alimenta” regionalismos aislacionistas o separatistas”.  Aquí entró en conflicto con Bueno, porque considero que si la sociedad ha llegado a tal extremo es porque ha sido engañada por unos sofistas burgueses(tal es su arcaísmo que merece este apelativo) que con un  discurso demagogo han llevado a un punto extremista el antiespañolismo.

Junto con todo esto hay que mencionar que actualmente la neolengua política ha provocado que los secesionistas usen argumentos ideológicos. En el Estado de las autonomías se consideran como izquierda política por la defensa del nacionalismo y por oponerse a la “derecha españolista”-en palabras de Bueno-, interpretando así las posiciones con la máxima de ser “enemigo de” o “contrario a”. Así asocian el españolismo, si cabe, a la herencia franquista o a la derecha que defiende la “unidad territorial”. Estos términos juegan con el magufismo para no identificar que el modelo autonómico de 1978 para España no funciona. La realidad es otra.

Aunque llamen autogobierno a el régimen que recoge el Título VIII, y ciñéndonos a la democracia representativa , España no es sino definitiva y objetivamente una Partitocracia(gobierno abusivo de los partidos políticos) escondida en falsa democracia,  pues tanto en Madrid como en las sede de gobiernos autonómicos, los que gobiernan son partidos estatales o regionales que se ciñen a la disciplina de partido y no obedecen al principio de representación del pueblo, originado por los filósofos ilustrados cuando definieron la democracia representativa.

 Si bien esta definición del sistema político rompe con el artículo 152 del Título VIII, que es el que define el Estado de las autonomías, es un hecho objetivo-no una opinión-si nos regimos por el puritanismo  de la tan defenestrada palabra “democracia”,  que ahora no cumple su fundamento original: la libertad, así como su carácter y fines(Pol. vi, 1, 1317 a 38-40); y sobre todo la libertad colectiva de decisión política o libertad política colectiva, que no es más que la única forma de ser libres dentro de la nación, de “liderar nuestro propio destino como conjunto” ( GARCÍA TREVIJANO, Antonio.Teoría pura de la república)

 

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Bibliografía:  

 

-Bueno,Gustavo, 1997, “Diez propuestas, ‘desde la parte de España’, para el próximo milenio” (1995),50 propuestas para el próximo milenio, Oviedo,pp 47-93. Actas de la conferencia organizada por la  Fundación de Cultura del Ayuntamiento de Oviedo

-La Constitución española de 1978, Título VIII. De la Organización Territorial del Estado. Capítulo tercero. De las Comunidades Autónomas,(1978)

-Pol. vi, 1, 1317 a 38-40

-J. A. GONZALEZ CASANOVA, JOAN PAU RUBIÉS and GABRIEL DE RAMÓN i GRAU(DICIEMBRE 1986): “La España de las autonomías: problemas y soluciones”, El Ciervo 96, S.A.No. 430 , pp. 5-12. 

– TUDELA ARANDA,JOSÉ (2010)EL ESTADO AUTONÓMICO TREINTA AÑOS

DESPUÉS: ENSAYO DE UNA VALORACIÓN,Aragón, pp-3-5