AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Marcelo Ramírez: «La guerra entre Rusia y la OTAN continuará hasta la victoria final de un bando»

Rubén Martínez




Marcelo Ramírez es analista geopolítico, director de contenidos del canal Humo y Espejos de YouTube y en colaborador habitual en diferentes medios audiovisuales y gráficos. Recientemente, ha publicado con la editorial Letras Inquietas el libro La OTAN contra Rusia: Propaganda y guerra híbrida.

Rubén Rodríguez: ¿Cuándo se inicia el conflicto entre Rusia (antes Unión Soviética) y la OTAN?

Marcelo Ramírez: En la etapa contemporánea el inicio es con la violación de los acuerdos entre Estados Unidos y la Unión Soviética, donde esta última acordaba retirarse de Alemania Oriental y permitir la unificación a cambio del compromiso de no expandirse la OTAN sobre las fronteras rusas. Este compromiso no fue respetado y luego de la Cumbre de la OTAN en Madrid en 1997 se produce la invitación a sumarse al grupo de Visegrado. Esto comienza la ampliación acelerada de la OTAN con la integración de Suecia y Finlandia, situación compleja ante la oposición de Turquía.

En teoría, la OTAN fue concebida como una defensa ante el Pacto de Varsovia. Sin embargo, tras la caída del comunismo (y el consiguiente final de su alianza militar), la OTAN siguió operativa. ¿Por qué no fue disuelta?

Los rusos aseguran que, en realidad, esto es parte de un conflicto de siglos con el mundo anglosajón, primero con el Reino Unido y ahora con los Estados Unidos. La expansión rusa y la riqueza en materias primas y energía, entre otras cosas, son apetecidas por los anglosajones que se han embarcado en una guerra que no ha cesado, con intermitencias de nivel, pero que tiene como objetivo el desmembramiento ruso en decenas de Estados menores. La OTAN es la herramienta militar dispuesta, en ese sentido, la que debe presionar y garantizar la destrucción de la Federación de Rusia. La desaparición del Pacto de Varsovia no es más que una batalla en una guerra mayor que continuará hasta la victoria final de un bando. Los rusos le dan a esta lucha un carácter de supervivencia, por eso Putin ha dicho que a su país no le interesa un mundo sin rusos como propone Occidente.

¿Ha intentado Rusia entrar o acercarse a la OTAN y sus países miembros tras la caída del telón de acero?

Rusia ha hecho propuestas para sumarse a la OTAN considerando a esta como una herramienta de seguridad colectiva, pero ha sido rechazada por lo explicado precedentemente. La OTAN tiene su razón de ser en la agresividad contra Rusia y no puede incorporar a lo que es su blanco principal. Dentro de Rusia hay una crítica importante a lo que atribuyen como cierto grado de infantilismo político creyendo que Occidente va a aceptar cooperar con Moscú. Repetidos intentos de acercamiento a lo largo de la historia, entre los que se destaca el mencionado de Gorbachov confiando en la no expansión de la OTAN, terminaron en traiciones occidentales a la buena fe rusa.

¿Es la guerra de Ucrania un conflicto de causas regionales al que se han ido sumando actores internacionales? ¿O esas causas han sido convenientemente creadas o atizadas por la OTAN?

Ucrania, Rusia y Bielorrusia constituyen una solo unidad histórica: la Pequeña Rusia, la Gran Rusia y la Rusia Blanca tienen una misma identidad. Ucrania, sin embargo, presenta fronteras que no respetan la realidad étnica y cultural histórica porque los sectores occidentales se identifican con Polonia, y otros con Rumania y Hungría, mientras que desde el centro hacia el este los rusos. Estas divergencias de siglos tenían el potencial de hacer estallar el país, los anglosajones a cargo de la OTAN han exacerbado esas diferencias desde el golpe a Yanukóvich en el 2014 y alentado a sectores que creen ser descendientes de germanos y escandinavos, a hacer una limpieza étnica de rusos originarios. Esta es la raíz del conflicto actual que se inscribe en un plan mayor donde Ucrania es sacrificada para debilitar a Rusia.

NO TE LO PIERDAS:   Diez libros contra la Agenda 2030 y el NOM que, antes o después, el gobierno no te dejará leer

¿Podemos considerar que el conflicto de Ucrania es un escenario más de la Cuarta Guerra Mundial?

En Ucrania vemos la sistematización de los planes de desestabilización propios de lo que se conoce en Occidente como guerras híbridas, donde el enfrentamiento militar es solo la culminación de un largo y complejo proceso de enfrentamientos que debilitan a una nación a partir de ataques polifacéticos.
Por ello vemos que la Guerra se desarrolla en el plano tecnológico, financiero, económico, productivo, etc. Pero es muy importante el plano psicológico y cultural donde se mina la voluntad de lucha de una sociedad sin que esta lo perciba como una agresión. Occidente tiene una gran capacidad en este plano y es su principal arma de ataque, minando las sociedades por dentro y haciendo estallar los Estados como vimos con las Primaveras Árabes o las Revoluciones de Color.

Cuando las potencias de la OTAN aseguran apoyar a Ucrania, ¿quieren decir realmente que su objetivo es destruir a Rusia?

Sí, por supuesto. En los inicios del enfrentamiento militar se realizaron una serie de reuniones de alto nivel para negociar la paz, según las informaciones en la última el propio Canciller Lavrov se había mostrado optimista por los avances, sin embargo, las presiones sobre el líder ucraniano redoblaron, incluyendo un viaje de Boris Johnson que forzó el fracaso de las negociaciones. Hay algunos detalles a considerar, Zelensky es conocido por su adicción a las drogas, su familia reside en Israel, sus cuentas e inversiones en Occidente. Todo su perfil lo muestra muy vulnerable a las presiones de la Inteligencia, y si a ello le sumamos que más de un negociador fueron acusados de traidores en Kiev y ejecutados, no hay muchas posibilidades de que los ucranianos más racionales puedan negociar una paz que hoy Europa no quiere.

¿De qué manera es la Rusia de Vladímir Putin un valladar contra el globalismo?

Putin ha reconstruido su país sobre la base de la unidad a partir de la historia y las tradiciones. Sus ejes son la lengua rusa, el respeto por las tradiciones y el acercamiento a la Iglesia Ortodoxa del Patriarcado de Moscú. Asimismo, ha expulsado a Soros con su Universidad Centroeuropea de San Petersburgo, ha perseguido a las ONG occidentales, ha combatido la ideología de género y es escéptico con la causa antropogénica del cambio climático. Todas vacas sagradas del globalismo. Grupos libertarios en redes han atacado su figura acusándolo de ser globalista. Por supuesto no podemos acceder a la inteligencia rusa o anglosajona para saber más, pero viendo sus acciones políticas, a los que se suman las acciones militares en Siria y ahora en Ucrania, una mínima lógica política indicar que es un obstáculo para el avance del globalismo porque simplemente sus decisiones colisionan con los intereses de estos.

¿Con qué apoyos cuenta Putin a nivel internacional? ¿Es falso el mantra que asegura que «la comunidad internacional» ha condenado la Operación Especial rusa?

Ante el lanzamiento de la Operación Especial, que recibe ese nombre no caprichosamente sino porque si se produce una declaración de guerra cambiarían los objetivos y los métodos militares empleados, ha producido una sobre reacción de Occidente, llegando a prohibir la participación rusa en el arte, en los deportes o en el turismo, más allá de las sanciones desproporcionadas. La doble vara con que actuó Occidente que destruyó naciones sin que haya habido una advertencia es notoria. Sin embargo, las sanciones han sido aplicadas por “la comunidad internacional” según las define el canciller chino en un mapa que mostraba a Estados Unidos, Canadá, Japón, Australia y algunos países más. No obstante, China se acercó a Rusia, India también, los países de la ASEAN, los africanos, los iberoamericanos, prácticamente el 75 % ha hecho caso omiso a las sanciones. La prensa occidental utiliza entonces el término Comunidad Internacional para esconder que la mayoría no se ha hecho eco y ha mostrado que Occidente ha perdido gran parte de su poder de coacción o persuasión. Esta es una de las grandes conclusiones que podemos extraer de la situación actual.

NO TE LO PIERDAS:   Demandan a policía del Capitolio por “asesinar en una emboscada” a Ashli Babbitt el 6 de enero

Por último, hagamos un ejercicio de adivinación del futuro: ¿qué rumbo consideras que tomará la guerra de Ucrania?

Es difícil saber, hoy Rusia está ganando claramente la guerra económica y financiera, se ha fortalecido y una guerra de largo plazo mantiene los valores de sus principales exportaciones muy altos. Por otro lado, la Unión Europea sufre un gran desgaste y pronto veremos protestas masivas a medida que llegue el invierno y a que los estragos de la caída de la actividad industrial se hagan más notorios con sus secuelas de desempleo y problemas de balanza comercial. Estados Unidos, si bien está un poco mejor, también va rumbo a una recesión persistente. Todo esto tiene una gran importancia porque a diferencia de las estimaciones iniciales donde parecía que Occidente buscaba una guerra de desgaste, hoy los roles se han invertido y sobre todo la Unión Europea necesita con urgencia resultados palpables para convencer a los suyos de las bondades del sacrificio. Esto es el combustible que hoy ha acelerado el conflicto enviando masivamente armas de mayor alcance. El límite es la reacción rusa, que ya ha comenzado a hablar del uso de armas nucleares tácticas, pero que pueden escalar rápidamente a estratégicas. Estados Unidos observa con mayor cautela y ha negado el envío, al menos por ahora, de los F-16 pedidos por Ucrania ante el temor de la reacción rusa. En como evolucione internamente en Occidente, el balance entre las distintas fuerzas se verá el rumbo definitivo. Si priman las fuerzas más moderadas podremos ver al menos una relajación temporal, aunque la lucha por el control mundial seguirá entre Occidente y China/ Rusia. Si los que se imponen son los globalistas, las posibilidades de una guerra global nuclear crecen exponencialmente porque finalmente su modelo exige una brutal retracción demográfica que la guerra puede otorgar. La Universidad de Rutgers hace unas semanas publicó un informa donde especificaba que una guerra nuclear a gran escala produciría unos 6.000 millones de muertos entre los propios del ataque y la hambruna del invierno nuclear posterior. El dato a tener en cuenta es que luego de dos años el planeta se recuperará y el sur del mismo prácticamente no será afectado. Sobrevivirán aproximadamente 2.000 millones de seres humanos, una excelente oportunidad para que el globalismo residual reorganice el mundo según sus necesidades. En conclusión, tal vez no todos pierden con una guerra nuclear.

Marcelo Ramírez: La OTAN contra Rusia: Propaganda y guerra híbrida. Letras Inquietas (Septiembre de 2022)

CLICKA AQUÍ PARA COMPRAR