Virginia Montes.
En una decisión histórica, la Corte Suprema de los Estados Unidos ha decidido que el aborto no es constitucional ni es un derecho. Da marcha atrás así al fallo Rose vs. Wade de 22 de enero de 1973 que lo legalizó en todo el país, considerándolo como sofisma judicial que estaba incurso en la Décimo Cuarta Enmienda, que garantiza la libertad personal como parte de un proceso justo, incluía un derecho a la privacidad que las leyes antiaborto violaban.
Eso significó echar abajo cualquier ley restrictiva de cualquier Estado y provocó una matanza: en la década de 1990 se realizaron 30 millones a un ritmo de 1.600.000 anuales. Otra falacia fue que ese número demostraban la aceptación de las mujeres, pues las mujeres norteamericanas, especialmente en algunos Estados nunca han recurrido al aborto, mientras otras degeneradas y altamente promiscuas han utilizado el aborto como método anticonceptivo con tres y más abortos. La sentencia establece que Rose vs. Wade fue «eminentemente equivocada, y en franca colisión con la Constitución desde el momento en que fue publicada”. El honorable juez, y nunca mejor dicho, Samuel Alito afirma en la sentencia: «’Roe’ era rematadamente errónea desde el principio. Sus fundamentos eran excepcionalmente débiles y la sentencia ha tenido consecuencias desastrosas. Y lejos de conseguir un acuerdo nacional sobre el asunto del aborto, ‘Roe’ y ‘Casey’ han avivado el debate y profundizado la división», aseguró el redactor de la sentencia, el juez conservador Samuel Alito. «Es momento de acatar la Constitución y devolver el asunto del aborto a los representantes elegidos por el pueblo».
El movimiento pro vida, muy fuerte en Estados Unidos, tomo fuerzas en la medida en que las nuevas técnicas de tomografía computarizada demostraron que el feto es un ser humano y en una etapa muy temprana se escuchan los latidos del corazón. Entre 1987 y 1994 se arrestó a más de 72.000 manifestantes por hacer sentadas pacíficas frente a clínicas de abortos y muchos fueron condenados a más de dos y medio de prisión. En 1994, presionado por el lobby por aborto, el Congreso aprobó la Ley de Libertad al Acceso a las Entradas a las Clínicas, que estipulaba que los piquetes pacíficos eran un delito federal con condenas de hasta diez años de cárcel.
Ahora cada Estado podrá restringir el aborto y se calcula que 31 Estados han aprobado leyes muy restrictivas, hasta la prohibición total de Oklahoma. Ahí se incluyen Alabama, Arkansas, Arizona, Florida, Georgia, Idaho, Indiana, Iowa, Kentucky, Louisiana, Míchigan, Misisipi, Misuri, Montana, Nebraska, Dakota del Norte, Ohio, Oklahoma, las Carolinas, Tennessee, Texas, Utah, Virginia Occidental, Wisconsin y Wyoming. Por contra, los estados «demócratas» contemplan ya leyes que legalizan el infanticidio, en una orgía de crimen, como California y Maryland.
La Corte, en un fallo de 6-3 impulsado por su mayoría conservadora, confirmó una ley de Mississippi respaldada por los republicanos que prohíbe el aborto después de las 15 semanas. La ley de Mississippi había sido bloqueada por los tribunales inferiores como una violación del precedente del Tribunal Supremo. Ahora los jueces sostienen que la decisión Roe vs. Wade se decidió incorrectamente porque la Constitución de Estados Unidos no menciona específicamente el derecho al aborto.
Al eliminar el aborto como un derecho constitucional, el fallo restaura la capacidad de los estados para aprobar leyes que lo prohíban. Veintiséis estados se consideran seguros o probables de prohibir ahora el aborto. Mississippi se encuentra entre los 13 estados que ya cuentan con las llamadas ‘leyes de activación automática’ diseñadas para prohibir el aborto si se revocara Roe vs. Wade.
Es probable que el aborto siga siendo legal en los estados criminales demócratas y satanistas. Actualmente, más de una docena de estados tienen leyes que protegen el derecho al aborto. Numerosos estados liderados por republicanos han aprobado varias restricciones al aborto desafiando el precedente de Roe en los últimos años.
Demente y sobón Joe Biden no tiene muchas opciones para oponerse, aunque esta histórica y justa decisión abre esperanzas para que de las dos almas de los Estados Unidos pueda triunfar la del bien.