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Helena Bazán califica de «su hogar» la lujosa y amplia mansión en Somosaguas de don Antonio García Trevijano

Redacción




Enrique de Diego.

Helena Bazán, la que figurara en los últimos años de la vida de don Antonio García Trevijano como secretaria particular, califica en una querella por injurias y calumnias contra mí, califica la lujosa mansión de Don Antonio, con un lago artificial, mármoles por doquier, y repleta de obras de arte y recuerdos históricos de incalculable valor  en la urbanización de Somosaguas, como «su hogar». ¿Con que título? ¿En nombre de qué?

Helena Bazán.

En el diccionario de la Real Academia de la Lengua se define hogar como «casa o domicilio» y a renglón seguido de «familia, grupo de personas emparentadas que viven juntas». Helena Bazán vivió los tres últimos años en cada de don Antonio entiendo que en calidad de invitada o dentro de la función amplia de «secretaria particular», pero no estaba emparentada, o en un sentido más moderno, como lugar o domicilio donde convive «una pareja». Es mejor no desplegar la imaginación, y hacer caso a personas de que fueron de la intimidad de don Antonio, a fon de preservar su memoria, por ahora.

Helena Bazán actúa con el título informal de «secretaria particular». En condición de tal me la pasó don Antonio. Con voz tenue, hasta cierto punto apagada, me sugirió que comprara los libros de don Antonio y me describió las ofertas. Según Jesús Murciego, que formó parte del Movimiento Ciudadano por la República Constitucional del que se escindió por su inactividad para conformar Demos, don Antonio tenía una deficiente opinión de Helena en cuanto a su formación académica. No era como el secretario, Ralph Scoenmann, de Bertrand Russell que se pavoneaba de que «toda iniciativa política importante que llevaba el nombre de Bertrand Russell desde 1960 ha salido de mi pluma en obra y pensamiento», y que ejercía la función de sablista en nombre de Russell: «Si cree que el trabajo de Bertrand Rusell por la paz es valioso, tal vez desee colaborar en su mantenimiento económico. Esta nota la ha incluido su secretario sin el conocimiento de lord Russell».

Don Antonio vivía para su obra política egregia y a ese fin consagró su testamento. El 8 de febrero de 2019 el diario El Mundo, en la Otra Crónica, publica un reportaje en la que se evidencia la extraña mezcla de lo privado con lo público que se dio en los años cenitales de su vida. El jurista se casó con la modelo francesa Francine Chouraki a principios de los 60. Del matrimonio nacieron dos hijos. Pablo Juan. García-Trevijano falleció el 28 de febrero de 2018. Al día siguiente, sus hijos, que habían sido desheredados, se personaron en el chalet de Somosaguas para reclamar sus pertenencias. Allí se encontraron a la secretaria informal del jurista, Helena Bazán. 

Viviendo con él, dejó su trabajo

Esta abogada madrileña estuvo los tres últimos años de la vida del pensador viviendo con él. «Dejé mi trabajo para cuidarle porque le admiraba muchísimo, sus hijos nunca estuvieron y aparecieron un día después de su muerte», asegura emocionada a LOC. Al ver cómo sacaban objetos personales de García-Trevijano, decidió llamar a la Policía. «Antonio insistió mucho en el final de su vida en que no quería que sus hijos entrasen a la casa y yo quise cumplir su voluntad».

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El testamento tiene dos pretensiones principales. Una es la desheredación de los dos hijos y la segunda es la constitución de una fundación que lleve su nombre», explica el abogado sevillano Marcos Peña, uno de los tres albaceas elegidos para velar por el cumplimiento del texto.

La nula relación familiar llevó a García-Trevijano a desheredarlos y es lo que motivó a Helena Bazán a permanecer en la vivienda de Somosaguas tras la muerte de Antonio, que llega a calificar como su «hogar». «Algo con lo que no está de acuerdo ni el albacea ni los hijos ni José Papí y Roberto Centeno, otro de los amigos de Antonio. «Me voy a quedar en la casa hasta que se cumpla la última voluntad de don Antonio. De momento se ha puesto una alarma por seguridad, pero yo duermo allí para que nadie se lleve nada», explica a La Otra Crónica.

Absurdos problemas de liquidez 

Sorprendentemente, don Antonio daba la impresión de tener en los últimos años de su vida, los que compartió con Helena Bazán, de tener graves problema de liquidez, de lo cual hay sorprendente anécdotas, que hubiera resuelto con la venta de una ínfima parte de su patrimonio. En 2006 funda el MCRC y cuando se abre el testamento todo lo lega a la puesta en marcha de una Fundación que llevaría su nombre, de la que es presidenta Helena Bazán, y que conforman 19 patronos de máxima solvencia intelectual. Los bienes que lega Don Antonio son cuantiosos, por no decir ingentes: además de la mansión en Somosaguas, con 7oo metros construidos y una hectárea de terreno, hay una finca en Argentina de dimensiones espectaculares, que dicen es como media provincia española, otra finca en la Mancha de notables dimensiones, recuerdos históricos, entre los que destacan utensilios que pertenecieron a Luis XVI y a María Antonieta, casi de incalculable valor, y una pinacoteca de cuadros igualmente que representan una fortuna.

Fundación no constituida

La Fundación prevista por don Antonio no se ha constituido, «no se nos convoca a ninguna reunión», concreta Roberto Centeno, uno de esos 19 patronos designados por don Antonio. El MCRC ha estado marcado por las polémicas, hasta una sonora división con acusaciones de haberse apropiado de un cuadro vendido por 300.000 euros. Parecen haberse aunado la codicia despertada por la herencia. A esas divisiones hace referencia Roberto Centeno, Catedrático de Economía, publicado en Rambla Libre con fecha 4 de septiembre de 2018, con el significativo título de «Contra la prostitución del legado de don Antonio García Trevijano».

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Entresaco algunos párrafos altamente sugerentes: «Ante las presuntas irregularidades y la desastrosa gestión que se está produciendo con la conservación y la difusión del mensaje y la obra de mi amigo y maestro Antonio García Trevijano, el más grande pensador político español de todo el sXX, y las dudas razonables que suscitan determinados comportamientos, algunos tan extraños e inverosímiles como el de que una persona esté transfiriendo cientos de miles de euros al MCRC, una asociación completamente muerta cuya contribución a la difusión de su pensamiento es básicamente cero, desde que en un auténtico golpe de mano fueron apartadas de la misma las personas más capaces, y comprometidas con las ideas y la obra del maestro».

«Por ello, lo que quiero dejar claro, es que como patronos de la Fundación hoy en vías de constitución, que según voluntad expresada repetidamente por Don Antonio debe ser el vehículo exclusivo de la transmisión y difusión de su pensamiento político en Hispanoamérica y en España, no vamos a retroceder ni a permitir que se prostituya lo más mínimo el mensaje y la obra de Don Antonio en base a intereses personales, espureos y mezquinos».

Roberto Centeno responsabiliza a Helena Bazán

En el último párrafo se apunta directamente a Helena Bazán como la responsable de lo que ocurre: «Tengo que decir que me causa una profunda tristeza el que una persona que durante tanto tiempo fue leal colaboradora de Don Antonio como asistente suya, Elena Bazán, haya permitido el golpe de mano que se fraguó para decapitar al legítimo presidente Don José Papi, que fue nombrado como tal por Don Antonio. Con ello quiero decir que voy a poner a disposición de la defensa de la memoria de Don Antonio, todo mi esfuerzo para que su legado y obra sean honrados y conocidos tanto en España como en Hispanoamérica».

La caja de Pándora

A esas «transferencias de cientos de miles de euros al MRCR», asociación «completamente muerta», se refiere también Jesús Murciego: «creen que desciende de la pata de su Cid, cuando el 95% de los que estábamos en la acción en vida del Maestro nos fuimos. Y es que no saben de los intereses que hay detrás, dinero, libros y cuadros es lo que importante para los que manejas las marionetas» y «lo del MCRC es por la pasta», ignorantes «de lo que Helena (Bazán) cocina con la pasta del Maestro».

Da la impresión de que Helena Bazán no sabe dónde se ha metido, porque esta historia es un culebrón que merece se conocida por todos. Ha abierto la caja de Pandora. Continuará.

Roberto Centeno: Contra la prostitución del legado de Don Antonio García Trevijano

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