Enrique de Diego.
Las cosas nos impresiona más si nos pillan más cerca. Rafael ha asistido a una repentinitis no consumada. Una joven de 19 años se derrumba en plena calle. La gente acude. La joven vuelve en sí, Le preguntan qué le ha sucedido y si es que está embarazada. Nadie osa plantear el tabú, hasta que Rafael le interroga si está timo vacunada, la joven responde que sí, el día antes le han puesto la tercera de Pfizer.
Mari Luz es una mujer divorciada cuyo hijo acaba de ser hospitalizada e intubado. Mari Luz es maestra, gremio en el que abundan los borregos, y se ha puesto todas las dosis habidas y por haber y, contra la lógica de la naturaleza que lleva a estar en vigilia las 24 horas del día para cuidar a la prole, ha pinchado a su hijo sometiéndole a un riesgo tan innecesario como cierto. Mari Luz mantiene una relación que no sé muy bien con definir con Javi, que, también pinchado, ha cogido la enfermedad y le ha echado, temporalmente, de casa. El padre, médico, ha ingresado también en el hospital y Mari Luz lo maldice porque informa de que tiene «una brutal carga viral» y, al parecer, no está timo vacunado. Llevada por su complejo de culpa, Mari Luz culpa al padre de haber infectado al hijo. No cae en la cuenta que su hijo debía estar inmunizado, al igual que Javi. Esa es la versión oficial de las timo vacunas, pero al final no impiden ni el contagio ni la transmisión. Lo lógico es pensar que el niño, sacrificado a la estupidez supina de Mari Luz, es el que ha contagiado al padre.
Una tercera anécdota, ya personal, en la que la protagonista es una enfermera de ambulancia del 112. Me encaro y la digo que están matando a la gente y que tienen responsabilidad en ello, ella me responde, buscando comprensión, que sigue protocolos, lo cual me induce a pensar que todos saben lo que están haciendo y se atienen, como los hombres y mujeres de las SS, a las órdenes recibidas, denominadas ahora protocolos.
Estas tres anécdotas, muy cercanas, me lleva a pensar que no se está hablando claro en esta sociedad mientras masacran a la gente, que nos hemos acostumbrado a la postura de que la timo vacunación es voluntaria, con toda la presión de los mensajes y las llamadas del sistema, o que nos hemos remitido a que es un experimento, y los experimentos salen bien o mal, y éste es letal, porque su objetivo es matar, eliminar población y es de suma gravedad.
Hay que lanzar un partido de los purasangres que hable claro, que monte una guerra de guerrillas diciendo por plazas y calles la verdad de lo que está sucediendo, y las responsabilidades que tienen que asumir nuestros dirigentes y nuestros medios de comunicación, propaganda del enemigo. Primero una asociación contra los vacunazis y después un partido, que sólo se presente a las generales, que no aspire a pactar, que pretenda derrocar al Gobierno y a los ejecutivos de las autonomías que han perdido su legitimidad de ejercicio, que han atacado a las poblaciones, que han osado pinchar a los niños, a los que ningún partido ha protegido, deprisa y corriendo, cuando la OMS de Bill Gates ha recomendado, tarde, como si quisieran desentenderse del genocidio, no timo vacunar a esos niños.
Un partido abierto a todos los engañados arrepentidos, que pretenda sacar mayoría absoluta o no sacar nada, pero que condicione y cambie el discurso político, introduciendo en el debate términos como genocidio. Que reivindique a las víctimas. Un partido que en su falta de aspiraciones tenga su fuerza, que surja de la indignación y de la ira, que plantee prohibir el veneno de muerte, que exija una investigación profunda y depurativa del gerontocidio, que infunda el miedo en los responsables de la matanza, que pase de la resistencia a la contraofensiva.
El ejemplo nos lo han dado los heroicos camioneros canadienses, honor y gloria, que se han movilizado para conseguir:
1. Abolir todos los mandatos de vacunación para todos los canadienses, camioneros, viajeros, empleados, trabajadores de la salud, agentes del orden público y soldados.
2. Abolir los requisitos de máscaras y pasaportes de Covid.
3. Levantar el estado de emergencia.
4. Permitir que aquellos que han perdido su trabajo regresen a él.
5. Devolver a los niños a sus padres.
6. Brindar protección financiera a todas las pequeñas empresas que se han visto afectadas por las restricciones de Covid.
7. Respetar la libertad de elección y la no discriminación.
Un partido de los purasangres patriotas contra el globalismo, que plante cara de verdad, de una vez por todas.
Épica y gloriosa primera intervención de Enrique de Diego en el programa de Risto Mejide