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El gran medio de comunicación de Dios, el Gran Milagro y la sanación en Garabandal

Redacción




Enrique de Diego.

Pensemos de nuevo en el gran acontecimiento que representa el Aviso. Quedará deslegitimada toda la mentira y la comunicación de los grandes medios, auténticos aparatos de propaganda diabólica. Dios se comunicará con todo el mundo a la vez, sin interferencias, con cada uno, con su interior y con su conciencia. Veremos nuestros pecados tal como Dios los ve, con su intrínseca gravedad. Es impresionante, pero el ruido anestesiante de las televisiones cesará y tomaremos conciencia de nuestra realidad moral en toda su crudeza. El gran medio de comunicación de Dios actuará sobre todos nosotros, sobre todos los habitantes del planeta.

Un buen amigo mío, que se ha encontrado varias veces con Conchita, la vidente, la comentó con sagaz ironía que después del Aviso no tendrá ningún problema para dar a conocer el Gran Milagro, ya que ella deberá anunciarlo con ocho días de antelación, por mandato de la Virgen. El Aviso es su preparación. Será grandioso. Una manifestación espectacular del Creador, del que ahora muchos hombres se han separado, han roto todo vínculo, considerándose en su petulancia autónomos, lo que les ha convertido en peleles y borregos asustados de los poderes oscuros del inframundo.

Será pronto, pues Conchita, aquella niña de 12 años de San Sebastián de Garabandal, se ha hecho provecta, 73 años. Su marido, Patrick Keena, con el que ha tenido cuatro hijos, ha fallecido. Cuestión de años, no muchos. El 10 de septiembre de 1965, Conchita le aclaró a una familia francesa que sería mucho más grande que el del sol bailando de Fátima. “Ese milagro de Fátima no es nada en comparación de lo que va a pasar aquí. Esto será mucho, pero mucho más grande”. A continuación, levantado los brazos y extendiéndolos, Conchita añadió: “Lo de aquí será mucho más grande, mucho más fuerte que lo de Fátima. Causará tal impresión que nadie de cuantos lo vean, podrá marcharse con dudas. Convendría que todo el mundo estuviese presente, pues no habría seguramente castigo, ya que todos creerían”.

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Tendrá lugar en los Pinos. Un lugar bendecido por Dios y su Santa Madre, ligado a la Eucaristía, pues en tiempos del abuelo materno de Conchita, Serafín, en 1925, siendo presidente de la junta vecinal, tuvo lugar la plantación, bendecida por el párroco don Ángel Cossío, y siendo los protagonistas los niños de la Primera Comunión. Y a la Eucaristía hay que darle la importancia que se merece, toda.

Lugar santo porque Dios dejará ahí una Señal de su Presencia, como prueba del Amor hacia la Humanidad, que se podrá ver, fotografiar, filmar, pero no tocar; su sustancia es de naturaleza desconocida ya que es obra de Dios. Y como al pueblo judío en el Éxodo, esa Señal significa que los cristianos del fin de los tiempos tendrán el auxilio y la guía de Dios hasta el fin del mundo.

Demos gracias a Dios que nos permitirá ver y asistir a estas grandes maravillas fruto de su misericordia y su amor. A Conchita se le oyó decir en éxtasis que “cuando dejen de subir todos, cuando no lo crea nadie, ¿entonces harás el Milagro?…entonces vendrá el Milagro…cuando todo el mundo deje de creer; ni los sacerdotes lo creerán, ni nadie lo creerá”. Ese tiempo ha llegado, es ahora. Tengo signos de dos mujeres, Mariló Martínez Heredia y Johanna Fernández Martínez, heridas gravemente por la inyección del veneno de muerte presentado diabólicamente como “vacuna”, que han sido tocadas por Garabandal y esperan su sanación, porque, como dice Santiago Lanús, “se verá en todos los sitios donde se puedan ver los Pinos de Garabandal. Los enfermos que en ese día suban a Garabandal curarán, e igualmente los pecadores se convertirán. La Virgen dijo que el Papa verá el Milagro desde donde esté. El Padre Andreu y San Pío de Pietrelcina lo vieron anticipadamente”.