Enrique de Diego.
Recuérdame, Anselmo Pestana, que mañana escriba al patente chorizo de José Bono, que es de tu mismo partido, que constituyó cuatro sociedades offshores en la República Dominicana, como los grandes corruptos, después de ser graciosamente nacionalizado por el presidente de dicho país, a ver si ingresa en prisión o le quitan la nacionalidad española, y deja de protegerle la metamafia judicial, porque es un escándalo mayúsculo. Perdona, que me voy por las ramas, no quiero dejar que pase un día más sin destacar que te hayas sumado la coro de las plañideras, porque la muerte de una niña de dos años tras llegar en un6a patera «rompe el corazón». Dicho esto a los pocos días de aprobar la eutanasia y siendo partidario del genocidio blanco que se esconde tras la asquerosa palabra aborto, mira tú que me suena hipócrita, como el chulo puta Pedro Sánchez para quien «no hay palabras para describir tanto dolor». Efectivamente, la niña que no se llama Nabudy, nunca, nunca debió emprender, a los dos años, una travesía tan peligrosa por el mar océana, sino fuera porque tú, y otros como tú, el ministro José Luis Escrivá y la secretaria de Estado, la incompetente Hana Jalloul, mantuvieras las fronteras cerradas a los irregulares y no los llamarais a venir prometiéndoles el oro y el moro y que aquí se atan los perros con longanizas.
Y lo que vas a hacer es llevar a los niños canarios al hambre extrema por tus gilipolleces enfundadas en sentimentalismos. Todos sentimos la muerte de una niña, que nunca debió emprender ese viaje desde Malí, nunca debió traerla su irresponsable madre, junto con otra hermana, y el imbécil de Pablo FraCasado que dice que «sin buenismos ni radicalismos» hay que hace un pacto de inmigración. Vamos a ver, un poco de racionalidad, la que tú no tienes, Anselmo, los problemas se afrontan de raíz y la Ley de Extranjería es muy clara: hay que venir con visado y para algo, no con una mano delante y otra detrás, para que hagan negocio las mafias, las onegés, que son otro tipo de mafias. Y tú, inútil plañidera, te remites escrupulosamente a la Ley y si no te tendrás que atener a las consecuencias. Tú cobras como delegado del Gobierno en Canarias para defender las Islas y no para decir hacer de plañidera, mientras incumples tus deberes básicos.
Mangarrán, si tú tienes unos datos más falsos que un Judas de plástico según los cuales se llega a la abracadabrante conclusión de que en el Sur de Canarias ¡ha descendido! el número de delitos y ha aumentado la seguridad ciudadana desde que han llegado los inmigrantes en masa, que son un dechado de buena educación y finos modales, y va una mujer irlandesa, afincada en Canarias, y se los cree, se cree tu discurso mendaz y va a interesarse por ellos y van y la violan, que tendría que pedir, Anselmo, responsabilidad civil por mentecato, y para que no digas mentiras al dictado de tu amo, Pedro Sánchez, y de esa escombrera que es el partido socialista, pocilga, en el caso de las Islas, mediocridad de mediocridades y todo mediocridad, empezando por el engendro de Ángel Víctor Torres que ha llegado a decir que la niña «buscaba una vida mejor».
Eres un desastre, Anselmo, no sirves para delegado del Gobierno, sois todos un desastre los del partido socialista, sois una basura los parlamentarios canarios. Te va a ir muy mal, por no cumplir el mínimo de tu deber, plañidera.