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Aliança Catalana puede dar la sorpresa en unas decisivas elecciones catalanas

Redacción




Luis Bru.

El partido Aliança Catalana, que lidera la alcaldesa de Ripoll, Silvia Orriols, puede ser la gran sorpresa de las elecciones catalanas del 12 de mayo. Con un discurso de confrontación respecto a la invasión islámica, encima subvencionada, se calcula que el 80% de los musulmanes viven de las ayudas que da la Generalitat, el partido Aliança ha conseguido cosechar un repaldo transversal entre el electorado, con su lema Salvem Catalunya.

Por otra parte, el discurso de que la invasión daña a la identidad catalana representa un duro golpe a los nacionalistas que han permitido y financiado esta sustitución de la población, con efectos demoledores, y que se ha puesto de manifiesto con la partida extraordinaria de 750 millones dedicada por el gobierno de Pere Aragoés, de Esquerra Republicana, para la enseñanza del árabe como segundo idioma, que representa una amenaza para la identidad linguística de Cataluña y conllevara la erradicación futura del idioma catalán.

Aliança Catalana pasa a Esquerra Republicana y a Junts por el nacionalismo, siendo más claro y más intransigente en sus psotulados. Por ejemplo, a Carles Puigdemont le acusa de haber dejado tirados a quienes creyeron en el procès y de haber abandonado a sus seguidores poniéndose a buen recaudo. «Un buen capitán siempre es el último en abandonar el barco, no el primero», dijo, entre fuertes ovaciones de un público entregado, en su mitin en Gerona, Silvia Orriols.

Siendo la primera vez que el partido concurre a unas elecciones autonómicas, la primera sorpresa ha sido su aparición en las encuestas. Todas ellas, sin excepción, le conceden una horquila de entre 3 y 4 diputados. La formación está especialmente implantada y presente en Gerona y Lérida, las provincias donde el nacionalismo es más mayoritario.

Una duda es la capital, Barcelona, donde el sistema ha procurado silenciar a la nueva formación. Si se confirmara que obtiene representación, sería una sorpresa mayúscula, que haría girar todo el mapa político catalán y centraría el debate en la inmigración y la invasión islámica.