Javier de la Calle.
Se ha puesto en marcha la maquinaria de la mentira oficial, pero está ya herrumbrosa y no tiene credibilidad alguna. Es ya conocida: en primer lugar, la trampa de la esperanza, adobada con términos de la estupidez política usando terminología barata. Hay que tener cuenta que para los globalistas, y la clase política basura canaria lo es, la emigración masiva -eso significa migración, la sustitución de un pueblo por otro- tiene numerosas aristas. Por de pronto, todos los que han arribado y arriban a las playas canarias en cayucos y pateras son varones, bien alimentados. No hay mujeres ni niños; los menas son adolescentes creciditos. Además, no huyen de ninguna guerra, ni de ningún holocausto; no vienen de Siria, sino de Marruecos, Senegal, Mali.
Entonces, al sistema les es difícil vender la gran sustitución evidente de la población. Los planes incluyen, según fuentes solventes, la llegada de 80.000 emigrantes. Ante la resistencia de los canarios y el riesgo de eclosión social, que se ve venir, esa trampa de la esperanza es la creación de un corredor «humanitario» entre África y Europa, al que se refieren con extraña unanimidad dirigente de la casta parasitaria. A él se ha referido el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales, «Se está impidiendo viajar a muchas personas que tienen la documentación –dijo–. Se les retiene en el aeropuerto. Son cientos de personas sin recursos, sin hogar y sin atención deambulando por la isla. No hay control».
Se usa el adjetivo «humanitario» para intentar manipular los buenos sentimientos de los canarios. Así, el magistrado del juzgado de Las Palmas con competencias en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Barranco Seco, Arcadio Díaz Tejera -incluido en una lista de expertos a propuesta del PP por el senador de Gran Canaria, Sergio Ramos- incide en que «la solución tiene que ser abrir corredores humanitarios y conceder visados humanitarios» porque «hacen falta acuerdos entre los países emisores y los países receptores, y que cada país establezca la cantidad de personas que requiere su mercado de trabajo y para qué tipo de labores».
Cualquiera pueda entender, que esa solución es un agravamiento del problema y que ni pasa de convertir a la clase dirigente, con la metamafia judicial, en una colaboradora de las mafias de tráfico de seres humanos, dando viajes gratis a toda África hacia Europa. Esta «solución» no resiste el más mínimo análisis crítico. Los canarios serían invadidos permanentemente, en vez de destino turístico, se convertirían en embarcadero hacia Europa, donde la situación económica se deteriora. Los magistrados y el presidente del Cabildo deberían dejar de tonterías. Luego volveremos a esta cuestión.
Resulta patético y ridículo tener que mencionar la vieja estrategia ya gastada del espantapájaros del racismo usada por el garrulo y mostrenco alcalde de Las Palmas, Augusto Hidalgo: «Se insulta a niños por su raza, no puede permitirse». Con el nuevo añadido de convertir en bulos verdades evidentes, la estricta realidad, sobre la base de la ocultación de los medios de comunicación. El alcalde se refiere al fenómeno de la inmigración y a la seguridad en la capital y dice que «la convivencia no puede alterarse por bulos y mensajes xenófobos». La ofensa a sus ciudadanos, y en buena medida a sus votantes, ha tenido una respuesta unánime en las redes que se puede resumir en que «batacazo se va pegar en las elecciones».
Éramos pocos y parió Sos Racismo, unas meras siglas con poco detrás que retornan de tanto en tanto. Sos Racismo ha advertido de la existencia de una corriente cada vez más mayoritaria de personas que se sienten impunes ante el envío de mensajes con contenido racista, como los investigados por la fiscal jefe de Las Palmas y que instan a agredir a migrantes. Tratar al pueblo canario de racista es un insulto a la inteligencia y un desconocimiento de la amabilidad y el espíritu abierto de los canarios, pero a nadie le gusta que le invadan, que sean tratados mejor que los nacionales, alojados en complejos turísticos, y que una parte de ellos se dediquen al robo o que surjan reyertas que hacen difícil la convivencia. No es bueno atemorizar a la población canaria, que es lo que se está haciendo en realidad.
El ayuntamiento de Las Palmas hablado de «multiculturalismo», pero eso no funciona. Es dividir a la sociedad en «comunidades» yuxtapuestas y llamadas a enfrentarse. Justo lo contrario de la diversidad que se pretende. Una sociedad necesita regularidades, narrativas que permitan el diálogo. Veamos, brevemente lo que ocurre en Francia: Marsella, Lyon, Burdeos, Grenoble, París se han convertido en ciudades peligrosas, la convivencia no ha mejorado, sino que ha empeorado. En los barrios de la periferia de esas y otras ciudades, la policía ni entra.
La Primera Ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, se ha marcado como objetivo no acoger refugiados porque “la cohesión social está bajo amenaza”. “Ese es nuestro objetivo. Por supuesto, no podemos prometerlo”, ha afirmado, al tiempo que ha reiterado la necesidad de que se adapten a los valores daneses. El año pasado ya denunció los crímenes cometidos por inmigrantes no occidentales en Dinamarca y prometió que su Gobierno tomaría medidas. “Uno de cada cinco jóvenes de origen no occidental que nacieron en 1997 había violado el código penal antes de los 21 años. Uno de cada cinco”, recordó la dirigente socialdemócrata. En Suecia, se han disparado las violaciones, hasta ser el segundo país en número de ellas.
Volvamos a Francia, donde Emmanuel Macron ha presentado una ley contra el «separatismo» musulmán, contra la creación de un Estado dentro del Estado. Ante el temor de que Francia vaya a ser una nueva Siria o Libia, un Estado fallido, y haya una guerra de milicias. El terrorismo en toda Europa es islámico y de una gran crueldad. En Francia, Niza, golpeada por dos veces, Estrasburgo, Charlie Hebdo, Bataclan. En España, tuvimos la masacre de Atocha y el atentado de Las Ramblas, que pudo ser pavoroso. No se puede hablar, a la vista de la experiencia, tan frívolamente de «multiculturalismo», como un paraíso, cuando en realidad es un infierno.
Todos los emigrantes son de religión musulmana. Conviene saber que dice esa religión.
Según El Corán utilizado en la Mezquita de la M-30, editado y traducido bajo la supervisión del Ministerio de Asuntos Religiosos de Arabia Saudí, la aleya válida en relación con los no musulmanes es la llamada de la espada, que está en la Azora II, aleya 187:
“Matadlos a todos allá donde los encontréis”.
Como puede verse, no admite muchas interpretaciones y es un designio de genocidio. Se indica que así se refleja en El Corán editado por el citado Ministerio Saudí, porque eso implica que es válido para todo el wahabismo, que es la corriente dominante en el sunismo, y específicamente en toda Europa, pues la expansión de las mezquitas y la manutención de los imames la ha financiado la petromonarquía saudí.
El Corán cuenta como Mahoma extermina tribus enteras, como mata a todos los prisioneros:
“No es digno del Profeta tener prisioneros hasta que haya cubierto la tierra con los cadáveres de los incrédulos”.
La guerra es santificada, es precepto, y no es defensiva:
“¡Combatid a quienes no creen en Alá ni en el último día ni prohíben lo que Alá y su enviado prohíben, a quienes no practican la religión de la verdad entre aquellos a quienes fue dado el libro! Combatidlos hasta que paguen la capitación y ellos estén humillados” Azora IX, aleya 29.
“No hay ciudad a la que nosotros no aniquilemos o atormentemos con terrible tormento antes del día de la resurrección” Azora XVII, aleya 60.
“Matadlos hasta que la idolatría no exista y esté en su lugar la religión de Alá”. Azora II, aleya 189.
“Malditos donde quiera que se encuentren, serán cogidos y asesinados sin piedad, según la costumbre de Alá con aquellos que les precedieron”. Azora XXXIII, aleya 61.
“Cuando encontréis a quienes no creen, golpead sus cuellos hasta que les dejéis inermes” Azora XLVII, aleya 4.
“Se os prescribe el combate, aunque os sea odioso”. Azora II, aleya 212.
“¡Profeta! ¡Combate a los infieles y a los hipócritas! Sé duro con ellos”. Azora VIII, aleya 74
“Yo estoy con vosotros. ¡Consolidad en sus puestos a quienes creen! ¡Arrojaré el pánico en el corazón de quienes no creen! ¡Golpeadles encima del cuello! ¡Golpeadles en la yema de los dedos!” Azora VIII, aleya 12.
De hecho, el no musulmán es deshumanizado en El Corán. Puede entenderse, a la vista del siguiente texto coránico, las degollaciones con las que ejecutan los del Daesh a sus víctimas, pues es como el sacrificio de un animal (del cordero, por ejemplo), desangrándolo:
“Las peores bestias, ante Alá, son los infieles” Azora VIII, aleya 57.
Parecería que ninguno de los dirigentes occidentales, ni sus múltiples asesores, ni ninguno de los profesores universitarios, ni ninguno de los periodistas han leído nunca El Corán y desconocen, por tanto, estas citas textuales –hay otras muchas, varias de “Alá les mate”-. No se entiende que personas de responsabilidad o incluso destacados miembros de la Judicatura o de las Fuerzas de Seguridad de las naciones europeas hablen de radicalización. Los textos coránicos son en sí bastante radicales. Los terroristas musulmanes no hacen nada distinto de lo que se ordena y se ensalza en El Corán, al margen del velo que extrañamente se ha querido extender y se sigue extendiendo sobre las ingenuas y desarmadas sociedades occidentales.
Como se ve, el discurso oficial peca de absoluta frivolidad y de completa mentira: el «multiculturalismo» que se trata de vender es, posiblemente, el exterminio de los canarios. Pocas bromas. Los experimentos con gaseosa.