Una reseña de José Antonio Bielsa Arbiol
Fue Onésimo Redondo quien afirmó aquello de que “lo que ocurre fuera es bueno para aprender y malo para importar”. Traemos a colación esta frase porque resume como ninguna otra “el mal” adquirido con la Transición, o “de cómo los españoles se apearon de las mayúsculas de la historia” –retomando parte del subtítulo de un ensayo de Sánchez Vidal– para sumirse (añadimos nosotros) en las más espantosas simas de la abyección política, moral y estética.
Tiempo de incertidumbre: El final del franquismo y la transición según la CIA estadounidense trae al lector, cuarenta y cinco años después de su redacción, un memorándum de la CIA de singular importancia para comprender la génesis de dicha Transición: la de la progresiva abdicación de España de sus legítimos derechos e intereses en aras a su sometimiento al Imperio estadounidense, con todas las quiebras progresivas y graduales que iban a hacer de nuestra gran nación una piltrafa mundial, vejada y humillada por todos sus enemigos seculares… así hasta llegar a nuestros aciagos días, ante un futuro más que incierto.
El estudio introductorio al documento, preclaro y con una certeza de males apabullante, es competencia del reputado intelectual y filósofo Carlos X. Blanco, quien con encomiable capacidad sintética ha sabido leer la intrahistoria de una demolición programada, cuya puesta en marcha se remonta al 45: “La vieja Europa quedó ocupada en 1945 por yanquis y bolcheviques. Entre ellos se repartieron un continente que había civilizado al mundo […] Ahora, un poder que sólo remotamente podía alegar sus orígenes europeos, el poder imperial de los yanquis, exhibía su músculo militar y comercial como campeón sobre los “totalitarismos”, y sus botas desfilaron sobre la faz de todo el viejo continente”.
Tiempo de incertidumbre permitirá al lector atisbar las causas profundas de los males que hoy nos afligen. Las élites supranacionales del eje anglo-sionista supieron hacer de la CIA auténtico dispositivo infiltrador de naciones, si bien en su fagocitación del caso español encontraron un importante escollo: “La inclusión difícil de España en ese “occidente” se agravó con la existencia del régimen del General Franco. A la ya vieja leyenda negra antiespañola, en el mundo aliado se sumó la repulsa anti-franquista de ese mundo “liberal”, de ese “occidente” que, en realidad, eran los Estados Unidos y los jirones de una Europa que debía resucitar con limosnas, con un Plan Marshall”.
Carlos X. Blanco no olvida que hubo, en efecto, un “factor Franco”, sobre el que no todo está dicho (nota bene: sobre esta cuestión, anticipamos, tratará el próximo libro de la colección “Hechos y Documentos” que edita Letras Inquietas); un “factor” tanto más importante por cuanto iba a decidir los exclusivismos de las políticas bilaterales entre Usa y España durante el franquismo: “Este militar autoritario había prevenido a España del terror rojo, y esa era la fuente principal de sus apoyos sociales y alianzas tanto dentro como fuera del país […] Tuvo que darse una guerra sangrienta para que en España no triunfara una revolución comunista o colectivista, y en este aspecto “occidente”, esto es, los Estados Unidos, se congratularon de ello”. Los disparos y detonaciones de la Guerra del 36 resuenan como una murga de fondo en el memorándum del 75.
Tiempo de incertidumbre, o de cómo se fraguó la gran conjuración antiespañola conocida como “Régimen del 78”, presenta al público español la hoja de ruta que el imperialismo yanqui bosquejó en 1975 una vez finado el Caudillo… para llevar a España hasta donde está hoy, es decir en un punto de no retorno hacia atrás, rumbo a ese Nuevo Orden orwelliano.
Por desgracia para la España “democrática”, una banda de arribistas, politicones sin un ápice de vergüenza y moral, amigos del trapicheo y los más sórdidos chanchullos criminales, llevarían a cabo la mayor escabechina financiera y moral que habría de conocer la nación bajo el pretexto de un nuevo credo de fe apóstata: el capitalismo liberal, de corte tecnocrático, ya puesto en marcha durante la segunda mitad del franquismo por elementos afines al Opus Dei.
No queremos destripar el contenido del memorándum, muy jugoso. Por eso animamos a que se hagan con un ejemplar del libro y lo lean y relean a conciencia: libros como el presente no pueden faltar en las bibliotecas de los españoles despiertos. Y es que la CIA, con alevosa mezquindad, abonó –con agudeza y malas artes del ingenio– ese veneno disolvente que haría de la Transición algo tan espeluznante, y dantesco, como no se había visto hasta entonces: el retorno legitimador de los comunistas, la ETA ejecutando su agenda terrorista, la difusión masiva del “caballo turco” desestructurando una generación, el “felipismo” y el GAL… y por encima de todas estas tétricas piezas, la gran corrupción sistémica de un Régimen demagógico al servicio de la impronunciable Bestia… alimentada por el Imperio.