Mientras siga habiendo fútbol y bares los españoles no parecen tener otras preocupaciones y los políticos de ultraizquierda lo saben bien. El español, tan bueno para otras muchas cosas, en política es absurdo y casi el hazmereír del mundo, como ya hemos visto en vídeos de televisiones de otros países, que no entienden como nadie reacciona ante las evidentes maniobras chavistas de este Gobierno.
Esta semana vimos al líder ultraizquierdista y vicepresidente del Gobierno pasar de su política líquida a una peligrosa política emética al decir que el objetivo que tiene es derrocar la Monarquía, tras haber jurado lealtad al rey, pero no ha tenido consecuencias, o lo de derrumbar la cruz del Valle de los Caídos emulando a los Talibanes en los 90s.
Luego vemos al ridículo ministro de Universidades, Manuel Castells, ese que parece don Pinpón, soltar que el mundo se acaba, es decir ¿que nos vayamos acostumbrando a algo como Cuba o Venezuela? Luego nos sale Pablo Iglesias, a lo Pasionaria, asegurando al PP que nunca más se sentarán en el Consejo de Ministros, lo que es una amenaza directa o que ahora el moño le ha dado los poderes de la pitonisa Lola.
Después al incompetente ministro comunista Garzón señalar al rey como a un delincuente. Por si era poco y los españoles no se han enterado, el Gobierno prohibía al rey acudir al acto de los jueces en Barcelona para no ofender a los golpistas. Como tampoco podía ser menos en esta carrera de gilipolleces, el ministro de Justicia ayer decía que los jueces se habían pasado tres montañas por decir ¡¡¡Viva el rey!!! quién sabe, si llama a la Guardia Civil de Galapagar ya sabe que obedecen y les denuncia por decirlo sin rechistar. Sin olvidar el indulto que viene a los golpistas catalanes. Y qué decir de qué quieren imponer que nuestros hijos no coman carne los lunes, lo siguiente prohibir los bocadillos de jamón o chorizo en el colegio. Y ya la guinda la pone Marlaska adelantando que también será legal intervenir las RR.SS si se habla mal del Gobierno.
Lo que me sorprende es que a esas voces contrarias que existen en el buen periodismo, como Vicente Vallés, no les hayan despedido o hayan enfermado misteriosamente, tenido un accidente o, como en otros países con gobiernos de esa calaña, les hayan suicidado. Veremos lo que tardan, ojalá me equivoque.
Solo falta anunciar Checas para no colapsar los juzgados y poder eliminar, por fascistas claro está, a todo aquél que hable mal del Gobierno y ponga en riesgo la futura República Bolivariana de España. Mientras los españolitos seguimos hablando de fútbol o de Sálvame y mirando hacia otro lado.
Como digo, ya han visto la inacción de los españoles ante estas evidentes muestras de las intenciones de la Ultraizquierda y nos esperan unos meses que, si no despertamos, nos llevarán a una ruina similar a la que tienen en Venezuela, de la que no verán salir a este país ni los que hoy van a primaria ¿Tenemos que hundirnos para ver hacia dónde vamos?