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La corrupción moral del PP empezó con Aznar y una reveladora afirmación de Eduardo Zaplana

Redacción




Enrique de Diego.

Lo que ha fracasado no es tal o cual partido, sino el modelo de Estado de partidos como tal, sin separación de poderes y sin representación, sin libertad colectiva. El PP cumple su misión en la farsa, ha entrado en histeria y pánico igual que el Gobierno, y le ha respaldado en el confinamiento.

La degradación del PP viene de lejos y la sumisión al globalismo no la ha inventado Cayetana Álvarez de Toledo, sino que empezó mucho antes con José María Aznar, el principal responsable de la corrupción moral. Antes de acceder al poder cedió en la cuestión fundamental del aborto. Fui el único que se lo afee y movió hilos para ver si me podía callar, porque mis escritos “le creaban problemas familiares”. Después vino la cesión irrestricta a los separatistas para acceder en el pacto del Majestic, que significó la no presentación de recurso de inconstitucionalidad a la decisiva ley de normalización lingüística, el despliegue de los mossos y un sinfín de transferencias, también al PNV, cuyo presidente entonces, Xabier Arzalluz, dijo que había conseguido con Aznar más de lo que había conseguido en años.

Después, por mero interés personal, para codearse con los Bush, nos metió en la guerra de Irak, donde no hubo las tan cacareadas armas de destrucción masiva, y es Aznar un ejemplo de lo que no debe ser un ex presidente de Gobierno. Desde la FAES, que ha vendido liberalismo con cargo al Presupuesto público, ha puesto a un pelele a su dictado, Pablo Casado, quintaesencia de la clase política del Estado de partidos. Alejandro Agag, yerno del capo de tuti capi, tiene una trayectoria ampliamente polémica y la familia se lucra de los fondos buitre.

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De esa corrupción moral, vino después la corrupción económica en gran escala, propia del Estado de partidos. Aznar, dentro del esquema, incumplió su promesa de despolitizar el Consejo General del Poder Judicial. Francisco Correa llegó de la mano de Aznar y el sistema de sobresueldos en negro, práctica que él inició en Castilla y León.

Uno de los niños mimados de Aznar, el corrupto Eduardo Zaplana puso en marcha uno de los cambios más demenciales, en su etapa de ministro de Trabajo, como fue el paso del Estado de bienestar al Estado asistencial, provocando un efecto llamada espectacular migratorio. Con Eduardo Zaplana, al que traté mucho en mi etapa de delegado de Abc en Alicante, tuve una conversación esclarecedora. Quedamos a desayunar en el Hotel Intercontinental, estando él ya en Telefónica. Yo tenía interés en saber si las empresas del Ibex iban a hacer algo por las clases medias, sus clientes, pues había puesto en marcha la pionera Plataforma de las Clases Medias, a lo que me dijo que no, que todas ellas tenían compromisos con el Gobierno y dependían en él. Me quiso impresionar –todavía no se conocía la catadura moral que le había llevado a enfangarse en la irrestricta corrupción-, hizo un silencio y me espetó, un poco fuera de contexto, para demostrarme que ya era un amo del mundo, o del inframundo, en la órbita diabólica, que “las dos veces anteriores mandamos la gente a las trincheras, pero ahora, con la bomba atómica, no sabemos qué hacer”. Pues ya han sabido: un virus salido del Instituto Virológico de Wuhan.

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Hay unos pocos medios de derechas, que sirven de coartada, y que continúan la farsa, no planteando alternativas reales como la República Constitucional, como es el caso muy notorio de Federico Jiménez Losantos, que recibió dinero, para comprar acciones de Libertad Digital SA, de la caja B del PP.