Editorial.
El Gobierno ha afrontado el coronavirus con altas dosis de retórica y ninguna medida real. En todo momento, ha ido detrás de los acontecimientos. No cerró las fronteras con Italia y ahora estamos ante un escenario en el que España es una de los focos de expansión de lo que la OMS ya califica de pandemia mundial.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez domina la retórica: «haremos lo que haga falta, cuando haga falta y donde haga falta». La frase es muy redonda y muy contundente, pero en la realidad todo es improvisación e ineficacia. Por faltar faltan medidas de protección individual al personal sanitario, como guantes y mascarillas, que debían haberse adquirido con tiempo, de donde devienen contagios entre ese personal.
En el dominio de la retórica sobre la realidad hay que circunscribir las ruedas de prensa de Fernando Simón y del ministro de Sanidad, Salvador Illa. Debieron cerrarse ante los colegios y prohibir los acontecimientos públicos multitudinarios. A la población se la estado diciendo que era casi como una gripe y se le ha recomendado simplemente lavarse las manos con gel. Se ha actuado con total ineptitud, con negligencia culpable en materia tan delicada como la salud pública.
Da toda la impresión, de que atenazado por la ideología el ejecutivo ha propiciado las estúpidas manifestaciones del 8 M, en sí suicidas coreando que preferían ser asesinadas por el coronavirus que por el heteropatriarcado, soberana estupidez propia de deficientes mentales. A la manifestación de Madrid asistieron, en un acto de irresponsabilidad, la mujer del presidente, las vicepresidentas, Carmen Calvo y Nadia Calviño. Isabel Celaá acudió a la marcha con unos guantes de cuero negros. Cuando llegó a la cabecera de la manifestación, junto al ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, y la de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, la ministra de Educación cambió esos guantes de cuero negros por unos de látex de color morado. Otra dirigente que optó por ponerse guantes de látex fue Magdalena Valerio, ex ministra de Trabajo en la anterior legislatura. La ministra de Educación veía como el día después se tomaba la medida de cerrar los colegios. La extensión de la pandemia tuvo su momento estelar el 8 M y participó el Gobierno.
Ineptitud, ineficacia y retórica, es el terrible balance hasta el momento en la lucha contra el coronavirus.