Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.
Llega la última película de uno de los gigantes del cine contemporáneo, Martin Scorsese, irregular, polémico, personal y siempre genial en sus virtudes y aún en sus eventuales defectos.
Martin Scorsese llevaba intentado filmar El irlandés desde hace diez años, pero la envergadura del proyecto requería una inversión económica tan grande que ningún estudio estaba dispuesta a financiarla. Poco importaba que fuera el regreso al cine de mafiosos del autor de joyas como Uno de los nuestros, Inflitrados o Casino o que en su reparto fuesen a participar Robert De Niro, Al Pacino Joe Pesci o Harvey Keitel. Nadie confiaba lo suficiente en ella hasta que Netflix entró en escena. Una plataforma de lo más discutible pero que al menos ha colaborado en la financiación de una película diferente, más de tres horas de acción, drama, mafia y análisis psicológico que permite además a De Niro volver a hacer cine, más allá de sus frecuentes trabajos recientes en películas meramente alimenticias.
El argumento es sencillo dentro de la complejidad de los personajes: Frank Sheeran (Robert De Niro), más conocido como El irlandés, es un asesino a sueldo de la mafia al que se le atribuyen más de 25 asesinatos relacionados con el hampa. Al final de su vida, Sheeran afirmó haber estado involucrado en el asesinato de Jimmy Hoffa (Al Pacino), el poderoso jefe del sindicato de camioneros. Hoffa desapareció el 30 de julio 1975 y no fue declarado legalmente muerto hasta el 30 de julio de 1982. Su asesinato aún sigue siendo una incógnita y es uno de los misterios sin resolver más famosos en la historia de EE.UU.
El irlandés, en la estela indudable de la saga de El Padrino de Coppola ( y con el aliciente de recuperar también a Al Pacino ) abarca muchos años de la vida de Sheeran, su protagonista, empezando por su inicio en las actividades al margen de la ley y describiendo las trayectorias de su vida, los años de gloria, la decadencia, la vejez. Scorsese recoge la tradición narrativa de Raoul Walsh (Los violentos años veinte, con James Cagney y Bogart ), del mencionado Coppola y por supuesto de sí mismo.
Hay otras referencias desde luego. En una secuencia se escucha la melodía del vals de El padrino, de Nino Rota; en el plano final, Scorsese vuelve a homenajear a Coppola. La sombra de la monumental Erase una vez en América de Sergio Leone planea sobre la historia. Y en algunos momentos se percibe un intento de acercarse a la maravillosa poesía de John Ford ( la gloria en la derrota de obras como They were expendable o El ultimo hurra ).
Claro que ahora ha necesitado de la técnica digital lo que no siempre arroja buenos resultados sobre todo en lo referente a los actores: Durante buena parte de su presencia en pantalla, pues, tanto De Niro (76 años) como Al Pacino (79) y Joe Pesci (76) aparentan treinta años menos. El dibujo de esa magia es lo que ha elevado el coste de la película de forma extraordinaria. Scorsese contrató los servicios de la célebre productora de efectos visuales Industrial Light & Magic para que diseñara una tecnología con la que rejuvenecer digitalmente a los actores, aunque a veces el efecto sea difuminar su interpretación.
La película se divide claramente en dos partes, separadas por la entrada y salida en prisión de Jimmy Hoffa. La primera es puro Scorsese, desde su inicio en los pasillos de una residencia de ancianos con la cámara deambulando a la búsqueda de un hombre en una silla de ruedas. La segunda dibuja una compleja reflexión sobre el dolor, la culpa y la redención , temas también del universo creativo del autor de Toro Salvaje o El silencio.
Por cierto que Jimmy Hoffa fue encarnado en 1992 por Jack Nicholson en Hoffa , un pulso al poder ( dirigida por Danny de Vito ). Jimmy Hoffa fue un carismático y controvertido líder sindical. Criado en los barrios pobres de Detroit. creó el sindicato más grande del mundo. Alcanzó los más altos círculos del poder, llegando a enfrentarse con los Kennedy. Estuvo implicado en muchos casos de corrupción. El 30 de julio de 1975, ya libre tras lograr una amnistía salió de su casa para reunirse con un mafioso y desapareció misteriosamente. El misterio rodeó su muerte y hasta el momento no ha podido desentrañarse.
Un viaje por los turbios entresijos del crimen organizado, sus mecanismos internos, rivalidades y su conexión con la política. Todo ello con un brillante ejercicio de estilo cinematográfico y un último tercio de metraje impresionante que convierte la película en una de las grandes obras del año.
Tal vez no apta para todos los paladares, y con una duración excesiva como suele ser la marca de fábrica de su autor, pero en definitiva una obra extraordinaria en el panorama no excesivamente brillante del cine contemporáneo .