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Historias de Chicho Ibáñez Serrador

Redacción




Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

Tuve el placer de colaborar en el libro Las tres caras del terror (Alberto Santos Editor ) 2000  junto a escritores de la talla de Luis Alberto de Cuenca , Juan Manuel de Prada, Adolfo Camilo o Angel Gómez Rivero. El proyecto se centraba en la historia del cine fantástico español a través de tres de sus principales figuras: Paul Naschy, Jesus Franco y Narciso Ibáñez Serrador. Ya conocía y me honre con su amistad a Paul Naschy y aquella colaboración me permitió poder saludar a Chicho, un mito de la TV y un hombre brillante y polifacético.

 Ahora las noticias informan de la muerte a sus casi ochenta y cuatro años de Narciso Ibáñez Serrador (Montevideo, Uruguay, 4 de julio de 1935-Madrid, 7 de junio de 2019​), pero en el universo de la creación los mitos no mueren , simplemente se transforman en recuerdos llenos de vida y permanencia.

 Chicho se afincó con su familia en  España en 1947; a los 18 años terminó el bachillerato en Salamanca y se lanzó a una vida de aventuras que le llevó a recorrer medio mundo. Tras su regreso ingresó en la compañía de teatro de su madre (Pastora Serrador ) donde trabajó en todos los oficios posibles. De ella y de su padre, Narciso Ibáñez Menta aprendió los secretos del entretenimiento, el polvo del teatro, la magia de la representación. En 1968 fue nombrado Director de Programas para el Exterior de Televisión Española, y en 1974, Director de Programas de Televisión Española. Marcó una frontera dejando huella indeleble en el desarrollo de la televisión convirtiéndose además en uno de sus personajes más famosos.

Chicho fue el creador en 1966  de la legendaria serie Historias para no dormir, con presentaciones al estilo de Alfred Hitchcock presenta y que aún  hoy sorprenden por su buena factura , el desfile de actores sobresalientes y la capacidad de su autor para dibujar climas de gran intensidad con escasos medios materiales. Podemos citar La broma, La bodega, La zarpa, El cuervo, El asfalto, El tonel, El caso del señor Waldemar ….Una de las historias – aunque en propiedad es posterior a la serie- fue El televisor ( con el gran Narciso Ibáñez Menta, padre de Chicho), magistral e inquietante descripción de la adicción televisiva que enloquece a un honrado padre de familia. La fantasía traspasa la realidad hasta acabar con ella; una historia que vista desde la televisión de hoy con sus docenas de canales y plataformas impresiona tanto como en el momento de su emisión.

http://www.rtve.es/alacarta/videos/historias-para-no-dormir/

Pero Chicho, el gran cultivador del genero del fantaterror ( en los años ochenta presentó tambien los ciclos de cine de Mis terrores favoritos )  fue el creador de  Historias de la frivolidad y – sobre todo – de Un, dos, tres, probablemente el programa ( concurso y diversión ) más famoso y longevo de la televisión española. Todo un estudio sociológico para los expertos , desde el primer formato en blanco y negro con Kiko Ledgard, las azafatas y el perverso Don Cicuta, hasta las más modernas en brillante color, con números musicales y cómicos, una auténtica superproducción televisiva.

 Chicho, aparte de su faceta de productor y guionista de TV, fue dramaturgo – en 1964 trabajó junto a su madre en su obra Aprobado en castidad –   escritor ( los guiones los solía firmar con el nombre de Luis Peñafiel ) y en cine dirigió dos notables películas que han pasado a la historia del género fantástico en España.

 La residencia 1969, con Lilli Palmer y Cristina Galbó, es un terror gótico entreverado de erotismo y suspense ( los crímenes en una residencia de señoritas en un lugar apartado de la civilización). Fue un éxito espectacular. Hoy se contempla como un cuento de miedo y despertar lleno de encanto por más que algunos de sus trucos de guión sean conocidos a causa de su repetición en tantas películas de terror y fantasía.

Espléndida fotografía y magnífica Lilli Palmer en su creación de la directora del centro. Junto a ella las entonces juveniles Cristian Galbó o Maribel Martín.

En 1976 Chicho superó su listón con Quien puede matar a un niño, la historia de un lugar donde los niños han tomado el mando del escenario y asesinan sin piedad – pero con infantil sonrisa – a todos los adultos .  Es una curiosa vuelta de tuerca sobre el universo de Los pájaros de Hitchcock. Y es que el genial cineasta inglés fue el modelo principal de  Chicho en sus adaptaciones y proyectos del género . La película sigue resultando desasosegadora, inquietante, con esas miradas infantiles que en su inocencia encierran la semilla de una terrible maldad.

 Narciso Ibañez Serrador pertenece ya al territorio de los sueños . Su obra y su enseñanza forman parte irrenunciable de nuestro legado cultural. Merece la pena recordarla, disfrutarla y hacerla vivir de nuevo en cada visión, en cada lectura.