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Carta abierta a Federico Jiménez Losantos: Un liberal no puede ser un patriota

Redacción




Enrique de Diego.

Has utilizado durante demasiado tiempo, Federico Jiménez Losantos, a España para engañar a la gente. Tú no eres un patriota, sino un falsario y no eres un patriota porque ningún liberal puede serlo.

George Soros con el borracho Jean-Claude Juncker. /Foto: gettyimages.co.uk

El proyecto genocida y destructivo para acabar con las sociedades europeas, con las Patrias, con los Estados-nación, no es socialista, ni socialdemócrata, es liberal. George Soros es liberal, reivindica el pensamiento de Karl Popper y en su homenaje su fundación se denomina Open Society, Sociedad abierta, de «La sociedad abierta y sus enemigos», el libro del austriaco. Los socialistas y la izquierda son las fuerzas cipayas compradas, dispuestas a hacer el trabajo sucio por su soldada, toda vez que sus ideas se han demostrada falsas, inconsistentes y perjudiciales y que, por tanto, su destino es la desaparición, pero tienen que mantener sus intereses creados, en torno a la inteligencia media.

Pero el proyecto destructivo y genocida es liberal. Los liberales son los peores enemigos del Estado-nación y de la Patria, son los mayores antipatriotas. Entraremos luego en los ejemplos españoles actuales, si da tiempo. Lo que trata de destruir el liberalismo es la identidad, porque ese concepto se identifica con el totalitarismo, y porque representa una defensa de la libertad frente a los proyectos totalitarios liberales. El liberalismo es hoy la peor amenaza y el peor totalitarismo, con su caballo de Troya, el multiculturalismo.

Las dos utopías liberales, la radicalización del proceso lógico de la ideología, pues el liberalismo ha degenerado a ideología, a sistema cerrado de ideas, son la inexistencia del Estado -anarcocapitalismo de Murray Rothbard- y la configuración de un Gobierno mundial. En ambas direcciones, el Estado-nación y las fronteras carecen de sentido y deben ser destruidas. No te revistas, Federico, de los bellos atavíos del patriota cuando, en realidad, vas con los harapos del nefasto liberalismo.

El problema básico del liberalismo es que carece de ética, de moral, es agnóstico y, a la postre, exclusivamente mercantilista; no conoce otro dios que el dinero. Eso es lo que hace que los liberales españoles hayan demostrado tanta ansia y pericia en la depredación de los presupuestos públicos mientras siempre hablan de la virtud de lo privado. Grosera hipocresía. Por tanto, lo que idealiza es el mercado, la mera transacción, sin valores éticos subyacentes, y, por ende, un mercado global de esclavos.

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No hay principio más caro a los liberales que la libre circulación de las personas y, por tanto, la destrucción de las fronteras y de las sociedades, pues las fronteras existen para defender ámbitos territoriales y de libertad de grupos humanos, de nacionales. Al no tener que haber Estado, tampoco debe haber nación y tampoco sociedad. Rothbard termina planteando como hipótesis la existencia de una yuxtaposición de microbarrios. Pero el hombre no es sólo individuo, tiene también una condición social, comunitaria, una narrativa, un linaje, una serie de valores comunes que permiten la comunicación y la convivencia -las regularidades de las que hablaba Popper, con lo que se rectifica a sí mismo. El multiculturalismo liberal es la yuxtaposición de sociedades cerradas llamadas a entrar en conflicto y a degenerar en crueles guerras étnicas y religiosas. La infantería de la destrucción es la izquierda en almoneda, pero el estado mayor es liberal. Es el liberalismo el peor peligro de los tiempos modernos.

Destruyendo las naciones, y a la infructuosa espera de esos utópicos microbarrios, hacia lo que pretende llevar el liberalismo -la gran coartada de las élites del capitalismo depredador- es hacia un gobierno mundial, hacia el fortalecimiento de entidades supranacionales -UE, ONU, también de la sociedad civil, Bieldeberg- pasando por la destrucción de las Patrias. Lo que perciben los patriotas es que eso es un suicidio colectivo y el exterminio de la raza blanca europea y su sistema de libertades que ha dado lugar a la civilización más fructífera. Ese es un plan liberal. Ese es el plan de Soros, que es un liberal. A ese plan, Federico, sirves tú mediante la manipulación y el travestismo.

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Juan Ramón Rallo. /Foto: youtube.com.

Es por eso que Pablo Casado no es más de lo mismo, sino peor, mucho peor, pues se proclama liberal y los valores que exhibe son contradicciones internas, engañifas. Una buena parte de los liberales no ocultan directamente su odio a España y su apoyo a la secesión catalana, como el caso muy notorio de Jesús Huerta de Soto, un supuesto ultraliberal subvencionado por la Generalitat catalana, Juan Ramón Rallo, quien claramente se posiciona también a favor del fin de las fronteras y de la inmigración invasiva irrestricta, o Lorenzo Bernaldo de Quirós. Apoyan el Estado-nación separatista, porque ha mutado a multicultural, y porque deteriora a España, que es fundamental que caiga.

Un liberal no puede ser un patriota, conviene que dejes de engañar y de mentir, porque el liberalismo abomina de las Patrias. Me produce hilaridad recordar cuando la ignorante proteica de Esperanza Aguirre pretendió establecer el surgimiento de España con la Constitución de 1812, cuando España es una unidad territorial desde los godos, bellamente cantada en su Alabanza de España por San Isidoro de Sevilla. El liberalismo no defiende la soberanía sino su destrucción. Quiere echar las fronteras abajo. Por eso, Ciudadanos, que meritoriamente defiende España en Cataluña, es, en realidad, enemigo de España porque, al tiempo, es partidario de la inmigración invasiva, del fin de las fronteras.

El liberalismo es el gran enemigo de España. Es el gran enemigo de la civilización occidental de la que España forma parte. Deja de engañarte y de engañar, enano saltarín.