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Crisis terminal en El Español de Pedro J: Zaplana media en el fichaje de Eva Fernández por Telefónica

Redacción




Luis Bru.

Pedro J Ramírez ha tenido que echar mano de los buenos oficios de un terminal Eduardo Zaplana para colocar a Eva Fernández en Telefónica. Zaplana ha acudido a la mediación de Javier Paz. De esa manera se ahorra pagarle a su exdirectora general el despido. Así se hacen los cambalaches en la casta. Zaplana, que está a la espera de juicio, gestionando aún favores presuntantemente corruptos a favor de su amigo Pedro J. El lector puede ver el ínfimo nivel de independencia del presidente ejecutivo de El Español. En vez de combatir la presunta corrupción y el tráfico de influencias se aprovecha de ellos.

Pedro J Ramirez con Eduardo Zaplana. /Foto: informalia.com.

La salida de Eva Fernández se produce en los momentos más críticos del periódico. Ciertamente su situación se había hecho insostenible. Una crisis que se arrastraba desde hace un año y medio. En un doble sentido. Empresarialmente, en desacuerdo con la gestión, También con unas relaciones envenenadas con la intrigante Cruz Sánchez de Lara, «a la que no traga», como señalan fuentes de la redacción. «Las relaciones entre Eva y Cruz eran muy tirantes». El problema es que Cruz se mete en todo y «normalmente la caga». Es el,rey Midas invertido. Al final Zaplana ha resuelto la situación con el daño consiguiente a la credibilidad de El Español.

Pedro J Ramírez y Eva Fernández.

Los momentos son graves para El Español. Con una ampliación de capitales en ciernes, cuando al tercer año se anunciaban beneficios, Lejos de ello ha habido unas pérdidas reconocidas, ante el Registro Mercantil, de 1,920.041,45 euros, que se agrandan si se tiene en cuenta el impuesto diferido de 2,348.290,09. También si se contabilizan 1,260,684 de inversiones del grupo y asociadas; concepto esotérico ya que no hay empresas del grupo. Más otros 358.320 en inversiones financieras a largo plazo en las ignotas empresas del grupo, y otros 300.000 en créditos a terceros. Deudas con la Administración Pública de 857.799,08 y alta morosidad: deudas comerciales cifradas en 3.55o.290,09 así como deudas a proveedores de 956.485,04.

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Por si esto no fuera suficiente lo que debía afrontar Eva Fernández tiene El Español una cifra de negocios ridícula de 6.647.377,07 si tenemos en cuenta que su gasto en personal es de 5.551.404,86 euros, que teniendo en cuenta los continuos abandonos de personal indica que la cabeza del león se la lleva Pedro J Ramírez. Además gasta en servicios externos 2.221.735,76, con lo que el desfase de partida es de 1.125,762 euros. ¡Ahí es nada! Gasta por abrir el chiringuito. Además el fracaso en la política de suscriptores es total: en 2016 ingresó 825,875 y en 2017 sólo 676.791. Las medidas adoptadas por Eva Fernández de hacer imposible la salida del suscriptor no han producido efectos positivos: al final no ha conseguido frenar la estampida, que no ha hecho otra cosa que acrecentarse.

Eva Fernández tenía que afrontar una muy dudosa ampliación de capitales y no estaba dispuesta. Vale aquí lo de las ratas abandonan el barco. Natur House es el objetivo, aunque a nadie le gusta perder dinero y eso es lo que harán los de Natur House si invierten. Por lo demás, poco queda de aquella multitud entusiasta de accionistas -auténticos pardillos- que iban a arrasar el mundo, revolucionar el periodismo en internet y de paso forrarse. Ahora todo ha sido una presunta estafa monumental. Y ya no quedan casi testigos de aquella primera Junta General de Accionistas a la norteamericana. Carlos Mattos, tras querer abandonar y recibir el descorazonador mensaje de que no quiere comprar las acciones nadie, está a punto de responder ante la Justicia colombiana. Los accionistas ni tan siquiera son accionistas: no pueden vender.

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Al final, se levanta el telón y sólo queda un presunto corrupto con leucemia terminal, como Eduardo Zaplana, pidiendo favores a la Telefónica de las puertas giratorias. Pedro J Ramírez está acabado, por no decir muerto.