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Vox como mafia: Abascal, Ortega, el Pato Donald y el tío Gilito

Redacción




Enrique de Diego.

Hay mucha gente harta de la inmigración invasiva, de la islamización subvencionada, del negocio de la violencia de género, de la persecución totalitaria al varón, de la criminalización de la caza y los toros, de la semántica estomagante y la estupidez rampante de la corrección política, del lenguaje inclusivo y la madre que lo parió, todo ello adobado, además, con la depredación fiscal desde la cuna hasta la tumba y más allá. Todo esto, que es mucho, que es abrumador, juega a favor de Vox, porque el PP y en el último tramo también Ciudadanos, se han plegado a esta tiranía mediática, a esta dictadura de las ideas y aún más de las patentes chorradas. Hay mucha gente que ya no soporta todo esto que lleva a la ruina personal y a la degradación de la sociedad.

José María Llanos y su esposa María Asunción Mollá.

A la vista del clamoroso e hiriente e insultante nepotismo de la lista de Vox por la circunscripción de Valencia –el presidente de Vox, José María Llanos, profesor de Derecho Romano, encabeza la lista a las Cortes Valencianas, candidato a la presidencia de la Generalitat, en la que también van su segunda esposa, María Asunción Mollá y la hija de ésta de su primer matrimonio, Miriam Turiel Mollá, con el argumento de que precisa “mujeres que sean militantes y de confianza”, todo queda en casa, tres sueldos- el primer comentario de un lector en un medio local es que él va a votar a Vox “aunque ponga al pato Donald”. Lo grave es que Vox está poniendo en las listas, en efecto, al pato Donald, a los tres sobrinos –Juanito, Jorgito y Jaimito- y al tío Gilito.

Es una vergüenza y una indignidad. Vox va a dar un golpe de gracia al prestigio tambaleante del Ejército español porque la continuidad del general del Ejército del Aire, Manuel Mestre al frente de la candidatura del Congreso de los Diputados por Alicante es un ataque directo a su honor. Si sigue, va a tener el uniforme lleno de mierda, con condecoraciones de hojalata.

Superados todos los récords del nepotismo

Lo de Vox de Alicante supera todos los récords de nepotismo. Es tan clamoroso que entra de lleno en el terreno del ridículo más espantoso. No es una anécdota, es una categoría. Vox se está organizando como una mafia, como una organización para el delito, ya desde los primeros compases. Tres matrimonios se reparten el pastel. O tres parejas de amantes, porque en eso de lo que nos enseñaban nuestros padres y nuestros abuelos, que tanto reclama Santiago Abascal, los de Vox no pasan la prueba del algodón y el orden natural. Antes de dar lecciones de moral tendrían que mirar a sus propias filas que son un desastre, una escombrera, de gente muy mediocre. No hay “novios”, hay amantes, leches.

Dirigentes de Vox Alicante. La nueva mafia rampante.

Quienes se han llenado la boca criticando las familias del PP, como Ana María Vega y Mario Ortolá, parecen haber llegado con hambre de siglos y ganas de pillar Presupuesto. Mario Ortolá, cuya presencia en cualquier lista de cualquier partido es una total indignidad, ya ha dicho en sus redes sociales que él y su amante Ana María Vega, dos desechos de tienta, dos tontos útiles que se han pasado de listos, hacen un Pablo Iglesias y una Irene Montero “divinos” (sin la mansión de Galapagar, que ya llegará, sin los 12.000 euros mensuales, que van a ser superados, sin la mentalidad comunista, mimetizada por esta “pareja”, y sin el odio a España, aunque si estos son los patriotas, mal le irá a España). El padre de la poco rutilante Ana María Vega okupa el puesto número tres de la candidatura al Congreso.

Extrema necesidad de pillar Presupuesto

Lo sucedido en Alicante muestra a las claras que Vox es una mafia que se está organizando para el delito y que tienen extrema necesidad de pillar Presupuesto. Lo sucedido en Alicante es la prolongación lógica de lo que Juan Jara ha denominado el “cerrojazo democrático” de la Asamblea General de Vox, que merece entrar en los anales del esclavismo, en la que a los militantes sólo se les dejó la dudosa función de pagafantas, su único derecho es pagar la cuota. A día de hoy, un militante de Vox es un patente imbécil, capaz de votar para reducirse de hombre libre, capaz de elegir en primarias, a estricto esclavo. Santiago Abascal ha tenido la osadía de llegar tan lejos. Un patriota ha de tratar a sus compatriotas con respeto y dignidad y Abascal no lo ha hecho, así que le niego la condición de patriota o sólo en un biotipo de pacotilla.

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Lo sucedido en Alicante es de la máxima importancia, es decisivo. Vox ha pasado el Rubicón de las cloacas. En Alicante, “Madrid”, que es un duopolio, Santiago Abascal y Javier Ortega, no montan tanto, desde luego, ha dejado claro que si los militantes no pintan una mierda y son simple carne de cañón, los Comités Ejecutivos Provinciales tampoco pintan nada. Vox carece de Estatutos, porque lo que va quedando de ellos tampoco se respetan. Lo único que tiene validez es la voluntad omnímoda de Santiago Abascal, su satélite Javier Ortega, que hizo la mili en las COE y es un abogado deficiente, y de ahí para abajo lo único que cuenta es la adulación, el compadreo y la lealtad perruna.

Carmen Gomis.

Carmen Gomis, el chivo expiatorio

Lo sucedido en Alicante es ilustrativo. Se genera el conflicto y se resuelve desde “Madrid” sacrificando un chivo expiatorio que responde al nombre de Carmen Gomis, que ya no está en Vox, al que ha entregado cuatro años de su vida, desde 2015, y que era la vicepresidenta, secretaria de comunicación y vicesecretaria de implantación territorial. Como en todo grupo mafioso de pulsión totalitaria, se sacrifica al más, a la más inocente, sin motivación. Si no se hace daño a los inocentes, sino a los culpables, no hay terror. Se pretende decidir cerrar la agrupación de Benidorm y Carmen Gomis se opone porque Benidorm funciona; saca tres mesas informativas a la semana y tiene previsto que sean cinco desde el 1 de abril. Ana María Cerdán le dice a Carmen Gomis que se cerrará Benidorm durante diez días y luego se lo darán a ella, a Carmen. Ésta se niega, No le parece justo.

Santiago Abascal, la farsante Ana María Cerdán y José Antonio Ortega Lara.

Un analista político con experiencia de partido me dice que hay en tal ámbito dos tipos de personas, las de siglas y las de ideas. Sólo medran las de siglas. El perfil de Carmen Gomis responde a la perfección al segundo biotipo. Ella no es política. Una votante del PP a la que las continuas traiciones de ese partido la defraudan hasta no poder identificarse y apuesta por Vox. Es la antípoda de una arribista. Se dedica a la comunicación, que es lo que le gusta. Ayuda a Manuel Mariscal, secretario de comunicación, en tiempos de soledad. Consigue incluso una entrevista en Telemadrid a Javier Ortega. Se le impone desde Madrid ir de número 2 por Benidorm, pero ella lo que quiere seguir es apoyando en Comunicación.

El día 9 de marzo se desatan los acontecimientos. Vox es un ámbito muy hostil con quienes discrepan lo más mínimo. Carmen Gomis y su esposo, guardia civil de baja, son eliminados de todas las redes sociales relacionadas con Vox. “Madrid” no responde, son 13 días de silencio espeso. La coordinadora provincial, Ana María Cerdán perpetra una dimisión ficticia. Reaparecerá como cuarta de la lista, en la farsa. Llega un propio de la vicesecretaria de organización de Madrid que rinde visita a Alicante y sentencia que ante la gravedad de la situación ha de decidir el Comité Ejecutivo Nacional. Y “Madrid” decide. “Madrid” –el duopolio- lo hace; “Madrid” nunca se equivoca. Es el Gran Hermano de 1984. Tiene todo el poder: no hay militantes, tampoco organización. Vox es un partido desorganizado que está derivando a mafia organizada.

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Toda esta crisis interna es una ficción, una farsa. Ana Vega asiste a un acto en Elda cuando se supone que está cesada. Pero es una protegida de Javier Ortega. Es una mala abogada, pero Javier Ortega es pésimo. Su actuación en el juicio del procès es postureo, ganar viasibilidad, pero en términos judiciales una nulidad.

Gozar del privilegio de Madrid

Así que, como indica Carmen Gomis, Ana Vega, la que le partiría la cara a Willy Toledo, en plena incoherencia con su denuncia que no prosperó por deficiente, “goza del privilegio de Madrid”. Y ese es, básicamente, su dudoso mérito. Añádese al brebaje, Mario Ortolá, que es su amante, porque parece que casi nadie en Vox pasa el escrutinio de lo que nos decían los abuelos y los padres -Vox es un pandemónium- y ya tenemos el Pablo Iglesias y la Irene Montero alicantinos, pero de derechas. Hoguera de las vanidades insatisfechas. “Ni Podemos tenía tantas ansias de poder como Vox”, sentencia Carmen Gomis, para quien las listas de Vox de Alicante son una “vergüenza, una completa vergüenza”.

No se entiende, en esta historia penosa, la necesidad de acabar con Carmen Gomis, una militante y dirigente entregada, salvo la necesidad de hacer sangre inocente para sellar un pacto corrupto en el que tres “parejas” se han hecho con todo el poder y los sueldos, con el general Manuel Mestre de guinda de toda esta mierda, de esta porca miseria.

Lo sucedido en Alicante es ilustrativo y extremo, pero es extrapolable. Ahí está en Orense la tía de Abascal, Begoña Conde, encabezando la lista, porque, según el coordinador Julio Vázquez, “es una persona de la máxima confianza”. Faltaría, es la tía. Ahí está Cantabria, el cacicato de Ricardo Garrudo, donde concurren en las listas cuantos subvencionaron generosamente Wolder y los abogados que le han acompañado en su presunto alzamiento de bienes.

Al fin y al cabo, Santiago Abascal es un político profesional formado en el PP de Madrid, de Esperanza Aguirre, de la Gürtel y Púnica, de los Ariza y Losantos, acostumbrado a evitarse controles, a vivir en la opacidad de las finanzas, a no enseñar papeles. Una pésima escuela de la que es alumno aventajado.

Vicente González Coello de Portugal, en El Gato al agua de Intereconomía.

El tío Gilito bien puede ser Vicente González Coello de Portugal

Por supuesto, habrá mucha gente, que harta, votará al pato Donald. Porque Vox presenta, en efecto, al pato Donald con la excusa de España, de la dolorida Patria, con el aditamento de algunos generales y algunos toreros. Los del PP colocaron a la familia tras enhebrar mayorías absolutas; los de Vox no se han cortado lo más mínimo desde el principio. Varios ni están casados, ni tienen hijos, pero estos novios-amantes van a hacer un espantoso ridículo en el Congreso como una floración exuberante de nepotismo; un partido de frikis montándoselo con el Presupuesto. Porque junto al pato Donald, van en las listas los tres sobrinos, Juanito, Jorgito y Jaimito y también el tío Gilito, que bien puede ser Vicente González Coello de Portugal, que va primero por Salamanca, porque no han tenido la ocurrencia de presentarlo el primero por León donde dejó a 60 familias en la calle de Marmolerías Leonesas por administración desleal y contabilidad fraudulenta. Vox está lleno de empresarios venales, estafadores, expertos en descarados alzamientos de bienes. Vox no lleva imputados en sus listas, lleva directamente, como toda mafia que se precie, condenados.