Enrique de Diego.
En «La nación catalana«, Enric Prat de la Riba sentenciaba que «el odio es el sentimiento del nacionalista«. Si bien el separatismo catalán ha mutado, a peor, al multiculturalismo, el odio a España es lo que sigue identificando al nacionalismo catalán en relación a España y a los españoles. El esquema actual es que cualquiera en el mundo merece mejor aprecio que cualquier español contra el que se concentra todo el odio de que es capaz, en su simplismo, el nacionalista y es mucho. Esquerra Republicana, PdeCat y la CUP son tres pozos de odio contra los españoles.
No se compra al que te odia. El debate de las elecciones volvió a ser una muestra de ese odio visceral contra España y contra los españoles. Volvió a ser una muestra de que usan los datos económicos contra España, que sólo entienden el lenguaje de la lógica del boicot: a quien provoca un conflicto sólo se doblega cortándole los suministros. No hay sustituto a la victoria, hurtada por un Gobierno débil, al que la nación respaldó y ha sido ninguneada.
Sólo la salida masiva de empresas de Cataluña y le transferencia de fondos de 300.000 ahorradores ha hecho mella en el separatismo y ha mostrado su intrínseca vulnerabilidad. El boicot al cava es la legítima defensa de los patriotas españoles frente a quienes les insultan, a quienes pretender separar una parte sustancial del territorio nacional y pretenden, al tiempo, que se celebren las fiestas brindando con su cava.
Boicot total. Freixenet, la marca que ofrecía dudas, ha sido vendida a la empresa alemana Henkell. Así que no es necesario ni tan siquiera tener en cuenta esa excepción. Los actuales empresarios alemanes tendrán que presionar para amortiguar la postura sediciosa. Codorníu no ofrece dudas: entre su accionariado están los que hicieron de correo del referéndum del golpe de Estado sedicioso.
Dice Rajoy que no debe haber boicot a productos catalanes. ¿Por qué? ¿Acaso por qué en las escuelas catalanas está prohibido utilizar el español y se enseña el odio a España? ¿Quizás porque en TV3 se insulta y menosprecia a los españoles? ¿Tiene sentido que valencianos y baleares brinden con el cava de los que anuncian su intención de invadirles y acabar con su españolidad? ¿No se está pretendiendo ponernos en solfa ante las instituciones comunitarias y extender el conflicto con la bufonada de Carles Puigdemont en Bruselas?
El boicot al cava estas Navidades es un imperativo de dignidad. Es el ejercicio de nuestra soberanía como consumidores. Es salir del enjuague y la hipocresía. Es plantar cara y romper la logística de los golpistas separatistas.