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De historias, memoria y reconciliación

Redacción




Rogue one. /Foto: america.tv.com.pe.
Rogue one. /Foto: america.tv.com.pe.

Fernando Alonso Barahona. Escritor. Crítico de cine.

Esta semana cinematográfica viene protagonizada por el estreno de “Rogue one”, historia colateral de La guerra de las galaxias que hará las delicias de los millones de aficionados y admiradores de la saga de Star Wars .

Gareth Edwards (Godzilla,) dirige el primero de los tres nuevos spin-offs de la franquicia Star Wars, que transcurre entre los Episodios IV y V de la saga. Es decir no se trata de un nuevo episodio de la saga (el octavo cuyo estreno se prevé para la Navidad de 2017) sino aventuras no contadas que sucedieron entre el cuarto y el quinto episodio. Felicity Jones (Un monstruo viene a verme, La Teoría del Todo) encabeza el reparto del film, que se completa con los actores Diego Luna (Elysium,), Mads Mikkelsen (Doctor Extraño,), Alan Tudyk, Forest Whitaker, Genevieve O’Reilly .

El punto de partida resulta estimulante: conocer a los rebeldes que robaron los planos de la Estrella de la Muerte que permitieron a Luke destruirla en Una nueva esperanzaRogue One narra las aventuras de Jyn Erso, una miembro de la alianza rebelde que tiene como misión el robo de esos planos. El padre de Jyn Erso (Felicity Jones), el científico Galen Erso (Mads Mikkelsen) es reclutado por Orson Krennic (Ben Mendelsohn), director de la división de Investigación de Armas Avanzadas de las Fuerzas Armadas del Imperio, quien le obliga a trabajar en el proyecto Estrella de la Muerte.

Una pura aventura espacial llena de acción y con el encanto propio de la saga, aunque no aparezcan sus personajes principales (salvo Darth Vader). La película aunque haya tenido algunas críticas irregulares, será el éxito de taquilla de las Navidades. Y, sin duda, merecerá la pena adentrarse en sus recovecos y avatares.

GUERRA CIVIL Y MEMORIA

Pero el final de este año 2016, ochenta aniversario de la guerra civil española y la presentación el 20 de diciembre en el Parador de Alcalá de Henares del poemario Madrina de guerra de Luz Macías (que he tenido el placer de prologar) ofrece una oportunidad para recordar una vez más que la reconciliación deseada por varias generaciones se ha puesto en peligro por el odio y la revancha que algunos exhiben hoy al recordar aquellos tiempos. Y un escenario cuyo máximo impulsor fue la mal llamada ley de la memoria histórica que ha venido a resucitar viejos demonios familiares.

Como botón de muestra baste recordar que no solo la izquierda en la transición exhibió con orgullo la bandera de la reconciliación (fuera o no sincera, pero existió y sirvió) sino que en época aún más lejana, 1967, el escritor Rafael García Serrano, falangista, llevaba al cine su novela Los ojos perdidos, donde se habla de guerra y amor, de la pasión por una España mejor, y de reconciliación entre dos bandos que dirimían en los campos de batalla sus diferencias +. Incluso en 1941 otro falangista, Carlos Arévalo, dirigía Rojo y negro, la historia de amor entre un miliciano y una muchacha de Falange y terminaba con una luz de esperanza.

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¿Cuántas películas en estos últimos años podrían ser realizadas con idéntico espíritu constructivo y poético?

Los ojos perdidos es una de esas películas extrañas que transmiten un hálito especial de misterio, historias que son capaces de expresar la fuerza del amor, la tragedia de la ausencia,  obras de arte- en suma – que acarician el alma hasta raspar las entrañas. Escrita y dirigida por Rafael García Serrano (febrero 1917- octubre 1988 ) (la única película dirigida por el novelista basada además sobre un relato propio ) es una de ellas. Como lo son otras obras maestras de la talla de La colina del adiós (Henry King ), Tiempo de amar, tiempo de morir (Douglas Sirk ), Tres camaradas (Frank Borzage ), Primavera (Robert Z. Leonard), Jennie ( William Dieterle ) o Cenizas de amor (King Vidor). Con todas ellas tiene más de un punto de contacto esta historia romántica de amor y de guerra que conmueve hasta lo más profundo del corazón. García Serrano compaginó su labor como periodista en diarios y revistas con la obra literaria y los guiones cinematográficos. Escritor de raza y talento, falangista de alma y corazón, no se movió un ápice de sus posiciones iniciales, de ese falangismo al que tan tempranamente se adhirió y que fue la razón de ser de su vida y de su obra. También de su velo y censura por los guardianes de la corrección política.

Un ajustado Jesús Aristu, la bellísima Dianik Zurakowska en el papel de su vida, y el siempre eficaz y entrañable Manuel Zarzo –grupo al que se une un sobresaliente Manuel Tejada– protagonizan esta sencilla y emocionante historia de amor y sacrificio. Luis, alférez provisional en el bando nacional, es trasladado al frente del Norte en  San Sebastián. Allí conoce a una muchacha,  Margarita. Ambos se enamoran y durante las pocas horas que Luis vive en San Sebastián hacen planes para el futuro. Pero Margarita tiene un presentimiento trágico, sufre en silencio y anima a Luis intentando creer ciegamente en el futuro para ambos. Poco tiempo después, Margarita recibe la noticia de la muerte de Luis, y por su imaginación pasan como remembranza las horas felices que vivió con su amante durante el único día que estuvieron juntos.

Brillan escenas antológicas como la confesión sacramental de los soldados en la catedral o el bello comentario de Luis: “Rezo también por todos mis enemigos….buenos por todos menos por las Brigadas Internacionales”,  la crítica velada al conformismo pequeño burgués que lleva a los jerifaltes conservadores a censurar las crónicas de guerra del alférez que encarna Manuel Tejada (un trasunto del propio Serrano). Y no se puede contener la emoción en ese instante sublime en el que los dos enamorados sueñan con un viaje maravilloso de luna de miel por el mundo.

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Se escuchan de repente unos ruidos: es un furgón fúnebre con un féretro envuelto en la bandera de España. Luis comenta mientras le saluda militarmente: “Hemos regresado a España”.

La novela y la película hablan de España y de los hombres que lucharon por sus ideas contrapuestas, hay en ella – 1967 – más reconciliación que en las docenas de obras posteriores que han convertido el odio en supuesta memoria histórica .

Y esta película conecta con el espléndido poemario de Luz Macías: Madrina de guerra.

Madrina de guerra reproduce las cartas de amor de un soldado republicano a su novia, una joven chica de Falange en los años –anteriores y posteriores- de la guerra civil española. La autora –Luz Macías– reconstruye las contestaciones que ella sin duda le habría escrito a su amado, ya que esas cartas no se conservan.

El soldado y la madrina fueron el padre y la madre de Luz. Madrina de guerra atraviesa de este modo el corazón de la autora y bucea en el origen de su ser, en los sentimientos profundos, en el idealismo de una España convulsa desgarrada en dos bandos y cosida de sangre, luceros, valor y muerte. Pero también de esperanza, de amor, de ese futuro que para el soldado y su madrina llegó a ser posible y del que Luz Macías es su perfecta encarnación .

En 1942 el cineasta Carlos Arévalo –falangista por cierto– filmaba la película Rojo y negro, protagonizada por Conchita Montenegro e Ismael Merlo que narraba una historia similar de amor entre una muchacha del bando nacional y un soldado republicano. Una joya curiosa y casi inédita en el cine español. Rojo y Negro no fue un film censurado ni prohibido, al menos de manera oficial. Muchas de sus secuencias resultan insólitas y el desenlace, con la muerte del miliciano brazos en cruz, atraviesa el corazón del espectador.

 

Tú verás qué haces

ahora que lo sabes…

 

A mí no me importa,

aunque seas contrario,

seguir con las cartas,

porque sé que crees en tus ideales,

como yo en los míos.

Aunque he de decirte

que nunca pensaba

que creer en ellos

nos pudiera traer tanta sangre

y tanta desgracia…

La intimidad crece al tiempo que la intensidad poética de las páginas. Ella le revela que es amiga personal de Pilar Primo de Rivera, que Jose Antonio ha sido fusilado- acribillado – que la vida se rompe en jirones de dolor. La historia avanza con la emoción del relato, con la aventura de la guerra, el amor, la victoria de la madrina de guerra, la cárcel para el republicano y al final el futuro tras las enormes vicisitudes. Luz Macías logra tejer sus versos con la vitalidad de una historia sin perder la temperatura poética del verso.

   Un poemario de alma, corazón , vida y desde luego reconciliación. Temas no aptos para el rencor de la memoria poco histórica.