Enrique de Diego
Si el PP obtiene la mayoría absoluta en Galicia eso no reforzará a Mariano Rajoy; reforzará a Alberto Núñez Feijoo, quien, por cierto, es un posible heredero-competidor. Es sencillo de entender, a pesar de la propaganda lacaya: son autonómicas, no está en liza ningún escaño de diputado. Rajoy seguiría con sus 170 apoyos.
Donde se supone que se juegan cinco diputados, los del PNV, es en Vascongadas. Este mensaje, al que no parece hacer ascos, sorprendentemente, ni Ciudadanos, da valor al voto al PNV, lo hace más útil. Las encuestas lo detectan pero parece haber un posible efecto no deseado: que a Urkullu le baste con ser investido con los votos del PSE.
El gran derrotado, en esta clave nacional, va a ser Ciudadanos que probablemente se quede fuera de los dos parlamentos, lo cual siendo un partido que dice plantar cara a los nacionalistas resulta curioso. Eso no significará que se cuestione el liderazgo de Albert Rivera, porque Ciudadanos no es un partido, es un grupo amigos que administran una marca. Pero si dañaría a la franquicia si se va a terceras elecciones.
El segundo gran derrotado va a ser Pablo Iglesias, porque las expectativas no cumplidas provocan frustración. No va a poder repetir los resultados de las generales y por el camino se ha dejado la democracia interna. En Vascongadas se puede ir a un desmerecido tercer puesto. Ya no puede aspirar al cielo, ya sólo puede aspirar al bisagrismo.
Ya dije en la misma noche electoral que el único gobierno posible es PSOE-Ciudadanos-Podemos. No es que me parezca un buen gobierno. Cualesquiera con este sistema deficiente y corrupto me parece malo y cualesquiera será inestable, porque el sistema está quebrado, con una deuda pública superior al 100% y con la hucha de las pensiones deprada; con problemas de viabilidad a dos años vista.
Rajoy no puede formar gobierno ni sumando los cinco diputados del PNV. Sánchez va a recibir lo que no está en los escritos porque los resultados del PSOE van a ser previsiblemente muy malos, pero no por el bloqueo o la abstención, como se repetirá hasta la saciedad, sino porque en su segmento de mercado ha aparecido Podemos. Y Susana Díaz ya tiene bastantes con los eres y con las imputaciones de los capos que la pusieron. Lo de Eduardo Madina no tiene recorrido.
¿Va a poder conformarse ese gobierno PSOE-Podemos-Ciudadanos? Es muy difícil porque Ciudadanos y Podemos son antagonistas; porque Ciudadanos ha sido financiado y promocionado para cerrarle el paso a Podemos; y porque Podemos es una amalgama de separatistas vergonzantes que tratan de infectar con esa pandemia al PSOE. Ciudadanos tendría que soltar amarras con el Ibex 35, con La Caixa y con el Banco de Sabadell; y Pablo Iglesias tendría que olvidarse del referéndum y de esas peligrosas contradicciones semánticas de la plurinacionalidad y la nación de naciones.
La cuestión es que si no forman gobierno, si no forman concretamente ese gobierno, Albert Rivera y Pablo Iglesias pueden darse por difuntos, tras una prolongada agonía, porque quedarán como mindundis, incapaces de regenerar o cambiar nada, como dos charlatanes de feria, o de asamblea universitaria en el podemita, a los que les gusta más una cámara que a un tonto un lápiz, dos vanidades y ambiciones superlativas, llamadas a ser insatisfechas.
Pido disculpas por no considerar otra opción de desbloqueo, como sería la dimisión o el paso atrás de Mariano Rajoy, porque tal cuestión es metafísicamente imposible por la antropología del personaje. Y el PP es hoy la voz de su amo, Mariano y nada más.
Sea cual sea el Gobierno, si lo hubiera sin terceras elecciones, y con éstas también, será débil y de vida corta.
Pedro Sánchez, ante su segunda oportunidad de acceder a Moncloa