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El rey de Bárbara Rey (5): El sablista impúdico

Redacción




Felipe González, Adolfo Suárez y Juan Carlos de Borbón, podredumbre corrupta. /Foto: rinconforero.mforos.com.
Felipe González, Adolfo Suárez y Juan Carlos de Borbón, podredumbre corrupta. /Foto: rinconforero.mforos.com.

Enrique de Diego

No precisa demasiado comentario o glosa. Asadollah Alam, jefe de la casa del derrocado sha de Persia, hizo pública la siguiente carta de Juan Carlos de Borbón al sha en su libro The Sha and I. The Confidential Diary of Iran´s Royal Court, 1969-1977, editado en Londres en 1991: 

“Mi querido hermano:

Para empezar, quisiera decirte lo enormemente agradecido que estoy de que me enviaras a tu sobrino, el príncipe Saharam, a verme, proporcionándome así una respuesta rápida a mi llamada en un gran momento de dificultad para mi país.

A continuación me gustaría ofrecerte un breve resumen de la situación política de España y la evolución de las campañas de los partidos políticos.

Cuarenta años de un régimen totalmente personal le han hecho mucho bien al país, pero al mismo tiempo han dejado a España sin estructuras políticas, hasta tal punto, que representa un grave riesgo para la consolidación de la monarquía. Tras los seis primeros meses del gobierno Arias, que también me vi obligado a heredar, en julio de 1976, designé a un hombre más joven y menos comprometido, al que conocía bien y gozaba de mi total confianza, Adolfo Suárez.

A partir de ese momento me juré seguir el camino de la democracia, procurando estar siempre un paso por delante de los acontecimientos para evitar una situación como la de Portugal, que podría ser incluso más peligrosa en mi país.

La legalización de varios partidos políticos les ha permitido participar libremente en la campaña electoral, elaborar sus estrategias, emplear los medios de comunicación de masas para su propaganda y la presentación de la imagen de sus líderes, a la vez que se aseguraban un soporte financiero sólido; la derecha asistida por el Banco de España, los socialistas por Willy Brandt, Venezuela y otros socialistas europeos; los comunistas, por los medios habituales.

Mientras tanto, el primer ministro Suárez, a quien yo había dado la responsabilidad de gobernar, sólo pudo participar en la campaña electoral durante los ocho últimos días, sin disponer de las ventajas y oportunidades que te he explicado anteriormente y de las que otros partidos políticos se beneficiaron.

Pese a esto, solo y con una organización apenas formada, financiada con préstamos a corto plazo de particulares, consiguió alzarse con una victoria clara y decisiva.

Sin embargo, al mismo tiempo, el Partido Socialista obtuvo un porcentaje de votos mucho mayor de lo esperado, que podría suponer una seria amenaza para la seguridad nacional y la estabilidad de la monarquía, puesto que me han informado fidedignamente que ese partido es marxista. Una parte del electorado no es consciente de esto y lo votan con la creencia de que, a través del socialismo, España podría recibir ayuda de los grandes países europeos como Alemania o alternativamente de países como Venezuela, para reactivar la economía española.

Por esta razón, es imprescindible que Adolfo Suárez reestructure y consolide la coalición centrista, para crear un partido político que sirva de soporte para la monarquía y la estabilidad de España.

Para lograrlo, el primer ministro Suárez necesita más que nunca toda la ayuda posible, ya sea de sus compatriotas o bien de países amigos preocupados en preservar la civilización occidental y las monarquías establecidas.

Es por este motivo, mi querido hermano, que me tomo la libertad de solicitar tu apoyo en nombre del presidente del gobierno Suárez en esta crítica coyuntura; las elecciones municipales se celebrarán dentro de seis meses, y es ahí, más que en ningún otro momento, donde nos jugaremos nuestro futuro.

Por eso, me tomo la libertad, con todo respeto, de someter a tu generosa consideración la posibilidad de donar la cantidad de 10.000.000 (de dólares) como tu conribución personal al fortalecimiento de la monarquía española.

En el caso de que mi petición merezca tu aprobación, me tomo la libertad de recomendar una visita a Teherán de mi amigo Alexis Marda, quien seguirá tus instrucciones.

Con todo mi respeto y amistad. Tu hermano. Juan Carlos”.

Alexis Mardas era un intermediario amigo de Constantino de Grecia. Una carta similar fue remitida a Arabia Saudí y a otras petromonarquías del Golfo. Una asquerosa indignidad nacional perpetrada por el corrupto Borbón.

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