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Ángela Merkel quiere abrir Europa al totalitarismo islamista de Erdogan

Redacción




Enrique de Diego

El mundo se ha salido de sus goznes y gira desquiciado, con unos dirigentes que parecen empeñados en destruir a las sociedades a las que gobiernan, conduciéndolas al suicidio colectivo. El caso más flagrante es el de Ángela Merkel, que está abriendo Europa al totalitarismo islamista de Erdogan.

Erdogan ha situado a los kurdos, aliados de USA, como el enemigo

El principal apoyo a Recep Tayyip Erdogan para revalidar la mayoría absoluta, perdida meses antes, fue la primera ministra alemana que se presentó a dar el espaldarazo a Erdogan, y a su partido integrista AKP, el 19 de octubre de 2015, en vísperas de que los turcos acudieran a las urnas, el 1 de noviembre. Erdogan había seguido una estrategia de polarización, tanto frente a la inestabilidad de las posibles coaliciones electorales de los partidos de oposición, como a los kurdos, situando al PKK –y no al Estado Islámico, al que Turquía ha estado armando y apoya de hecho- como el enemigo a batir. Para ello, y con la silente aquiescencia de la OTAN, se ha dedicado a bombardear a los kurdos, que eran quienes más eficaces se mostraban en la lucha contra el ISIS, y que se supone que son aliados de Estados Unidos en esa lucha.

Merkel ofrece libre circulación por Europa a los turcos

Pero, sobre todo, Erdogan –el viejo partenaire de Zapatero en aquello tan delirante de la alianza de civilizaciones- contó con el entregado apoyo de Merkel, quien en una visita relámpago, se comprometió –la señora de Europa- a acelerar el ingreso de Turquía en la Unión Europea, de forma que este año se abra el capítulo 17, relativo a la economía (el 45% de la población activa turca trabaja en la agricultura y la inflación supera los dos dígitos, con una elevada deuda pública), y el próximo, los 23 y 24, relativos a justicia, libertades y derechos fundamentales, en todo lo cual la Turquía de Erdogan es un auténtico desastre sin paliativos. Más allá aún, una alucinada y desesperada Ángela Merkel prometió acelerar la liberalización de visados Schengen para los ciudadanos de Turquía; es decir, la libre circulación de los turcos por Europa. Una población de 76 millones.

La Turquía de Erdogan, todo lo contrario a los “valores” de la UE

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Un total de 68 ciudadanos turcos han sido encausados por proferir insultos contra Erdogan; del tipo, por ejemplo, de un psiquiatra que ha dicho que el presidente tiene un complejo narcisista. Se pide años de cárcel para dos preadolescentes de 12 y 13 años que arrancaron un cartel electoral del sultán. Dos televisiones y dos diarios fueron cerrados en plena campaña electoral, por su actitud crítica contra el APK. Los estándares de libertad de expresión son menores que los de Zimbabwe. Durante la visita de Merkel, cien intelectuales y académicos turcos hicieron público un comunicado advirtiendo a la alemana de que estaba apoyando “a un Gobierno que viola los más importantes valores de la Unión Europea”. Por ejemplo, aunque el 96% de los turcos son musulmanes, de los cuales el 70% sunitas, con otro 25% de alevis y el 3% de imamitas, y minorías del 4,7 de cristianos y judíos, en las escuelas es obligatoria, a todos, la enseñanza del sunismo.

Erdogan no puede reformar la Constitución para dotarse de plenos poderes

Intensificando su integrismo, elevando el nivel de la represión, mostrándose con claridad como mentor del ISIS bombardeando a los kurdos, al tiempo Erdogan pudo mostrarse como el hombre respaldado por la política más influyente de la decadente Europa actual. De esa manera, el AKP de Erdogan consiguió obtener el 49,1% de los votos y 314 escaños, entrando en el electorado de los islamonacionalistas del MHP, que bajó a 42 escaños; superando el AKP al Partido Popular Republicano (CHP), con 137 escaños. Con todo, Erdogan no consiguió otro de sus objetivos importantes: dejar a los kurdos sin representación, haciéndoles bajar del 10%. El Partido Democrático de los Pueblos (HDP) cosechó el 10,33% de los votos y 57 escaños; la tercera fuerza política. Erdogan no puede reformar la Constitución, para lo que precisa los dos tercios de los escaños (550), a fin de dotarse de amplios, de plenos poderes. Los que ya viene ejerciendo de facto.

En plena campaña electoral del partido respaldado por Merkel, un diputado del AKP mostró su simpatía por Al Qaeda, y fueron frecuentes los anuncios explícitos de ajustar las cuentas a los opositores y a los periodistas críticos, después de las elecciones. En realidad, los cien intelectuales y académicos del manifiesto se quedaron cortos: la Turquía de Erdogan –en la que el laicismo de Ataturk es un vago recuerdo- es enemiga de todo lo que ha significado Europa, empezando por el cristianismo y pasando por los derechos de la persona. Y más bien lo que habría que hacer es expulsarla de la OTAN. Turquía ha sido la principal suministradora, por encima incluso de los Estados Unidos, de armas al ISIS y al Frente Al Nusra. Todos los ataques a Kobane y a Alepo han partido de Turquía; han tenido en Turquía su retaguardia y su lanzadera.

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Ángela Merkel oscila entre la euforia de la ingeniería social y el pánico

Desvaría gravemente Merkel, quien también anunció su respaldo a una ayuda suplementaria a Turquía de 3.000 millones; es una política que oscila, espasmódica, entre la euforia del “lo vamos a lograr”, y referencias a un cambio de Alemania por la vía de los refugiados, que conlleva, a medio plazo, su degeneración en república islámica (Pegida lleva toda la razón), y el pánico: 164.000 ‘refugiados’ entraron en septiembre de 2015 Alemania –quien realizó un imprudente efecto llamada: acogería a todos, no devolvería a ninguno a la nación por la que habían entrado-. El Bild calcula que a lo largo del año serán 1,5 millones. Hay pueblos de Alemania de 100 habitantes, que han pasado a tener 750 refugiados, y cuya fisonomía ha cambiado por completo.

Sumisión contra libertad de expresión

La sumisión de Ángela Merkel al integrista Erdogan ha llegado hasta el punto de poner en entredicho la libertad de expresión, como adelanto de lo que sería una Alemania bajo el dictado integrista. Las bromas del humorista estrella de la televisión alemana contra Erdogan tuvieron la reacción esperable de que éste exigiera que Merkel –la fiscalía- lo llevara a los tribunales. Lo que no era esperable es que Merkel acatara los dictados de quien ha pasado a ser su amo. No es extraño que los alemanes vuelvan su mirada hacia Alternativa por Alemania, que en enero dio la sorpresa en las elecciones en tres länder, situándose en el 25% de los votos, y la segunda posición, en Sajonia.