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Crónica de Benizar: la revolución de un pueblo para El Pueblo

Redacción




Davod Martín,

Hace bien poco, el día 20 de mayo de 2023, algo ha ocurrido en tierras remotas. Una ola con epicentro en Benizar ha sacudido no solo el terreno político, sino la conciencia de la ciudadanía aletargada en el desánimo y la confusión. Las ondas sísmicas están por llegar a la masa, pero la sacudida que mis ojos han podido ver es de tal calado que los sismógrafos más cercanos quedaron sobrepasados.

Hablo de una acción prepolítica en busca de la unidad del pueblo español contra aquellos que les dominan, de forma que han reunido en una pedanía de Murcia (Benizar) a miles de gentes de toda España, de toda condición social, de toda ideología, de toda edad. Y esta clase de terremoto no viene siendo habitual; el de la unidad de gente que piensa distinto y se organiza civilmente para promover una acción unitaria basada en la desobediencia civil, a través de la abstención electoral como un primer paso, para el derrocamiento de un régimen político que defiende sus propios intereses después. En definitiva para la conquista de la libertad de todo un pueblo como el español, que se reconoce por primera vez ante la ausencia del control político a sus gobernantes.

Asistentes al acto de Benuzar.

Y es que uno solo existe cuando es consciente de existir, un esclavo no puede dejar de serlo salvo que reconozca antes su propia naturaleza como hombre libre, y una sociedad tiene la oportunidad de romper sus cadenas únicamente cuando toma conciencia de su existencia. Sí queridos lectores, en Benizar miles de personas han visto las cadenas, y las han hecho visibles para el resto de sus conciudadanos, sean de donde sean y piensen lo que piensen.

Decía Henry David Thoreau en Desobediencia Civil: “Todos los hombres reconocen el derecho a la revolución, es decir, el derecho a negar su lealtad y a oponerse al gobierno cuando su tiranía o su ineficiencia sean desmesuradas e insoportables”.

Desobediencia Civil es el camino elegido para acabar con lo ilegitimo por este grupo prevalente de ciudadanos, de forma que las ideas que se promovieron en esa pedanía puedan viajar hasta la consciencia colectiva de la ciudadanía española, para después transformarse en acción puramente política surgida desde el ámbito civil. Y esas ideas son de un sentido común que está casi perdido, de una sencillez instintiva para el que mantiene aún la capacidad del pensamiento.

Rubén Gisbert dirigiéndose a la multitud congregada en Benizar.

Se expuso con meridiana claridad que en España no hay Democracia sino una Oligarquía política que controla el poder estatal a través de los líderes de los partidos políticos; que no hay separación de poderes y surge la tiranía electiva donde el gobernante de turno puede hacer lo que quiere sin encontrar freno a su voluntad; que nadie elige al votar sino que se refrenda un reparto en el que daría igual la cantidad de gente que vote, pues de la votación se obtiene como producto un reparto sin contraprestación ni responsabilidad.

Para resolverlo, de forma igualmente clara se expuso la necesidad de deslegitimar al régimen actual mediante una abstención masiva y la posterior movilización en las calles. Las necesidades de la ciudadanía deberían ser vehiculadas instaurando el primer sistema democrático en occidente con la separación de poderes garantizada mediante votaciones separadas al poder legislativo, ejecutivo y judicial. Así mismo se alzó la elección directa de representantes y no por listas de partido, de forma que además se garantice su obediencia a los electores a través de la capacidad de revocación.

Tras haber visto de cerca a todos esos ciudadanos ilusionados y convencidos, enarbolando la bandera de la unidad y la verdad, este que escribe queda igualmente ilusionado y convencido. Oiremos mucho más del movimiento abstencionario y de la asociación civil que promovió el acto (Junta Democrática) en el futuro con toda seguridad.

Estando allí, en Benizar, junto a lo que podía percibirse de principio a fin como unidad más allá de las ideologías que interesadamente nos separan, venía a mi mente aquella cita que leí a Maquiavelo en su libro El Principe: “En algunos lugares alimentaban las diferencias entre sus súbditos, para poseerlos más fácilmente. […] Los venecianos, movidos […] por las razones mencionadas, alimentaban a las sectas de los güelfos y gibelinos […] alimentaban entre ellas rencillas, a fin de que, ocupados los ciudadanos en sus diferencias, no se unieran contra ellos”

Como las letras en ocasiones son escurridizas, me despido facilitándoles el discurso final que aconteció como final del acto y que tuvo la capacidad de erizarme la piel, de darme una nueva esperanza, de ver como el pueblo unido puede revolucionar el régimen político al cual se ve subyugado. Todos somos capaces de percibir cómo la división social invertebra e incapacita a la comunidad política, es algo que todo el mundo entiende. Lo que algunos no esperábamos es que después de la propaganda y consignas políticas que nos irradian de forma continuada, quedase aún la sustancia de unidad para que un pueblo tome las riendas de su propio destino en libertad.

Vecino, guardo mi voto hasta la instauración de la Democracia. 

Será entonces cuando el voto vehicule mis necesidades y en su ejercicio esté contenido el control junto a mis conciudadanos de mis gobernantes, de elegir a personas con nombre y apellidos que tengan que rendirnos responsabilidades.