Luis Bru.
Bulo es «noticia falsa propalada con algún fin». Verificador, es el que verifica, «comprobar o examinar la verdad de algo». La verdad es que Ana Pastor es cualquier cosa menos Newtral. Ha establecido un acuerdo con Facebook que le reporta importantes beneficios. Y eso le permite imponer la censura respecto a cualquier cosa que se desvíe del discurso oficial y presuntamente hegemónico, que cada día lo es menos. Nada ofende más que una dictadura cultural.
Bulos ha existido siempre. Son inevitables. Sobre métodos curativos del coronavirus o similares, que según el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska. No será para tanto. Alarma social genera el que no existan ni mascarillas o que a los muertos no se les contabilice si no se les ha hecho el test o que tu padre aparezca fallecido e incinerado en otra provincia. Eso sí produce alarma social y de la gorda. Los bulos aparecen cuando falta información veraz. Cuando hay una pandemia es lógico que surjan.
La defensa de la libertad de expresión democrática más genuina indica que es el mercado, es decir la opinión pública la que discrimina. Muchas cosas que parecen hoy bulo son mañana verdad. Y de cualquier forma los bulos desaparecen porque tienen las patas muy cortas.
Facebook se ha metido en el berenjenal de acabar con las fake news y da la impresión de que trata de imponer, al menos en España, los criterios de la izquierda a la trágala. No le va a salir gratis. Ha generado un orwelliano Ministerio de la Verdad y Newtral se dedica a lo que el común conoce como la censura. Ana Pastor es la persona más indicada para ejercer de censora. Podrás haber verificadores que dieran consejos, pero aquí tienen mando en plaza. MarkZuckerberg hizo muy mala elección, aún siendo discutible el sistema, porque la gente interpreta las redes sociales como un terreno libre, de las que es copropietario ya que en ellas vuelca su capacidad intelectual. Algo así como la telefonía y en último término debe ser un juez el que dictamine cuando existen injurias y calumnias, y no cuando es verdad algo. Su verdad.
Facebook ha entregado la capacidad de decir lo qué es verdad a la Sexta, concretamente a dos empresas: Maldita.es: Es una web de fast checking o chequeo de noticias de las primeras fundada en España. Se declara sin ánimo de lucro y sus fundadores son Julio Montes y Clara Jiménez Cruz. Jiménez ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en laSexta: servicios informativos, Debate Al Rojo Vivo, laSexta Columna o laSexta Noche… Montes ha trabajado más de diez años en laSexta, donde empezó en los servicios informativos. Dejó la cadena para dedicarse por entero a Maldita.es. Y Newtral: Fundada por la periodista de laSexta AnaPastor -es su única accionista-. En su web se destaca que «ninguna otra persona, compañía u organización empresarial forma parte de su accionariado».
Podía haber elegido una mayor pluralidad. Además en ocasiones cometen fallos garrafales. Por ejemplo, el vídeo de la RAI de 2015 informado de la existencia de un coronavirus con el que los científicos chinos investigaban y que habían conseguido infectar a humanos lo situó como un bulo. Pero es vídeo existe y en el momento actual retoma todo el sentido a la vista de la pandemia y de los efectos sobre el sistema respiratorio que era los que describía el prestigioso programa de la RAI: fibrosis pulmonar. Ese calificativo es una soberana estupidez de fuerte carga ideológica.
El ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha confirmado que el Gobierno está implantando una monitorización de las redes sociales «con el fin de comprobar algunos discursos que pueden ser peligrosos o delictivos», así como con las «campañas de desinformación». «Son las propias plataformas, siguiendo sus protocolos de actuación, las que acuerdan la retirada, no es el Gobierno, ni el Ministerio del Interior ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad». Es decir, son las propias plataformas las que imponen la censura y colaboran con el Ministerio en su dudosa labor.
Como llueve sobre mojado, Vox ha instado a sus seguidores en redes sociales, con notable éxito, a dejar Whatsapp y comenzar a utilizar Telegram, «donde encontrarás todo tipo de canales que defienden a España sin censura». «En Telegram podrás reenviar los mensajes a tus amigos al igual que lo hacías en Whatsapp antes de que aplicaran la censura», ha afirmado Vox, haciendo referencia al comunicado de Whatsapp en el que limitaba el número de personas a las que reenviar un mensaje para frenar la propagación de bulos y combatir la desinformación sobre el coronavirus. Las cuentas de Vox están invitando a sus seguidores a que migren a Telegram ante las limitaciones de «difundir libremente a nuestros amigos y familiares los mensajes, imágenes, audios y vídeos con contenido político y crítico al Gobierno».
Según la empresa «cuando un mensaje se ha compartido cinco veces, solo es posible reenviarlo a un chat a la vez. Este límite se aplica automáticamente y no tiene ninguna relación con el contenido del mensaje, que WhatsApp no ve, ni modera ni censura, porque todos los mensajes y llamadas en WhatsApp están protegidos con cifrado de extremo a extremo (…). El nuevo límite de reenvío no está relacionado de ninguna manera con las organizaciones de verificación de hechos o con la ‘censura’, y cualquier sugerencia en contra es 100% falsa».
Pero lo cierto es que Vox ha demostrado una vez más su capacidad de convocatoria con un grupo que aumenta continuamente y ya cuenta con 43.000 seguidores y que ha puesto de los nervios a algunos medios de izquierda.
Volviendo al Ministerio de la Verdad de Ana Pastor-Facebook, la cuestión es si no es bulo ciertamente peligroso haber estado desde La Sexta diciendo que no pasaba nada, que era menos que una gripe, que todo eran alarmismos, que se podía ir a las manifestaciones del 8 M, o que se distribuyen mascarillas, cuando faltan en cantidades ingentes, cuando al personal sanitario se le ha tenido desprotegido, o cuando Mediaset dice que Todo es mentira y Cuatro al día se dedican «a presionar al Gobierno para que lo haga mejor».
Y no sé si se refleja la realidad sacando escenas edificantes de aplausos y gestos solidarios y hurtando el dolor que se está produciendo: los féretros, los autónomos esquilmados, todos los que han perdido su trabajo o su comercio. Eso sí son bulos y fake news y no las que señalan los «verificadores» de la nueva inquisición.