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Carta a Álvarez Espejo: Un soldado debe dar su vida por España

Redacción




Álvarez Espejo, en su despedida. /Foto: lavanguardia.com.
Álvarez Espejo, en su despedida. /Foto: lavanguardia.com.

Enrique de Diego

Ricardo Álvarez Espejo, al que apeo de su tratamiento militar pues es completamente indigno de él, en su acto de despedida castrense en Cataluña ha demostrado que tras una larga carrera cobrando de los españoles nunca ha sido soldado ni ha estado dispuesto nunca a cumplir con el sagrado juramento a la bandera. En otros tiempos sería borrado su nombre de la faz de la tierra y juzgado por alta traición. Por lo menos, debería devolver el dinero que ha sangrado a los españoles.

El indigno Álvarez Espejo ha abogado por la “neutralidad del Ejército” ante la intentona secesionista liderada por la Generalitat, porque “al final la situación se va a arreglar y va a haber un entendimiento para todos”. Sucio escapismo revestido de buenismo.

No, ante la unidad de España, ante su integridad territorial, ningún soldado –y usted, cobarde, no lo es- puede ni debe ser neutral. Ante la unidad de la Patria, un soldado de España está obligado a derramar hasta la última gota de su sangre. Es lo que ha jurado y es lo que debe cumplir. Es su sagrado deber.

La nación está antes que la Constitución, hay Constitución porque hay nación preexistente y nadie puede separarse, no hay soberanía en las partes y, como establece el artículo 8 de la Constitución, es misión del Ejército defender la integridad territorial de España y esa integridad incluye el territorio de la amada Cataluña.

¿Qué neutralidad, traidor, ante el honor de España? Los soldados de España no van a recoger la Bandera -¡invoco la sagrada memoria de Prim y los voluntarios catalanes en Castillejos!- y se van a ir de Cataluña con el rabo entre las piernas, como una pandilla de cobardes mercenarios, porque, en ese caso, habría que disolver ese Ejército de cobardes y traidores y exigirles el reintegro de las soldadas percibidas.

El artículo 8, pues ya no se habla de Patria sino sólo de Ley, es claro: si el Gobierno traicionara, si el monarca traicionara, el Ejército tendría que defender la sagrada unidad de la Patria contra todos, si fuera necesario. Esa es su misión, ese es su sentido, ese es su honor.

¿Neutralidad? Neutrales los indignos cobardes como tú, Álvarez Espejo, los que no han merecido nunca llevar el uniforme de los soldados de España.