Enrique de Diego.
Votaré en las elecciones europeas del 6 de mayo a Vox y lo haré contra Vox. No como el mal menor, sino como un voto táctico buscan el bien mayor.
Ese partido es una escombrera pertinaz, una pocilga en la que chapotean, sin pegar un palo al agua, desde Santiago Abascal al último de los cargos, cargillos y carguetes que están a lo que están, a llevárselo crudo a casa, con cargo al contribuyente. Es un cinismo de la casta parasitaria en la que su oposición a la agenda 2030 es básicamente retórica y huera pues no denuncian las fumigaciones asesinas o chemtrails con las que están provocando una sequía aterradora.
En el primer ataque globalista con el bioterrorismo de las timo vacunas empezaron histéricamente exigiendo a Pedro Sánchez que las trajera cuanto antes. La postura vacunazi horrible y tremenda no sólo fue representado por Juan Luis Steegmann, fuertemente financiado por las farmacéuticas, sino por todo el partido, también por Jorge Buixadé. previsto cabeza de lista a las europeas. Me consta que los escasos dirigentes que tuvieron la valentía y el criterio propio de oponerse al horrible genocidio sufrieron persecución y se vieron obligados a abandonar esa escombrera. Es una asquerosa oficina de colocación, trufada de presuntos casos corrupción.
De todas estas fechorías, tendrán que dar cuenta sus cargos, carguillos y carguetes y responder por sus horribles actos.
Pero el 9 de mayo no tienen lugar ningunas elecciones en clave nacional, en las que hay que abstenerse, sino unas elecciones europeas en las que se presenta Vox pero se presentan partidos como Alternativa por Alemania o el PVV de Geert Wilders o el partido de Marine Le Pen y la Liga italiana y demás partidos de la extrema derecha europea (no hay que tener miedo a las descalificaciones de los nauseabundos woke) con los que después Vox va a formar grupo parlamentario. Y a todos esos partidos me gustaría enormemente votarles y esa es la razón fundamental por la que votaré a Vox y pido a todos los lectores de Rambla Libre y a mis seguidores de Twitter que me secunden y voten a Vox, sin taparse las narices, sino conscientes del hedor que desprende, idéntico a todos los partidos del sistema de casta parasitaria.
En las elecciones europeas se deciden el fatal Pacto Verde, por el que se determina la extinción del sector primario, y con él de toda la población española; Pacto Verde en el que han coincidido socialdemócratas degenerados, conservadores depravados y verdes irracionales, ecologetas; la Ley de Servicios Digitales, que quiere imponer la censura en internet; y se va a ver las fronteras porosas por donde se cuelan en manada todos los grupos mascota de los imbéciles woke. Y esa tendencia debe ser revertida devolviendo en masa a sus lugares de origen a esas levas para tranquilidad de toda la población, especialmente de las mujeres.
Esas son las cuestiones que se dirimen en las elecciones europeas y ante las que hay que promover un gran movimiento nacional a favor de Vox, que es a favor de Alternativa para Alemania y del partido de Marina Le Pen, y toda la extrema derecha europea, sí la extrema derecha, ¿y qué? Europa se juega el todo por el todo en esta penúltima batalla, decisiva, quizás la última, en la que Vox tiene que sacar más votos que las escorias de PP y PSOE juntos, y de toda la patulea de putrefactos separatistas.