Luis Bru.
Todas las alarmas se han encendido en Juan Espandiu, la sede de Libertad Digital SA. A la mala situación financiera, ocultada a duras penas por los “tejemanejes contables” de las deudas de las otras empresas fantasmas del holding, la quiebra de las expectativas publicitarias por la derrota de Alberto Núñez Feijoó, se une la preocupación por la delicada salud de Federico Jiménez Losantos, quien ha llegado a hacerse eco de sus problemas físicos en antena.
Esas alarmas encendidas en las dos redacciones del Grupo, Es Radio y Libertad Digital, se deben a la difícil sustitución de Federico Jiménez Losantos al mando de “su radio”, por la peculiar forma del comunicador. De cualquier forma, Losantos, con 71 años para 72 que cumplirá el 13 de septiembre, ya no es un chaval y su óbito puede producirse en cualquier momento por muerte súbita o repentinitis al haberse inoculado el veneno de muerte, hecho del que hizo propaganda.
En cuanto a la sucesión de Federico, dentro de Libertad Digital se piensa que Carlos Cuesta puede ser su sucesor en las mañanas. Tampoco es que tengan mucho donde elegir.
Esto entra dentro de la rumorología pero no se descarta que, antes o después, la tarde o la noche la coja el hijo mayor de Federico, que se está curtiendo con colaboraciones en diferentes medios. Le hemos podido escuchar algún día en Onda Cero y no lo hace mal. Eso sí, no tiene nada que ver con el padre en cuanto a estilo ante el micrófono.
El temor dentro de LD es lo que pasará el día en que Federico se retire o fallezca. Es imposible sustituirle.