Mark Gilman.
Las escuelas estadounidenses gastan una media de 19,380 dólares por alumno, la segunda tasa más alta por estudiante (una vez ajustada a los valores de la moneda local) entre otras 37 naciones desarrolladas, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Según un nuevo informe de la Iniciativa de Datos sobre Educación, más del 3.5 por ciento del dinero de los contribuyentes financia actualmente la educación pública. Pero, ¿se está traduciendo ese dinero en mejores resultados en los exámenes?
Según un informe de Business Insider en 2018, la clasificación mundial más reciente disponible, Estados Unidos ocupaba el puesto 38 en matemáticas y el 24 en ciencias a nivel mundial, y eso fue antes de que la pandemia hiciera tambalear los resultados de los exámenes del país.
Sin embargo, muchas ciudades de Estados Unidos han aprendido que tirar el dinero en la educación no conduce necesariamente a mejores resultados en los exámenes. Por ejemplo, el gasto de la ciudad de Nueva York en educación pública ha aumentado un 33 por ciento, hasta 26,571 dólares por alumno, desde 2016, lo que la convierte en la más cara del país. Mientras tanto, las inscripciones disminuyeron en 33,000 el año pasado y, según un informe de políticas de la Comisión de Presupuesto Ciudadano, 120,000 estudiantes y familias han abandonado las escuelas de la ciudad en los últimos cinco años.
A pesar del considerable desembolso fiscal de la ciudad para la educación pública, según el New York Post, los resultados de los exámenes estandarizados del estado se hundieron o se mantuvieron planos el curso pasado tras el cierre de aulas COVID-19. Por ejemplo, el número de alumnos de tercero a octavo curso competentes en matemáticas descendió casi ocho puntos, del 45.6 por ciento de los estudiantes al 38 por ciento. El índice de aprobados en el examen de lengua y literatura inglesas subió un poco, del 47 por ciento de alumnos competentes en 2019 al 49 por ciento, aunque se produjo un descenso considerable en el dominio entre los alumnos de tercero y cuarto.
“En los últimos 40 años, hemos más que triplicado la cantidad por alumno [a nivel nacional] ajustada a la inflación. Estamos inyectando dinero en un sistema que no funciona”, declaró a The Epoch Times Jim Blew, cofundador del Instituto de Defensa de la Libertad. “Es un tema delicado porque sabemos que las escuelas de elección, tanto privadas como concertadas, cuando reciben más dinero, mejoran. No es que el dinero no sea un factor importante, es que se utiliza de una manera que no tiene efecto en los resultados”.
Los estudiantes de Nueva York pueden acceder a una forma limitada de elección de escuela asistiendo a una de las 360 escuelas concertadas del estado que actualmente se financian con fondos públicos y atienden aproximadamente al 13 por ciento de los estudiantes de las escuelas públicas de la ciudad de Nueva York.
La Dra. Molly Macek, directora de Política Educativa del centro de estudios Mackinac Centro de Políticas Públicas, con sede en Michigan, afirma que el mayor problema de la financiación de la escuela pública es que, aunque la mayoría de los centros saben que necesitan mejorar su rendimiento, más ideas o dinero financiarán una solución. “Necesitan soluciones inmediatas. Es injusto para los niños hacerles esperar a que los mayores aprendan a gestionar sus escuelas”. Zonas urbanas como Detroit serían un buen ejemplo de las que más se beneficiarían de subsidios o créditos fiscales.”
Las escuelas públicas de Detroit tienen una media de dominio de las matemáticas del 10 por ciento, frente a la media estatal del 35 por ciento, y una media de dominio de la lectura del 21 por ciento (16 por ciento en secundaria), frente a la media estatal del 48 por ciento. Solo el 18 por ciento de los alumnos de primaria alcanzaron o superaron el nivel de competencia en lectura, mientras que solo el 13 por ciento alcanzó o superó ese nivel en matemáticas. Asimismo, el 16 por ciento de los alumnos de secundaria se examinaron en el nivel competente o por encima de él en lectura, el 11 por ciento se examinaron en ese nivel o por encima de él en matemáticas, y solo el 7 por ciento de los alumnos de secundaria de Detroit se examinaron por encima de ese nivel.
Pero Macek añadió que a veces, como en el caso de las escuelas públicas de Detroit, el problema no es necesariamente cuánto se gasta por alumno, sino cómo se gasta el dinero.
“Si se examinan los presupuestos del Estado [de Michigan], se observa que muy pocas asignaciones se destinan directamente al rendimiento de los alumnos. Muchos fondos se destinan a apoyar los edificios y a mejorar las renovaciones, y tienes el programa universal de comidas gratuitas, la ampliación MiLEAP de la programación preescolar y Great Start [Programa de Preparación]”, dijo, refiriéndose al Departamento de Educación Permanente, Avance y Potencial de Michigan (MiLEAP).
El Distrito Comunitario de las Escuelas Públicas de Detroit gasta 15,800 dólares por alumno, con unos ingresos anuales de 775.7 millones de dólares. De ese dinero, sólo 7.5 millones se gastan en instrucción y el resto en servicios de apoyo y “otros gastos”.
“Los padres simplemente no tienen opciones. Por eso es tan importante la elección de escuela. Donde realmente se me parte el corazón es por las familias que no tienen elección. Están atrapadas en esas escuelas. Eso tiene consecuencias para toda la vida”, dijo Blew, quien añadió que el problema de la asignación de fondos no son los salarios de los profesores, sino el exceso de personal y la falta de previsión del gobierno.
“Nuestros dirigentes políticos tienen que decir: escuchamos al público y tenemos que hacer las cosas de otra manera. Los sueldos de los profesores se mantienen básicamente a la par de la inflación y la proporción de profesores por niño está mejorando. Pero una de las cosas que ha ocurrido es que ha habido una explosión de personal escolar sindicado”.