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Carta del Editor: La Santísima Virgen María, llena de gracia y Corredentora, contra el modernista Bergoglio

Redacción




Enrique de Diego.

En su deliciosa, e ilustrativa, obra «La esfera y la Cruz», el gran Gilbert K Chesterton comienza con la escena de un viejo anticlerical que tiene una tienda de libros y objetos antirreligiosos ante la que se para un católico de uno de esos pueblos de Escocia reductos del catolicismo que no puede más al ver una ofensa a la Santísima Virgen María y con su bastón rompe el escaparte. El viejo anticlerical se alegra porque entiende que alguien le toma en serio y empieza hay una trepidante acción.

Pues así, como el escocés, me siento yo ante la secta bergogliana dispuesto a limpiar de tanta asquerosa inmundicia y de tanta escoria el Vaticano. Resulta que un mindundi con el hábito franciscano se le ha ocurrido decir que la Señora de todos los Pueblos, que un día era María, que a la Virgen con su sumisión -Fiat, hágase en mi según tu palabra, he aquí la esclava del Señor- ya no vende en este desquiciado mundo tan alocado y feminista, ahora resulta que la Virgen hay que modernizarla.

Conviene que los católicos se vayan enterando de lo que se cuece por arriba en la secta bergogliana, porque no he citado el nombre para no cagarme en su santa madre, que no tiene la culpa de haber dado a luz a un hijo tan degenerado. Pues a ese en vez de ponerle de patitas en la calle como el modernista, Bergoglio le ha puesto al frente de quienes tienen que validar las Apariciones Marianas, a ese valiente mameluco es quien tiene que ver si a la Señora de todos los pueblos, Corredentora, Mediadora de todas las Gracias y Abogada, si es verdad qué se aparece. Estos heresiarcas se pasan cien pueblos. Menos mal que la Virgen en Medjugorje ha dicho que son las últimas.

Pero el peor de todos es Bergoglio, el infame modernista. Leo en Infovaticana que ha declarado que «la Revelación de Jesucristo no cambia, el dogma de la Iglesia no cambia, pero crece y desarrolla». El título tira para atrás y no me quedan ganas de leer el resto. ¡Mentecato, cojón del anticristo, cómo te atreves a tomarnos por tontos y hacer una burda y asquerosa manipulación! ¿Te crees que vamos a comprar tus patentes chorradas? Si la Revelación de Jesucristo no cambia ni cambia el dogma de la Iglesia, ¿a qué viene eso de que crece y se desarrolla? Vade retro, modernista de mil demonios, pecador empedernido, que lo tuyo no tiene perdón de Dios, pues estás excomulgado latae sententiae y has cometido el pecado contra el Espíritu Santo; qué todos los de la secta bergogliana sois patéticos y os vais a quedar más solos que la una con vuestro Sínodo de la Sinoladidad.

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Mi libro «Bergoglio, el cojón del anticristo» que, gracias a Dios se ha puesto el primero toda una semana en Amazon, y ahora está en los primeros puestos, y cuando se lea va a empezar el boca oreja y a recomendarse y a arrasar, se podría haber también titulado «La Santa Virgen María contra el infame modernista Jorge Bergoglio», porque en todas sus Apariciones arremete contra él con claridad.

Empezando por San Esteban de Garabandal con el famoso mensaje de que «muchos sacerdotes, obispos y cardenales van por el camino de la perdición y llevan muchas almas detrás» y sólo le falta señalar a la «mafia de San Galo», pasando por Akita, Japón: «la obra del demonio infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que se verán cardenales contra cardenales, obispos contra obispos. Los sacerdotes que me veneran serán despreciados y encontrarán oposición de sus compañeros» y «la Iglesia estará llena de aquellos que buscan componendas», sólo le falta señalar al Bergoglio de los cojones, que se presta a todas las componendas globalistas hasta la timo vacunación describiéndola como «acto de amor», so gilipollas. En Khibeo, Ruanda, también la Madre del Verbo execra la apostasía de los clérigos y las almas consagradas. En Civitavechia nos advierte de que «satanás quiere destruir la Iglesia, ¡no lo permitáis!». Y más claro, agua: «En Roma las tinieblas están bajando cada vez más sobre la Roca que mi Hijo Jesús os ha dejado para edificar, educar y formar espiritualmente a sus hijos». Y tú, baboso, ni edificas, ni educas, y sí deformas. El vidente Gregori declara que «muchos pastores podrían haber traicionado su vocación, incluso con graves escándalos, y que la Iglesia habría conocido una nueva gran apostasía». O como acaba de decir en Medjugorje: «El modernismo trata de impediros la alegría de la oración y del encuentro con Jesús». Y el modernismo eres tú, pazguato Bergoglio. La llevas clara Bergoglio, cojón del anticristo, moco de satán, tú contra la Virgen no puedes nada, ni a tocarle el calcañar.

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Y tú Madre, gracias por ser tan hermosa, de incomparable belleza como te vio Santa Bernadette Soubirous  en Lourdes, las tres jóvenes en Kibeho, Ruanda, los seis adolescentes en Medjugorje, Herzegovina, e Ida Peederman en Amsterdam, donde la pediste, y lo cumpliremos, cuando haya pasado la pésima noche en la malísima posada de Bergoglio, que se declare el quinto dogma mariano, que eres Corredentora, Abogada y Medianera de todas las Gracias.

Mil gracias por decir que «mi alma glorifica al Señor. y mi espíritu está transportado de gozo en el Dios salvador mío, porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava; por tanto, ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones. Porque ha hecho en mí cosas grandes aquel que es Todopoderoso, cuyo nombre es santo. Y cuya misericordia se derrama de generación en generación sobre los que le temen. Hizo alarde del poder de su brazo: deshizo las miras del corazón de los soberbios. Derribó del solio a los poderosos y ensalzó a los humildes: colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos los despidió vacíos. Acordándose de su misericordia, acogió a Israel su siervo: según la promesa que hiso a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia por los siglos de los siglos». ¡Oh, María, sin pecado concebida, rogad por nosotros que recurrimos a Vos».