Luis Bru.
Los resultados, que han resultado más parejos al CID que a GAD3 del insufrible Narciso Michavila, cantan un poco a pucherazo. Si se tiene en cuenta que las elecciones municipales y autonómicas pagaron casi todos los barones los pecados de Pedro Sánchez, esas elecciones han resultado unas primarias harto curiosas, porque han provocado la movilización del electorado socialista aterrado ante la perspectiva de un pacto del PP con Vox. Esa es la lectura oficial, pero si atenemos a las pruebas bien fundadas de Guillermo Rocafort ha habido pucherazo en el voto exterior, pero si ningún partido protesta será poco más que un brindis al sol.
Los resultados electorales pintan un panorama ingobernable de una España rota las costutas con dos genocidas compulsivos, que en vez de encarar un juicio sumarísimo, han resultado ser los políticos más votados. Por este orden, Alberto Núñez Feijoo y Pedro Sánchez, con más posibilidades de gobernar éste último, que a pesar de llevarse bronca cada vez que pisa la calle ha mejorado resultados y ha obtenido 2 escaños más. Un buen tema para Cuarto Milenio.
Alberto Núñez Feijoo tenía su oportunidad y la he perdido, el vacunazi; pero pretende abrir el diálogo para intentar formar gobierno, cosa que es metafísicamente imposible aún contando. algo altamente improbable, con el PNV y con Vox. Pedro Sánchez puede reeditar -le salen los números- el gobierno Frankestein -Yolanda Díaz lo da por supuesto- en una posición de manifiesta debilidad, con tres diputados menos de PSOE y de Podemos, y la posibilidad cierta de que Junts de Puigdemont se suba a la parra y ponga sobre la mesa la autodeterminación y la amnistía, lo que hace saltar hecha añicos la Constitución de 1978. Y que detrás suba las apuestas de todos los nacionalistas y separatistas. Un híbrido entre Frankestein y Drácula. Un Congreso más polarizado y altamente ingobernable.
Las dos posiciones lógicas son o la consideración de que el pueblo se ha equivocado al votar y celebrar nuevas elecciones, entrando en una inestabilidad a la que conduce el endiablado sistema electoral español con la Ley D’Hondt, o salir de la política de bloques de derecha e izquierda y entrar, de bruces, en la realidad de las nuevas pautas globalistas formando una coalición entre partifos proagenda 2030, con el PP, PSOE y con la auiescencia de Podemos.
Dejándole gobernar a Feijoo, que si no se quedaría en una ambición frustada, y dándole una salida a Pedro Sánchez hacia Bruselas, quizás a la presidencia de la Comisión Europea, donde Ursula, la corrupta, tiene que abandonar el puesto en mayo de 2024.
Esta opción que rompería los esquemas de gran cantidad de electores del PSOE y del PP se vendería para no dejar entrar en el terreno de juego a Vox, que cumpliría así su función de coartada del sistema, y para defender la unidad de España de los requerimientos de los separatistas. Y necesitaría tiempo y mucha escenificación de la farsa, mucho debate de investidira fallido y por fin que se destape la olla.
Entonces Vox no tendría otra que romper sus pactos locales y autonómicos con el PP, cosa altamente improbable, casi metafísicamente imposible, en un partido que no es otra cosa que una grpsera oficina de colocación, y tendría que tragar. Mientras todos los partidos de su expectro, la extrema derecha suben en Europa, y gobiernan con Giogia Meloni en Italia, aquí Abascal es abascazo.
Menos mal que nos ha dado la gran satisfacción de que no haya sido elegido Juan Luis Steegmann Olmedillas. ¡Cómo se lo van a explicar a las genocidas, pútridas, corruptas y corruptoas farmacéuticas!