Luis Bru.
Cruz Sánchez de Lara ha subido en el ranking hasta posicionarse como la hembrista con más afán de protagonismo y con menos méritos y atributos del reino animal. Esta pésima abogada que ha tenido que abandonar la profesión porque la profesión le ha abandonado despavorida a ella, y ha hecho carrera genital en el periodismo hasta ser vicepresidente del Consejo de Administración de la cloaca globalista de El Español sin haber escrito un reportaje o una noticia, simplemente por ser la esposa del innombrable, que no tiene ni una idea propia, que ha hecho carrerilla de destrozar vidas, como la de su primer esposo, Juan Carlos Iglesias Toro, y que anda ahora espeluchando a Pedro J y, sobre todo, a sus hijos Tristán y Cósima, que se van a quedar a dos velas, no les van a quedar ni las raspas.
La inefable Cruz, cuyo afán de protagonismo es proteico y superlativo hasta el más patente ridículo, le ha comprado, así comprado, como se los cuento, la ONG a Mercedes Wullich, una argentina ignota que ha hecho su agosto contando el cuento de la abuelita, la idea hembrista de dar el premio a las 100 mujeres más influyentes, que es como dárselo a los cien machorros más influyentes, pedazo de hortera de bolera, y ha organizado un festorro garrulo y mostrenco que ha mancillado el Teatro Real. Los más florido y cutre de la casta parasitaria, que Pedro J, el más pelota, ha devenido un lameculos desde lo de Exuperancia, le gustan mucho, se ha dado cita, por ejemplo, el desastre de Nadia Calviño, la inútil de Reyes Maroto y el terror de Vladimir Putin, Margarita Robles, sin que haya faltado Ana Pastor, la más inútil pepera, que lleva siglos, y se le nota, viviendo del momio, la momia.
Una fiesta despreciable hecha por un digital que acumula cuantiosas pérdidas, y que ha timado a los imbéciles que creyeron en el periodismo «independiente» de Pedro J, el cateto, que les ha costado un pastón, y a la que se ha apuntado el presidente de Antena 3, José Crehueras, el tío más hortera y más romo, que ahí están los resultados de la cutre globalista, estancados y a la Pfizer.
Van a tener que dar muchas explicaciones los reunidos aburridos de su complicidad en el genocidio de las timo vacunas. La fiesta tenía un aire a Eurovisión pero en cutrísimo, con Pedro J perdiendo el oremus y hablando de alfombra roja y lo deslumbrante que estaba la hembrista Cruz. Ditirirambos de la casa, a sueldo. ¡Qué vergüenza! ¡Vaya Cruz!