Según publica Abc, Marco Padovan de 47 años corría cerca del río en Milán cuando de repente se sintió mal y se desplomó en el suelo en una zona aislada e inaccesible. La víctima conocía muy bien la zona, a menudo salía a correr por allí. El primero en rescatarlo fue un piloto de aviones británico que vive en Londres y que estaba en Lombardía: ese día había aprovechado el día libre para ir en bicicleta por el bosque.
El piloto llamó al 112 de inmediato para ayudar a Marco, pero nadie hablaba inglés: «El piloto inglés me dijo que era imposible comunicarse adecuadamente porque quien atendía no hablaba ni una palabra de inglés. Después de unos minutos al teléfono, finalmente alguien se comunicó con él que podía entender su idioma», cuenta Francesco, hermano de Marco, al ‘Corriere della Sera’.
El británico encontró a Padovan en el suelo todavía con el teléfono en la mano, como si en su último atisbo de lucidez estuviera tratando desesperadamente de pedir ayuda. El propio piloto marcó el 112, pero la conversación con el operador duró varios minutos. Quizás mucho más tiempo del necesario. «Hablé con este socorrista improvisado –cuenta Francesco– y me dijo que era imposible comunicarse adecuadamente, porque quien respondía no hablaba ni media palabra de inglés. Intentó hacer algo, dar primeros auxilios, pero su frecuencia cardíaca había pasado de 160 a cero en poco tiempo. Después de unos minutos en el teléfono, alguien finalmente se comunicó con él y entendía su idioma. La ayuda llegó más tarde con un vehículo adecuado para los senderos.
Francesco apunta que Marco murió por causas naturales y que tal vez las cosas no hubieran cambiado si la ayuda hubiera sido más rápida. «Pero me pregunto al respecto y me gustaría entender cómo será en el futuro si le pasara a otra persona. Los operadores que atienden el teléfono deben saber inglés, punto final».
Después del piloto, otros transeúntes se detuvieron para ayudar a la víctima, pero el hermano precisó que aún se desconoce su identidad después de un año. «Nos gustaría volver a encontrarlos, contactarlos, hablar con ellos, agradecerles, pedir la mayor cantidad de detalles posible sobre ese terrible día. Todavía lamentamos estas operaciones de rescate, que en nuestra opinión llegaron un poco tarde», dice Francesco.
Respuesta en 10 segundos
«La llamada al centro único de respuesta -se lee en una nota difundida ayer por Areu, la agencia regional de emergencias-urgencias- llegó a las 14.23 horas del 20 de noviembre del año pasado. El operador contestó en 10 segundos y como el usuario hablaba en inglés, como era de esperar en estos casos, se activó el Servicio de Interpretación Telefónica, que está equipado en cada centro de operaciones de Areu y que permite la contratación inmediata, las 24 horas del día, los 7 días de la semana, de un intérprete de 23 idiomas diferentes, que permanece constantemente en línea con el usuario y el operador durante la gestión de llamadas, traduciendo instantáneamente la conversación en curso».
«35 segundos después de la activación -continúa Areu-, el intérprete de Sit que hablaba inglés se conectó con el operador del 112 y el usuario, luego se transfirió la llamada a la emergencia sanitaria. Con el apoyo del intérprete, se obtuvo las coordenadas GPS de la posición del usuario y se adquirieron las informaciones útiles para gestionar la intervención. La conversación se desarrolló con dificultad tanto por la mala calidad de la señal telefónica como por las características morfológicas del evento, una zona en plena naturaleza con pocas referencias; no había tecnología Aml que envíe automáticamente la ubicación exacta del teléfono que llama. Tras la ubicación y la información reportada por el usuario, se envió al lugar una ambulancia y un vehículo de rescate avanzado con el personal de salud a bordo».