AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Elige la pastilla roja

Redacción




Fran Martos.

Te explicaré por qué estás aquí. Estás porque sabes algo, aunque lo que sabes no lo puedes explicar, pero lo percibes. Ha sido así durante toda tu vida; algo no funciona en el mundo, no sabes lo que es, pero está ahí, como una astilla clavada en tu mente. —Morfeo (Matrix, 1999).

Así empieza una de las escenas más icónicas de la historia del cine. Neo siente que algo está mal con el mundo, pero no sabe lo que es. Si te sientes identificado con esta escena, probablemente es porque esto también ocurre en el mundo real. Existen muchos aspectos extraños de nuestra política que no acaban de encajar o no tienen sentido. Seguro que alguna vez en la vida te has hecho alguna de las siguientes preguntas.

¿Dicen la verdad los medios de comunicación de masas? ¿Puedes participar en política si solo se te permite votar? ¿Tiene sentido votar si no te representa ningún partido? ¿Un partido que vive del sistema político realmente puede cambiar el sistema político? ¿Existe diferencia entre la izquierda y la derecha? ¿Sientes que votar es como hacer un pacto con el diablo? ¿Solo votar es suficiente para que haya democracia? El mundo parece desmoronarse poco a poco a tu alrededor a medida que te haces estas preguntas, y todas tienen una única y sencilla respuesta.

Quizá este es el momento en que decides tomar la pastilla roja y ver hasta donde llega la madriguera del conejo.

En España no hay democracia

 

 

Existen muchas definiciones de democracia, casi tantas como personas en el mundo. Tener una definición propia de democracia es un potente escudo para esconder la verdad de que no hay democracia en España. Sin embargo, todas estas definiciones están de acuerdo en una cosa, y es que los ciudadanos deben tener cierto poder o control sobre la política para que esté sujeta a la voluntad de la mayoría.

 

NO TE LO PIERDAS:   ¡No votes!, libro de Enrique de Diego para promover la ABSTENCIÓN ACTIVA

En España los ciudadanos no tienen poder ni control sobre las cuestiones políticas, no pueden proponer leyes, no pueden aprobar o rechazar leyes, no pueden elegir a representantes solo a partidos políticos, tampoco pueden destituirlos, no pueden asegurar que se imparta justicia en la clase política porque el poder judicial no es independiente, no pueden premiar a los políticos que lo hacen bien ni castigar a los que lo hacen mal.

En definitiva: no pueden, porque no hay poder en los ciudadanos. España es una oligocracia (es decir, unos pocos tienen el poder), concretamente es una partidocracia o sistema de partidos.

 

La maquinaria oligocrática

 

Si España es una oligocracia, ¿por qué no nos hemos dado cuenta antes? No es que nosotros seamos muy estúpidos, es simplemente que ellos, los políticos, son muy poderosos, y conocen a la perfección todos los mecanismos y técnicas para manipular y controlar a la población. El éxito de las oligarquías se sustenta en conseguir hacer creer a los ciudadanos que viven en democracia, por eso se esfuerzan tanto en sobrescribir la realidad. Si te fijas, muchos regímenes totalitarios del mundo se proclaman a sí mismos democracias, repúblicas populares, etc, a pesar de que nosotros nunca los consideraríamos así. Nosotros por desgracia no somos la excepción. Y mientras nosotros creemos en esta mentira, ellos se enriquecen a nuestra costa.

Algunos de los engranajes que conforman esta gran maquinaria que protege al estado son: el sistema educativo mediocre y doctrinario, la corrupción sistémica que hace que los políticos obedezcan a las oligarquías financieras a cambio de dinero y favores, los medios de comunicación masivos que están al servicio de estas esferas, el control de redes sociales a través de la psicología y la mano de obra, la presión social de no ir en contra del pensamiento único, la censura con la excusa de proteger a la población, la falta de cultura y deporte para cultivar la mente y el cuerpo, la intimidación y represión policial y judicial, la limitación de diferentes libertades como la de información, de expresión, de pensamiento, de circulación, derecho a la vida privada, y muchas cosas más.

 

NO TE LO PIERDAS:   Abstención activista contra el diabólico globalismo

¿Alguna solución? La abstención activa

 

Ante esta situación cualquiera se sentiría impotente. Solo somos pequeñas hormigas indefensas y desorganizadas a los ojos de los que nos dictan. ¿Hay algo que podamos hacer?

Si observamos a través de la historia, la acción más efectiva que han ejercido los pueblos para derrocar a sus sistemas políticos es la no participación y la desobediencia. Traducidas a nuestro contexto y situación actual, esto es la abstención activa.

La abstención activa se diferencia de la abstención pasiva en que la segunda es desinteresada  y perezosa, es decir, no vota porque no le interesa la política, mientras que la primera es interesada y proactiva por un cambio político. Dicho de otra forma, los que se abstienen activamente son los que quieren votar, pero solo lo harán cuando haya democracia primero.

La abstención activa es imprescindible para expresar nuestro desacuerdo con el sistema político, deslegitimar a quienes no han sido votados, y al mismo tiempo medir nuestra fuerza. La abstención activa por sí misma no conseguirá la democracia, pero será un primer paso clave de un camino largo, duro y pacífico que llevará a España a la libertad política colectiva, y posteriormente a una democracia formal.

Este humilde artículo solo es la punta del iceberg. Si estás interesado en este tema, te recomiendo buscar más acerca de la abstención activa, la libertad política colectiva, la democracia formal o la república constitucional, así como a sus principales impulsores y divulgadores como Antonio García-Trevijano o Rubén Gisbert.